Reflexión del Pastor David Decena: «Qué hacer con mi legado»

Un legado es un bien material o inmaterial que dejamos para la próxima generación. Todo ser humano recibe un legado y deja un legado. Entre esas dos realidades se encuentra nuestra comprensión de qué hemos recibido y de qué continuaremos. Cuando se trata de un hijo de Dios la respuesta a qué hacer con el legado es solo una: necesitamos tomar lo bueno y desechar lo malo, tal como lo dijo el apóstol Pablo en 1° Tesalonisenses 5:21. Veamos qué más nos dice la Palabra de Dios.

Si uno mira el Antiguo Testamento, encontramos muchas historias de ejemplos de fracaso generacional. Una generación estaba rendida a Dios, y la siguiente estaba revolcada en el pecado. O muchos sencillamente continuaron con los errores de sus antepasados.

Quisiera proponer la historia de vida de José, que se desarrolla entre Génesis capítulos 37 al 50, la cual nos da varios principios para aplicar al desafío que tenemos con nuestro legado.

1) Necesitamos menos estrechez y más visión

José comenzó a tener sueños que le ampliaron la visión. Evidentemente los planes de Dios con los descendientes de Abraham eran grandes, y Él escogió a José para realizarlos. Pero la estrechez de su familia complicó la alegría de José por los sueños que estaba teniendo.

2) Necesitamos menos comodidad y más sacrificio

José siempre encontró gracia en la gente porque mantuvo una actitud de no negarse a dar lo que tenía a pesar de que fuera un sacrificio hacerlo. Habiendo sido esclavo, dio lo mejor de sí. Aún en la cárcel, dio lo mejor de sí. Nunca encontró una excusa para negarse a dar lo que tenía. Y nosotros necesitamos lo mismo. Es importante tener una actitud de darlo todo en cualquier circunstancia, porque estar dispuestos al sacrificio siempre nos abrirá puertas para mayores victorias.

Si hay algo de comodidad en nuestro legado, renunciemos a ella, y determinémonos a avanzar dispuestos a todo. No bajemos los brazos ante las adversidades, y apostemos a dar lo mejor de nosotros siempre.

3) Necesitamos menos religiosidad y más guía del Espíritu

Las generaciones tienen que ser perfeccionadas aún en su relación con Dios. José comenzó a fluir en un tipo de don que evidenció su dependencia de la guía de Dios. Pero Él, como nosotros, necesitamos una experiencia propia con Dios, más allá de lo que podamos haber visto en nuestro hogar. Todos crecemos con alguna noción de quién es Dios, pero no todos hemos tenido un encuentro con Él. Porque a veces nuestra noción está mediada por la religiosidad.

1 Juan 3:2-3. Mientras más caminemos en el Espíritu, y menos en estructuras, mejor será el legado que podremos pasar a la próxima generación.

El desafío de quienes ya tenemos padres caminando con el Espíritu es el mismo que tuvo Elíseo con Elías. No podemos conformarnos con la porción que tenemos, sino que necesitamos una mayor.

4) Necesitamos menos ofensas y un corazón más sano

Los hermanos de José pensaron que él se comportaría como ellos lo hubieran hecho. Pero en el corazón de José no había lugar para la falta de perdón. José podría haber tenido todos los argumentos para odiarlos por lo que le hicieron, pero vio cómo Dios obró en todo eso, y eligió el perdón. Necesitamos determinarnos a que nuestro legado será de amor y reconciliación. Un corazón atado por no perdonar no logra avanzar más allá. Además limitamos nuestra relación con Dios cuando no soltamos perdón hacia quienes nos dañaron. Siempre tendremos un buen argumento para no perdonar, pero los únicos perjudicados seremos nosotros mismos.

¿Qué vamos a continuar y qué vamos a soltar de lo que nos legaron nuestros antepasados? ¿Qué legado dejaremos nosotros y como nos recordarán nuestros descendientes? Con Jesús podemos dejar un legado mejor.

Que Dios te bendiga y tengas una semana de completa victoria!

Pastor David Decena

Centro Familiar Cristiano Eldorado

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