Pequeños forestadores de Misiones podrían mejorar su rentabilidad desarrollando “una cuenca productora de resina” de pino para exportación

“La resina de pino es una excepción entre los productos forestales ante la crisis argentina: se exporta, tiene buen precio y demanda sostenida”, señala  el ingeniero forestal y director de la consultora Araucaria SA en la localidad de 25 de Mayo, Sergio Nonenmacher. Explica que es una alternativa para mejorar la rentabilidad del productor forestal se presenta en la incorporación en el manejo forestal para la producción de resina, que es un producto que el mercado nacional e internacional está demandando en forma sostenida y desde el extranjero buscan proveedores.

El profesional consideró que en Misiones se podría pensar en desarrollar una «cuenca resinera», pero habría que establecer un programa de apoyo para asistir a los pequeños productores y organizar desde el proceso de implantación hasta la comercialización.

Esta visión de oportunidad que se presenta en el mercado con la resina está en coincidencia con la expuesta semana atrás por Joaquín Basconcel, de la empresa de servicios forestales Consulforest, oportunidad en la que sostuvo que la resina es una de las actividades comerciales que se desarrollaron en la región del Sur de Misiones y NE de Corrientes. “La exportación de resina de pino es una de las pocas actividades que está generando rentabilidad para el inversor forestal. Tiene un buen precio, una buena demanda y no hay inconvenientes para exportarlo”, dijo.

 

 

Por su parte, en la entrevista con ArgentinaForestal.com el ingeniero Nonenmacher explica que a los productores hay que ayudarlos a organizarse, con capacitación, asistencia técnica, provisión de los plantines de pino elliotti resinoso, es decir, planteó un proyecto productivo que incluye hasta la recolección del producto, ya que la logística y entrega final del producto debe ser optimizado en tiempo y costos para lograr la mayor competitividad para los pequeños y medianos forestadores.

“Creo que si se piensa esta iniciativa en forma similar al Plan Leña Renovable o en organizar a los productores forestales como trabajan en la actualidad las empresas tabacaleras con los productores que les proveen la materia prima, a los que asisten con el plantin de calidad y los insumos de calidad a utilizar para luego comercializar la producción lograda, podría funcionar muy bien. Es una alternativa que permitirá mejorar la rentabilidad en el sector de la actividad forestal; con la resina se podría lograr un ingreso anual directo a la caja del forestador y así mejorar la inversión realizada”, propuso el profesional.

Nonenmacher aseveró que “el productor puede generar un ingreso directo con la venta de resina de pino, ya que en promedio se paga llega a pagar 2.000usd/ha/año, y puede realizar esta extracción de resina por un periodo de 10 años, con un plan desde el año 8 de plantación hasta el año 18. Es un número que puede aportar a la rentabilidad del negocio del pequeño forestador en el largo plazo”, dijo el ingeniero.

En la actualidad, los productores están desalentados con la actividad ante las dificultades que se enfrentaron desde la vigencia del régimen de promoción forestal de la ley 25.080, sumado a los altos costos por la inflación en el país. Pero en el último año, la actual gestión nacional logró garantizar el financiamiento con la herramienta del Seguro Verde y la dinámica de pago de planes forestales comenzó a efectivizarse en 2019, año que se espera cierre con 650 millones de pesos a nivel país para regularizar la deuda del incentivo forestal.

Con el financiamiento nacional, un programa de producción de resina provincial podría ser un complemento a alternativa social, económica y ambiental propuesta por Nonenmacher.

 

La resina como producto natural es una materia prima muy valorada en la actualidad, ya que del proceso de destilación de la misma se obtienen la colofonia y la trementina, que son usadas sin procesar en la industria del jabón, el papel y el barniz. Actualmente, la mayor parte de la colofonia se emplea en la obtención de más de 50 tipos de colofonias modificadas con aplicaciones diferentes. Entre los principales usos se destaca: producción de papel, adhesivos, tintas de impresión, compuestos de goma, revestimientos superficiales, barnices, pinturas, esmaltes, soldaduras, fósforos, redes de pesca, confección de flores.

También es ampliamente utilizada en la preparación de materiales de limpieza, controles biológicos para luchar contra los invertebrados y plagas (fitopatógenas) que afectan las plantas, construcciones, embarcaciones, agentes higiénicos y aromatizantes, entre otros derivados.

La trementina es de amplio uso en la industria química, como fuente de aromas, fragancias, sabor, insecticidas, disolventes, etc. La variedad de usos de la colofonia y la trementina, ilustran la importancia económica de las mismas y de la resina como materia prima, siendo insustituibles en muchas aplicaciones industriales.

Crisis del mercado de la madera

El ingeniero Nonenmacher también se refirió en la entrevista a la crisis que enfrenta el mercado de la madera y sostuvo que “prácticamente no es conveniente para el productor cortar su plantación en estos momentos,  ya que realización de la cosecha forestal tiene un costo mayor al que pagan por la madera en pi en el mercado, se pierde todas las utilidades. El mercado paga igual o menos de lo que se invirtió durante estos años en plantar, cuidar y cosechar la plantación en 13 o 18 años. La realidad es que los números no cierran para la madera, aunque el problema no es solamente la sobreoferta disponible en el mercado, sino la suma de factores que hacen que el negocio forestal no sea competitivo en la actualidad en el país, desde la inflación, los impuestos, distancias a los puertos”, enumeró el profesional.

Al crítico escenario de la caída de la demanda de la madera, se suman aspectos técnicos a considerar al momento de vender el producto a la industria, como el manejo de la plantación (madera de calidad o destino a celulosa) y volumen (diámetro por ha) de las plantaciones existentes. «La realidad es que en el contexto actual del mercado nacional, las perspectivas a futuro no son alentadoras. En mi opinión, la baja de los precios que se sufre en la actualidad se asemeja a la situación vivida entre 2001-2002”, indicó Nonenmacher.

El costo por implantación en la zona centro de Misiones ronda de 1.000 a 1.050 dólares por hectárea. “Una hectárea de pino de 15 años en promedio cuesta 3.500 dólares, pero deben tener un determinado manejo que permita obtener un rendimiento de 450 toneladas y diámetro 28 a 30 cm diámetro (450 plantas por hectáreas)”, precisó el profesional.

“Salvo la explotación de resina, de la cual algunos productores de Oberá están obteniendo una mejor renta con el aprovechamiento del pino elliotti resinoso, el resto de los productores no atraviesan un buen momento en la zona centro. La realidad es que la tasa de retorno de una inversión forestal cayó más de un 50%”, explicó el ingeniero.

La alternativa para los pequeños: agruparse en una cuenca resinera misionera

El profesional no tiene dudas de los beneficios que se lograrían de avanzar en un  programa de desarrollo local de producción de resina de pino elliotti para pequeños productores misioneros que dispongan de una superficie de cultivo forestal de 20 hectáreas o más. “Esto le daría un ingreso regular todos los años”, remarcó Nonenmacher.

Habría que realizar una división en rodales, que permitiría al productor que las plantaciones pueden ser resinadas por un periodo de tiempo de 10 años, a partir que aproximadamente de los 8 años de edad o cuando al menos el 90% de las plantas tengan un DAP igual o mayor a 20 centímetros.

El propio productor puede aprender la técnica de picas y cosecha de resina, ya que es una práctica sencilla. “Es una iniciativa que necesita del apoyo del Estado para organizar al productor y acercar al comprador a que retire del lote la producción lograda.  Con este modelo de producción y con el valor actual de la resina de 550 dólares por tonelada en promedio, el productor tendría un ingreso neto de 1.600 dólares mensuales, estimó el profesional.

De esta manera, la madera sería una producción secundaria al cabo del ciclo forestal, superficie que podría ser plantada después de la tala rasa y así comenzar un segundo ciclo y asegurar una producción forestal sustentable.

 

 

 

Por Patricia Escobar 

@argentinaforest

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