Macri y Fernández, Alberto y Mauricio y un reperfilamiento que suena a default

El camino de la Argentina al 10 de diciembre encuentra más escollos que el regreso a Itaca de Odiseo. El cachetazo electoral que sufrió el Gobierno nacional hace 20 días –sí, fue solo hace 20 días- generó un limbo político que no hizo más que precipitar el desmoronamiento de un programa económico que siempre fue insostenible.

 

En este tiempo político antinatural el presidente Macri y su muy posible aunque todavía no electo sucesor Fernández, se muestran empeñados en devolver algo de calma a los mercados a favor de una gobernabilidad que beneficiaría a ambos. Pero deben convivir con los candidatos Mauricio y Alberto, enfrascados en una campaña de destrucción mutua que genera espanto en los antedichos mercados. Sometida a los caprichos de estos personajes y de una larga lista de figuras que completan el electo, Argentina asiste a un festival de endeudamiento y fuga en el que algunos miles de millonarios se vuelven todavía más millonarios y más de 44 millones son cada día más pobres.

 

El Macri presidente sufre en toda su crudeza aquello que los estadounidenses llaman el síndrome del pato rengo. Los actores que marcan el pulso de las finanzas en Argentina y el mundo lo ven de salida, con el boleto picado, y están más atentos a su virtual sucesor, el circunspecto Fernández y al rol que le tocaría en su gobierno a Cristina, cuyo nombre suena a cepo en los círculos de la patria especulativa.

 

Al Macri presidente le convendría que los mercados tuvieran una buena imagen del virtual sucesor Fernández y se olvidaran de que Cristina lo acompaña, porque eso acotaría la incertidumbre y favorecería su gestión durante la eternidad que nos separa del 10 de diciembre. El mismo cálculo vale para el virtual sucesor Fernández, que de resultar efectivamente electo sería el principal beneficiario de una transición ordenada.

 

Pero Macri y Fernández se llevan a las patadas con sus alter egos, los candidatos Mauricio y Alberto que apuestan al caos como argumento de campaña. A Mauricio, como lo dejó en claro en la conferencia de prensa del lunes negro, le sirve el caos para demostrar “todo lo malo que llegaría con un triunfo del kirchnerismo” y a Alberto le sirve para poner en evidencia “el facaso de las políticas macristas”.

 

Como se sabe, en la política Argentina la lógica de campaña siempre se impone ante cualquier otra. Días después de que Macri y Fernández abrieran un camino de diálogo constructivo iniciado por una conversación telefónica seguida por la convocatoria por parte del presidente a equipos técnicos del virtual sucesor, los candidatos Mauricio y Alberto siguieron tirando con munición gruesa.

 

Insólitamente Mauricio exigió al Frente de Todos que pusiera a Cristina al frente de la campaña porque, siempre según el candidato de Juntos por el Cambio, sería ella quien manejaría el poder real si ganara Fernández. Además mandó a sus principales espadas verbales, la iluminada Carrió y el camaleónico Pichetto, a convencer a todo el mundo de que un resultado electoral adverso para el Gobierno nacional implicaría el establecimiento de régimen narco-marxista que llevaría al país por el camino oprobioso de Venezuela.

 

El candidato Alberto no se quedó atrás y aprovechó el recargado poder de daño que le otorgó el resultado favorable de las Paso para hacer tambalear a su rival Mauricio. Tras reunirse con funcionarios del FMI, difundió un comunicado incendiario a través del cual aseguró que desde el Fondo hablaron de un “vacío de poder”, de un presidente que ya no detenta el poder y que tiene “serias dificultades” para manejar la situación.

 

Más allá de la discusión respecto de la veracidad de los dichos atribuidos al FMI, resulta difícil encontrar una motivación para la difusión de tales afirmaciones distinta a la de desestabilizar al Gobierno.

