El hombre más alto de la Argentina es de Misiones y enfrenta un tumor cerebral: participó en “¿Quién quiere ser Millonario?” y conmovió con su historia de vida

Sergio Gómez mide 2.26 y ganó 500 mil pesos en el ciclo de juegos el Programa que tiene como conductor a Santiago del Moro y que se emite por la pantalla de Telefe. En cada capítulo del programa, se premia con dinero en efecto a las personas que participan y responden de forma correcta a las preguntas. En cada edición siempre se generan fuertes emociones con las historias de vida de los participantes.

 

Ayer, las emociones llegaron de la mano de un misionero. Sergio Daniel Gómez estuvo, junto a su pareja jugando en el Programa y narró su historia. A los 12 años cuando vivía en Misiones, medía 1.95, hoy tiene 33 años, alcanza los 2.26 metros de altura. Y Es el hombre más alto del país, y seguirá sumando pulgadas porque tiene gigantismo, un trastorno poco común que deriva de un exceso de la hormona de crecimiento. “No paro de crecer…” se lamentó ayer Sergio frente a Santiago Del Moro.  Su pareja Blanca Pereira, lo acompaño, con un objetivo vinculado directamente a la salud: necesita el dinero para solventar un tratamiento muy costoso.

 

En mayo, Sergio se descompensó y perdió el trabajo de seguridad que tenía. Los médicos arrojaron un diagnóstico.  “Cuando nos dijeron lo que tenía, se nos vino el mundo abajo. Las hormonas hacen que él siga creciendo, y tiene un tumor grande en su cabeza”, reveló Bianca.

Cada 28 días, debe darse una inyección que cuesta alrededor de 100 mil pesos cada aplicación. Su esposa, quien trabaja de lunes a lunes (en la semana como empleada doméstica, y sábados y domingos como seguridad en un boliche y eventos), aseguró “Trabajo, lo cuido. No puedo para ni un día: necesito la plata para la medicación de él, tengo mis hijas, no puedo caerme”.

 

Los participantes graficaron con una situación cotidiana por los inconvenientes que conlleva el gigantismo. “El colchón donde dormían le quedaba chico a Sergio, cuando hacía frío, sus pies desbordaban un tanto de la cama”, recordó Blanca. En ese entonces los dos trabajaban, varios meses después ahorraron y pudieron comprar uno nuevo, ideal para la talla de Sergio.

 

“Sergio me hizo volver a creer en el amor”, remarca Blanca madre de cinco mujeres, abuela de tres nietas y quien fue víctima de violencia de género en una relación del pasado. “Cuando llegaba de trabajar, me maltrataba, me insultaba, le decía cosas a las chicas. Fue pasando el tiempo, los años. Hasta que un día pasó lo mismo: llegó de trabajar, primero insultó a mis hijas y después, a mí. Me decía que yo era la peor de todas. Empezamos a discutir. Él tenía una botella de alcohol y un encendedor en la mano: ‘Te voy a quemar, con la casa y las pibas adentro’. No sé cómo, es un minuto en que se te pone todo negro, y yo me prendo fuego… toda”.

 

Rato después, Cecilia -una integrante del público que los ayudó a responder que Estambul es el nombre que tomó Constantinopla en marzo de 1930, para así ganar 300 mil pesos- quiso ir a abrazarla.   “Estuve llorando todo el programa… –explicó-. Un poco, todas las mujeres sentimos alguna vez lo mismo que Blanca. Es un momento muy importante para que las mujeres nos abracemos más, nos queramos más, que repartamos amor entre nosotras”. Y a unos metros, por primera vez en la noche, Sergio también debió esforzarse por ahogar sus lágrimas.

 

Desde hace dos años comparten el techo con tres de las hijas de ella. Una, Mónica Aguilera, fue designada como comodín para ir a ¿Quién quiere ser millonario? Y la consultaron ante la pregunta sobre qué actividad deportiva practicó Alberto Olmedo en su juventud en Rosario, llegando a integrar el equipo de un club. Dudando, Mónica sugirió acrobacia. Cuando Del Moro confirmó que era la respuesta correcta, el estudio estalló en una exclamación parecida a un grito de gol. Sergio y Blanca se taparon la cara: habían obtenido 500 mil pesos.

 

El conductor no insistió cuando, minutos después, se plantaron ante la consulta sobre en qué siglo vivió la princesa idumea Salomé. Esa noche conmovedora, el cariño del público, el abrazo de Cecilia (que fue el de todas), el amor visible entre ellos, la televisión que les acercó un guiño, el tratamiento algo más accesible: a esa altura, Sergio y Blanca ya habían ganado. Y además, se tienen uno al otro. Ningún programa podrá entregarles esa recompensa. Es el premio mayor. Ya son millonarios.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas