Las sucesivas devaluaciones le dieron al té de la región la ventaja cambiaria que necesitaba para volver a generar interés en mercados grandes de Europa como Rusia. Jonathan Klimiuk, propietario de una Pyme industrial tealera de la zona Centro, advirtió empero que se cortó el financiamiento para exportaciones y eso impide asumir compromisos con compradores extranjeros y avanzar más rápidamente con la cosecha. La presencia de remanentes de stock de la cosecha pasada baja aun más la demanda de materia prima.
Jonathan Klimiuk, empresario tealero. Radio Libertad
El clima de las últimas semanas, con temperaturas altas, noches cálidas y lluvias frecuentes es ideal para el crecimiento del té. El tipo de cambio es el más favorable de los –por lo menos- últimos diez años para exportar. Cada vez son más los productores que certifican sus plantaciones y con ello pueden abastecer a los mercados más exigentes. Son varios los factores que se conjugan para que el sector tealero esta vez tenga una buena cosecha, sin embargo desde la industria advierten que la total y absoluta falta de crédito en dólares (o en pesos a tasa razonable) orientado a los exportadores opera como un cuello de botella que impide aprovechar los aspectos positivos que presenta el contexto.
Si bien el inicio de la zafra se demoró este año por la presencia de noches frescas hasta bien entrada la primavera, lo que favorece los ataques de ácaros en las plantaciones, desde hace dos semanas el clima es óptimo para que desaparezcan los ácaros y las plantas broten rápidamente. El sol y la lluvia están colaborando con los tealeros misioneros y correntinos, lo que permitiría un avance rápido de la cosecha, sin embargo la industria todavía no está demandando en grandes cantidades.
En buena medida eso se debe a que todavía queda té elaborado durante la cosecha pasada. Jonathan Klimiuk, propietario de Klimiuk Infusiones, una pyme que elabora té en Campo Viera, indicó que todavía descansa en sus depósitos el 30% del té que elaboró con la matería prima comprada en la última cosecha. “Es difícil iniciar una cosecha con té en los galpones”, lamentó.
El exceso de stock responde a que las ventas de años anteriores no cubrieron las expectativas, especialmente en los tipos de té de mayor calidad que se pueden lograr en la provincia en tanto la mayor fuente de demanda viene siendo la industria del té frío de Estados Unidos, que compra té de menor calidad.
Pero el contexto actual presenta elementos que posibilitarían mejorar las ventas con relación a años anteriores. Un dólar más fuerte, consecuencia de sucesivas megadevaluaciones que sufrió el peso, le da a la producción exportable una competitividad cambiaria que no tuvo en al menos una década. “El dólar más competitivo genera expectativa. Como no venía ocurriendo desde hace ya unos años, tenemos muchas visitas al inicio de la cosecha. De mercados como Rusia o Malasia no son compradores habituales de té argentino. Estamos muy habituados a venderle a Estados Unidos y ahora vemos que otros comprados están interesados y vienen a controlar nuestra calidad, chequear certificaciones”, señaló Klimiuk.
El mercado ruso interesa particularmente porque se trata de una plaza en la que se consume una enorme cantidad de infusiones, principalmente té. “Podemos adaptarnos rápido para hacer té para el mercado ruso, estuvimos hace 60 días allá, recorrimos siete envasadoras, dos ya nos devolvieron la visita. Hablamos de dos empresas gigantes, solo una de esas empresas envasa 73 millones de kilos, casi lo mismo que toda la producción de Argentina que es de 78 millones de kilos”, dijo el industrial tealero que recordó que Misiones supo venderle mucho té a los rusos pero ese mercado se perdió en la década pasada, básicamente por el atraso cambiario, especialmente a finales de esa década.
Pero –siempre aparece un pero- no todo es color de rosa en la Argentina de fines de 2019, ni siquiera para los exportadores que se benefician con el súper dólar. El frente financiero impone dificultades que resultan demasiado grandes para las industrias, especialmente las Pymes.
La corrida de depósitos en dólares que se inició semanas antes de las PASO y se convirtió en una estampida después de esas elecciones dejó a los bancos sin dólares para prestar a los exportadores y las tasas de interés de los préstamos en pesos vuelven inviable cualquier negocio.
“Las Pymes tealeras demandan mucho financiamiento, tenemos que asumir ahora todos los gastos y los ingresos por exportaciones recién empiezan a llegar en marzo. Desde las PASO se cortaron todos los financiamientos para exportaciones. Hoy hay posibilidades de venta pero no queremos arriesgar porque una vez que se firma el contrato hay que cumplir y sin financiamiento no sabemos si podremos hacerlo”, expresó el empresario.
La ventana de cosecha recién se abrió y todavía queda bastante tiempo para trabajar. El resultado finalmente dependerá del surgimiento de alguna opción que permita a la industria acceder a un financiamiento en condiciones razonables para levantar la cosecha y enfrentar los costos propios de la elaboración.
JRC EP