 

Desde las filas de Juntos por el Cambio salieron a criticar al candidato Alberto por alimentar la incertidumbre con sus dichos, pero renglón seguido dejaron correr con insistencia un rumor según el cual el economista Guillermo Nielsen –uno de los referentes del equipo de Fernández- habría solicitado al FMI que no hiciera efectivo el próximo desembolso previsto, sin el cual Argentina estaría condenada a caer cesación de pagos. El rumor fue luego desmentido por el propio Nielsen.

 

Martes negro, reperfilamiento y default

 

Si la economía estuviera en un estado más o menos razonable, la irresponsabilidad de los candidatos en campaña no pasaría de una anécdota, pero ese está lejos de ser el caso. El fracaso sin atenuantes de la gestión macrista sembró serias dudas respecto de la capacidad del país de afrontar las deudas que tomó. El mercado de crédito voluntario ya se dio cuenta y le cerró la ventanilla a la Argentina hace más de un año, lo que obligó al mejor equipo de los últimos 50 años a recurrir al FMI que llegó a vulnerar sus propios estatutos para favorecer a la gestión de Macri con un Stand By record de 57 mil millones de dólares.

 

Los billetes del Fondo solo sirvieron para alimentar una fuga de capitales posible únicamente gracias a la complicidad de un Gobierno que sistemáticamente se negó a establecer algún mecanismo de control de capitales, aún contradiciendo recomendaciones del FMI.

 

Un problema central que arrastra Argentina prácticamente desde siempre es que no genera por vías genuinas, exportaciones o inversiones, los ingresos suficientes de dólares para atender una demanda siempre ávida. El kirchnerismo lidió con este problema limitando la oferta a través de férreos controles, entre ellos el cepo, un parche relativamente efectivo para contener la fuga, pero con un efecto negativo sobre las inversiones y una limitante para comerciar con el mundo.

 

Pletórico de optimismo, el equipo económico del recién asumido Macri dio por descontado que liberando el cepo y todos los controles sobre el flujo de capitales llegaría una lluvia de inversiones que alcanzaría con creces para cubrir la demanda de dólares. Tal era el optimismo por esos días, que se redujeron drásticamente las retenciones a la exportación de granos, una de las principales fuentes de ingreso de divisas para el fisco. “El problema que vamos a tener va a ser el exceso de dólares que va a amenazar la competitividad de nuestro tipo de cambio”, pronosticaba Federico Sturzenegger en una entrevista con Misiones Online realizada a poco de las elecciones de 2015.

 

A la hora de la verdad las inversiones que esperaba el Gobierno no llegaron y el faltante de dólares comenzó a cubrirse, cuando no, con toma de deuda. Favorecido por la política de desendeudamiento que llevó adelante el kirchnerismo, el Gobierno inició un irresponsable raid de colocación de deuda en los mercados voluntarios al tiempo que observaba impávido como los dólares conseguidos a punta de endeudamiento se fugaban sin ningún control a través de mecanismos como el “dólar cable” que permite girar sin restricción alguna, pesos de una cuenta en un banco argentino a cuentas en dólares en el exterior.

 

Como resultado, Macri recibió una deuda equivalente al 53% del PBI y la elevó a más de 127% del PBI según datos del Institute of International Finance (IIF), la asociación de los principales bancos comerciales y de inversión a nivel global.

 

La formación de activos externos (FAE, popularmente conocida como fuga de capitales) acumula en términos netos desde la asunción de Macri a julio de este año, unos 75 mil millones de dólares, bastante más que el préstamo de 57 mil millones acordado con el FMI. Solamente en la primera mitad del año se fugaron más de 17 mil millones de dólares, cifra que supera las reservas netas del Central estimadas en alrededor de 13 mil millones, lo que significa que, de mantenerse esta dinámica en la segunda mitad del año, esa dolarización no podría cubrirse aún vendiendo la totalidad de las reservas disponibles.

