Camila tenía 15 años cuando salió de su casa en San Miguel del Monte. Su familia la sigue buscando.
«Acá hay gente que sabe que pasó y ha callado durante todo este tiempo.Yo estoy convencida de que está viva, retenida contra su voluntad por proxenetas de redes de trata a los que la entregaron», dijo María José Herrera, la mamá de la adolescente desaparecida.
Con el avance de la investigación, se hicieron allanamientos en un prostíbulo de San Clemente del Tuyú y otros en la provincia de Tucumán. Ninguno dio resultado y el Ministerio de Seguridad ofreció en diciembre de 2017 una recompensa de 500.000 pesos para quien aporte datos que ayuden a encontrar a Camila. Tampoco tuvo éxito la medida, que apenas consiguió un par de pistas falsas.
Para la familia de Camila, el paso del tiempo y la falta de respuestas son consecuencia de la «desidia judicial». «Una mujer, de la que sospechamos que tuvo directamente que ver con la desaparición de Camila, solo fue llamada a declarar y como dijo no saber nada, no se tomó ninguna medida con ella, es más sigue viviendo acá en Monte», remarcó la madre.
El caso
Camila salió de su casa una noche a fines de agosto de 2015 para encontrarse con una amiga e ir juntas a comer en el centro de la ciudad bonaerense de San Miguel del Monte. Las cámaras de seguridad registraron su paso al otro lado de la ruta 3, y las imágenes muestran a la joven enviando mensajes pero sola hasta que se la pierde de vista.
No había llevado su documento ni tampoco otras pertenencias que hicieran suponer que planeaba alejarse de sus seres queridos de manera voluntaria. Su mamá quiso denunciar la desaparición al día siguiente, pero no se lo permitieron.
«Me dijeron que tenía que esperar, que ya iba a volver y así me tuvieron una semana, hasta que me la tomaron», recordó con impotencia, y concluyó: Ese tiempo que se pierde en los primeros días se sabe que es fundamental y ahora nadie me va a convencer de que ‘se la tragó la tierra’, como algunos pretenden».
(TN)