Murió un hincha de River cuando ingresaba al Monumental  en la previa del Superclásico

Un simpatizante del Millonario murió de un paro cardíaco entrando al estadio Monumental. Triste noticia en la antesala del Superclásico.

 

Tal como informó el productor periodístico César Luis Merlo, el nombre del hincha de River era Aldo Hugo Martín y tenía 51 años. Cerca de las 19:00 el simpatizante del Millonario se desplomó mientras cruzaba el puente Labruna junto a su hijo, producto de un paro cardíaco antes de comenzar el Superclásico. Una ambulancia del SAME llegó rápido, pero no logró reanimarlo.

 

Sin embargo, no es la primera noticia triste en las instalaciones del Monumental. Los molinetes y la fachada de la Puerta 12 del estadio fueron el escenario de la peor tragedia de la historia del fútbol argentino

 

Qué ocurrió en la Puerta 12

Existen dos versiones bien definidas. La primera se basa en una serie de testimonios que aseguran que los molinetes de ingreso no habían sido retirados, que las rejas metálicas no estaban del todo abiertas, e incluso algunos aseguran que esa puerta jamás se abrió. “Las puertas de las tribunas las manejaban exclusivamente los inspectores de la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Y el partido estaba tan parejo que dos empleados se olvidaron de abrir esa puerta”, afirma Carlos López, exinspector de la Policía Federal, en Puerta 12, el documental dirigido por Pablo Tesoriere.

 

La segunda hipótesis afirma que la policía se había organizado para “peinar” la salida de los visitantes y así atrapar a la barra de Boca, acusada de haber tirado proyectiles durante el partido y, sobre todo, por haber cantado la marcha peronista, lo que significaba un delito de estado en plena dictadura de Juan Carlos Onganía. De ahí proviene el cantito con el que los hinchas de Boca reclamaron justicia en los años posteriores: “No había puerta, no había molinete, era la cana que daba con machete”.

 

Todos coincidieron en algo: la iluminación de esa escalera era nula, lo que la convertía en una boca de lobo, el suelo estaba resbaladizo y no existían pasamanos ni barandas. A 51 años de la tragedia sigue sin haber un culpable, y los motivos que la causaron aún son un misterio.

 

 

Fuente: Radio Mitre

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