En el mundo, más de 1,3 mil millones de personas viven en la pobreza  

Equivalen a 23% de la población. “La mitad de la población pobre tiene edad menor de 18 años y un tercio de esta tasa se compone por niños menores de 10 años de edad”, según informe del Banco Mundial y la ONU.

En un día como hoy pero del año 1987 Joseph Wresinski realizó un llamado para luchar contra esta situación, invitando a conmemorar el Día Mundial para la Superación de la pobreza Extrema. Después de 5 años se declaró el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Fue después de cinco años que la Asamblea General de la ONU-inspirada en el llamado de Wresinski- declaró el 17 de octubre de 1992 como el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.

El padre Joseph Wresinski fue una de las primeras personas en poner en evidencia el vínculo directo entre los derechos humanos y la extrema pobreza.

La ONU promueve este día para crear conciencia sobre la necesidad luchar en todos los países sobre esta problemática que vulnera los derechos humanos. Buscan generar el compromiso social de una ciudadanía activa, implicada en la educación y en los derechos de la infancia para una verdadera transformación global.

Según el informe titulado como “Terminar la Pobreza Global” publicado por el Banco Mundial que efectúa estudios para terminar completamente la pobreza hasta 2030, la tasa de pobreza excesiva global redujo de 11% a 10% en 2015. Pero por otro lado está en alza el número de personas con nutrición insuficiente y en todo el mundo más de 820 millones de personas, una de cada 9 personas, lucha contra la hambruna.

Desde organismos internacionales, la Ciudad del Vaticano, UNICEF, ONU, entre otras instituciones, se expresaron respecto a la lucha contra la pobreza e indigencia como un derecho humano y que dignifica a las personas. “La miseria no es una fatalidad: tiene causas que deben ser reconocidas y eliminadas, para honrar la dignidad de muchos hermanos y hermanas”, dijo el Papa Francisco, quien a través de su cuenta oficial de Twitter pidió “la gracia de la compasión, la capacidad de hacernos cargo de la pobreza de nuestros hermanos y hermanas.”

El Pontífice también denuncio ayer, en una carta dirigida a Qu Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). -en ocasión del Día Mundial de la Alimentación-, lo “cruel, injusto y paradójico” que es el saber que hoy en día hay alimentos para todos y, sin embargo, “no todos tienen acceso a ellos”.

De esta forma, expuso que “la lucha contra el hambre y la desnutrición no cesará mientras prevalezca exclusivamente la lógica del mercado y se busque sólo la ganancia a toda costa”.
También se refirió a que “la comida deja de ser medio de subsistencia para convertirse en cauce de destrucción personal”.

“Así, frente a los 820 millones de personas hambrientas, tenemos al otro lado de la balanza casi 700 millones de personas con sobrepeso, víctimas de hábitos alimenticios inadecuados”, reflexionó.

Jorge Bergoglio mostró su preocupación porque en los países de renta baja “se sigue comiendo poco y mal, copiando modelos alimenticios de las áreas desarrolladas”. Por otro lado, el Sumo Pontífice estimó “cruel, injusto y paradójico que, hoy en día, haya alimentos para todos y, sin embargo, no todos tengan acceso a ellos, o que existan regiones del mundo en las que la comida se desperdicia, se desecha, se consume en exceso o se dedican alimentos a otros fines que no son alimenticios”.

En el mismo marco, Andrea Ferrante declaró que el 30% de toda la producción alimenticia en el mundo se desperdicia, “un problema muy grave”.

Lucha contra la pobreza

Según datos de la ONU, “las tasas de pobreza en el mundo se han reducido en más de la mitad desde el año 2000, sin embargo, una de cada diez personas en las regiones en desarrollo sigue subsistiendo con menos de 1,90 dólares al día, y millones de otras viven con un poco más de esta cantidad diaria. Se han logrado avances significativos en muchos países de Asia oriental y sudoriental, pero casi el 42 por ciento de la población del África Subsahariana continúa viviendo por debajo del umbral de la pobreza.”, señalan desde el organismo internacional.

Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se debe dejar de ver a la pobreza “exclusivamente como una falta de ingresos. Se trata de un fenómeno multidimensional que comprende, además, la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad“.

El ODS N°1 en las metas hacia la Agenda 2030

En base a los indicadores de pobreza creciente en el mundo, las Naciones Unidas elaboró en el 2015 el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible de su Agenda 2030: «Fin de la pobreza».

Allí se sostiene que, para lograr el objetivo de acabar con la pobreza, “el crecimiento económico debe ser inclusivo, con el fin de crear empleos sostenibles y de promover la igualdad”.

Una de las metas más concretas y ambiciosas de esta Agenda es reducir a la mitad la cantidad de pobres en el mundo hacia 2030.

Por otro lado, el grupo Banco Mundial en un comunicado el pasado 2 de octubre declaró que, pese a sus esfuerzos, “aún queda mucho por hacer para poner fin a la pobreza extrema, y siguen existiendo muchos desafíos. En gran parte del mundo, el ritmo de crecimiento es demasiado lento, y la inversión es muy escasa para elevar la mediana de los ingresos. En muchos países, el ritmo de reducción de la pobreza ha sido más lento o incluso se ha revertido”.

