El estremecedor relato de la víctima del violador de menores que cayó por abrirse un perfil de Facebook

Tenía 11 años cuando ocurrieron los abusos y contó ante la Justicia todo a lo que la sometió el hombre, que era amigo de su familia. Se había fugado a Bolivia, una foto lo delató y ahora fue detenido y procesado por el juez Martín Yadarola.

Un lunes de junio de 2015, cerca de las 19 horas, una mujer regresó a su casa en la Villa 1-11-14 en el Bajo Flores después de una consulta médica, y encontró a su hija de 12 años y a la novia de su hijo llorando sin consuelo, abrazadas. Su cuñada le explicó entonces lo que su hija le acababa de contar: que había sido violada en varias oportunidades un año antes por un hombre que también había intentado abusar de ella y de una amiga suya cuando eran más chicas. Un tal “Edi”, que vivía en el barrio y era amigo de la familia.

Los hermanos de la joven fueron entonces a buscarlo y lo llevaron hasta su casa, donde ella seguía llorando. Ante ellos, su víctima y la madre, “Edi”, de 49 años y nacionalidad boliviana, admitió que las acusaciones eran ciertas y pidió disculpas. La familia hizo la denuncia pero cuando la Justicia fue a buscarlo, “Edi” se había escapado a su país y estuvo prófugo casi dos años.

El juez Martín Yadarola, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 4, libró un pedido de captura internacional e Interpol emitió una alerta roja. En simultáneo, también dio inicio a una serie de tareas de rastreo en conjunto con la Policía de la Ciudad.

Los efectivos de la División Delitos Contra la Salud y la Seguridad Personal advirtieron entonces que “Edi” había abierto un perfil de Facebook al que había subido dos fotos, una de las cuales daba un indicio de que podría haber estar en Argentina. Era cierto. “Edi” -que había ingresado al país en 1990 con una categoría temporal que venció en 1998 y residía de manera ilegal- había vuelto, visitaba de forma esporádica la villa 1-11-14 y vivía en un taller en Villa Lugano. Fue detenido allí en octubre pasado.

D.C., la víctima, que hoy tiene 16 años y ya había atravesado una situación de abuso siendo más chica, declaró ante la Justicia en Cámara Gesell y contó con dibujos y palabras sueltas escritas en un papel, todos los tormentos a los que el acusado la sometió en 2014, cuando ella tenía 11.

“Edi” se aprovechaba de la relación de confianza que él tenía con su familia y en situaciones en las que estaban en la casa de él o en la suya, abusó de ella y la violó en varias oportunidades. “Me molestaba y me empezaba a tocar”, relató la menor.

En una de esas oportunidades, D. había ido a la verdulería de un amigo de su madre y quería ir al baño. Entonces “Edi”, que vivía al lado, le ofreció el suyo para que no tuviera que usar el del comercio, que estaba sucio.

Una vez adentro, puso una película y la obligó a mirarla, a pesar de que ella le repetía que no quería hacerlo. “Tenía partes prohibidas”, describió ella. “Con las cosas íntimas de las parejas”.

“Me dijo si quería jugar”, continuó D., “entonces ahí me hizo subir encima de él, para jugar a caballito o algo así y puso el video de vuelta”. Entonces, relató la joven, el hombre la tomó de la cintura e imitaba los movimientos de la película hasta que ella le dijo que parara, que se quería ir y escapó antes de que él pudiera retenerla.

Tras ese episodio, un día la llevó a su casa y la violó.

Un segundo episodio ocurrió en la casa de la víctima una noche en que “Edi” se quedó a dormir. Al escuchar el ruido de la hermana de ella, que dormía con su marido y su hija también en la misma casa, la obligó a fingir que dormía. Pero la joven entró y le pidió que se fuera. “Yo no sabía si decirle a mi hermana que él me tocó, o no decirle”, contó la víctima.

En otra ocasión, la cuarta que al menos D. pudo recordar, el atacante aprovechó un momento a solas con la nena de entonces 11 años para proponerle un “juego”: “Me dijo juguemos a mamá y papá cuando se casan y me besaba”, continuó ella y contó también que luego la forzó a tener relaciones sexuales para jugar a la parte “donde se iban de luna de miel.

La cuñada de D. y su amiga, que también declararon ante la Justicia y contaron que efectivamente habían sido abusadas o violadas por el mismo hombre, sin embargo, no quisieron instar la acciones penales contra él.

La amiga de la cuñada, además, contó que había sido abusada por el detenido cuando vivía en el mismo terreno que ella desde sus 5 a sus 13 años y que incluso una vez había espiado a través de la puerta de su habitación y lo había visto abusar de otra chica de la que no recuerda el nombre. Sin embargo, la joven expresó que a través de la iglesia evangélica a la que asiste había podido procesar lo ocurrido y perdonar al imputado, con el que paradójicamente mantiene una buena relación.

A partir de ese vínculo, cuando “Edi” fue denunciado por violar a D., él la busco y le confesó el delito: “Te tengo que contar algo, lo volví a hacer. Volví a abusar de una chica y se enteró el hermano. Vino con un amigo y me golpearon”.

Para los peritos del Cuerpo Médico Forense, el relato de la víctima fue verosímil, con una estructura lógica y con episodios contextualizados en lugar y tiempo. También que la niña atraviesa sentimientos de culpa por no haber podido contarlo antes, “de ofensa, bronca, enojo, miedo y temor” porque vuelvan a repetirse junto a algunas manifestaciones de estrés agudo y trastorno de estrés post-traumático.

“Edi” fue procesado con prisión preventiva por abuso sexual simple reiterado, abuso sexual con acceso carnal reiterado y corrupción de menores agravada por tratarse de una menor de 13 años. Una vez detenido se negó a declarar y contestar preguntas del Tribunal.

 

(Infobae)

 

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