 

La desprotección de la infancia

La pobreza perjudica el crecimiento, el bienestar y el futuro de los niños. La protección social es una solución poderosa para este enorme desafío. Pero para garantizar que todos los niños estén protegidos de la pobreza, debemos hacer más, señala UNICEF.

Casi dos tercios de los niños en todo el mundo no están cubiertos por la protección social, a pesar de que unos 689 millones viven en la pobreza y la privación, destaca un informe publicado por UNICEF y la OIT a principios de este año.

La protección social cubre la gama de programas y políticas necesarias para proteger a los niños de las consecuencias inmediatas y duraderas de la pobreza, con impactos probados que abordan la desnutrición, la falta de agua limpia y una educación de mala calidad.

Tanto la Convención sobre los Derechos del Niño como la Declaración Universal de Derechos Humanos reconocen la protección social como un derecho de todos los niños. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) exigen una rápida expansión de la cobertura de protección social para eliminar la pobreza extrema.

Aún así, la gran mayoría de los niños no tienen acceso a la protección social, y los niños en África y Asia del Sur tienen más probabilidades de ser excluidos. Aquí hay cinco cosas más que debe saber sobre la protección social para los niños:

1. Los niños enfrentan un mayor riesgo de pobreza y vulnerabilidad que los adultos.

Los niños enfrentan muchas más probabilidades de vivir en la pobreza que los adultos. La mitad de las personas que viven en la pobreza multidimensional (medidas de pobreza y privación que van más allá de los ingresos) son niños.

La pobreza multidimensional les roba a los niños las cosas que más necesitan para sobrevivir y desarrollarse, incluyendo nutrición, salud, vivienda, agua y educación.

Debido a que invertir en los niños ayuda a construir capital humano y promover la prosperidad, abordar la pobreza infantil no es solo un imperativo moral urgente: es una opción económica inteligente. Sin embargo, la mayoría de los niños no tienen acceso a los servicios de protección social.

Los niños juegan afuera de un taller de pulido de metales en el barrio marginal de Shivnagar Mohalla en Uttar Pradesh, India.

2. Solo el 35% de los niños en todo el mundo tienen cobertura de protección social.

Si bien los últimos años han experimentado un crecimiento notable en algunas formas de protección social, como los programas de transferencia de efectivo, el número de niños que se benefician de estos programas sigue siendo bajo. Casi dos tercios de los niños en todo el mundo no tienen acceso a los programas y políticas necesarios para reducir y eliminar los efectos de la pobreza.

Las tasas de cobertura varían significativamente entre las regiones. En países de altos ingresos, más de 9 de cada 10 niños reciben beneficios. En África, solo el 16% de todos los niños están cubiertos por la protección social.

3. Los beneficios en efectivo hacen la diferencia.

En todo el mundo, los beneficios en efectivo para niños y familias son a menudo una forma crucial de protección social para los niños. Múltiples estudios muestran el efecto positivo de los beneficios en efectivo sobre la seguridad alimentaria, la aceptación de los servicios de salud, la cobertura de inmunización y la inscripción y asistencia a la escuela.

En Nepal, por ejemplo, los pequeños pagos en efectivo están marcando una verdadera diferencia en la vida de los niños al ayudar a las familias vulnerables a comprar alimentos y ropa para sus hijos. En Kenia, los programas de transferencia de efectivo están reduciendo el embarazo temprano y ayudando a las adolescentes a permanecer en la escuela.

Pero las necesidades de los niños y las familias son complejas, y el efectivo solo no siempre es suficiente para resolverlas. Algunos países están adoptando programas de «efectivo más», que abren la puerta a servicios adicionales, como capacitación educativa, atención médica materno infantil, asesoramiento psicosocial y programas de sensibilización nutricional. Al vincular a las familias con información y servicios críticos, los programas de «efectivo más» pueden tener un impacto poderoso en el bienestar de los niños.

4. Veintiún países proporcionan beneficios en efectivo a cada niño.

Hoy, 108 países han legislado los beneficios para niños y familias. De estos países, 21 brindan beneficios en efectivo universales, un tipo dado a todas las familias, independientemente del nivel de ingresos u otras características que califican, para aliviar el costo de criar a los hijos. Los beneficios universales ayudan a garantizar que todos los niños, especialmente los más necesitados, tengan acceso a la protección social.

Sin las barreras que impiden que los niños reciban cobertura en programas específicos, como procesos complejos de solicitud y selección, y la tendencia de las familias a entrar y salir de la pobreza, los beneficios universales reducen el riesgo de exclusión.

5. En promedio, los países gastan el 1,1 por ciento de su producto interno bruto en prestaciones por hijos.

Proteger a los niños de la pobreza requiere suficientes asignaciones de recursos. Actualmente, los países gastan el 1,1 por ciento de su producto interno bruto en prestaciones por hijos.

 

 

 

Fuente: ONU, Vaticano News, UNICEF

 

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