 

Dispuesto a morir con las botas puestas, aún frente a esta sangría Macri se niega a atender el reclamo cada vez más generalizado –esta semana lo formularon Lavagna y Cobos- de establecer algún tipo de mecanismo de control en el mercado cambiario y en la circulación de capitales.

 

En cambio autorizó a su flamante y prematuramente desgastado ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, a poner en marcha un nuevo paquete de emergencia que consiste básicamente en patear para adelante los vencimientos de distintos instrumentos de corto plazo –Letes y Lecap- y anunciar el ya célebre “reperfilamiento” de la deuda con el FMI.

 

Los mercados vieron en los anuncios un reconocimiento expreso de incapacidad por parte de Argentina de cumplir con sus obligaciones en tiempo y forma y lo entienden con un default selectivo. Las principales calificadoras de riesgo redujeron la calificación de la deuda argentina tras el anuncio: para Standard & Poor’s, Finch y Moody’s Argentina volvió a entrar en default.

 

El gerente analítico para América Latina de S&P Sebastián Briozzo explicó en declaraciones radiales que el “default es una realidad y que formará parte una vez más de la historia” de la Argentina.

 

En la jornada posterior al anuncio de default técnico de Letes, el Central consiguió mantener al dólar en el parámetro de los 60 pesos, pero al precio de una intervención en el mercado que le costó más de 223 millones de dólares. El clima de incertidumbre se tradujo en una corrida bancaria de depósitos en moneda extranjera que elevó a 909 millones de dólares la pérdida de reservas solo ese día.

 

Además, la tasa de interés en pesos batió el récord histórico posterior al 2002 y cerró en 78,21%, pese a la cual hubo desarme de Leliq por más de 107 mil millones de pesos que pasaron a expansión monetaria.

 

Paños fríos con las provincias

 

Esta semana Misiones se sumó al lote de provincias que reclaman ante la Corte Suprema que se declare inconstitucional la rebaja del IVA y la modificación de ganancias dispuestas por decreto del presidente Macri, en tanto reduce la recaudación coparticipable. En total son 15 las jurisdicciones que sustentan el reclamo ante el máximo tribunal y en el plano político exigen una compensación económica por los fondos que dejarán de percibir.

 

Después de no dar señales de apertura al diálogo durante más de una semana, el Gobierno nacional a través de su vocero natural con las provincias, el ministro del Interior Rogelio Frigerio, prometió revisar el impacto puntual que tendrían en cada provincia las medidas dispuestas por el Gobierno nacional, aunque aclaró que no habrá marcha atrás.

 

Desde el Gobierno de Misiones afirmaron que la decisión de reclamar ante la Corte responde únicamente al interés por defender los recursos de la provincia y no debe interpretarse como un gesto político. Destacan que el recorte de IVA y Ganancias implica un pérdida de alrededor de 1.300 millones de pesos para Misiones en la coparticipación del último cuatrimestre.

 

“Misiones se mantiene activa y colaborando con los dos espacios políticos más importantes: con el Gobierno para que termine bien la gestión, porque si la crisis nacional se agudiza se desparrama a todas las provincias y la terminan pagando los gobernadores, por ello es conveniente apaciguar al máximo la tensión, y ‘con los que ganaron las PASO’ diseñando ideas técnicas y proponiendo nombres para un posible futuro gobierno”, aseguró una fuente cercana a Casa de Gobierno.

 

La posición de relativa tranquilidad con la que Misiones puede enfrentar la nueva turbulencia financiera nacional se debe en buena medida a la política de desendeudamiento que viene llevando adelante la provincia en los últimos 16 años y particularmente la ausencia de deuda nominada en dólares.

 

“No tener deuda nos permite asistir a los habitantes golpeados por la crisis nacional y además hacer frente a los compromisos salariales y de servicios sin mayores inconvenientes. Misiones transita la crisis con calma por haber tenido una gestión previsible, austera y ordenada, hecho que hoy se valora y se destaca desde las otras provincias del país”, afirmaron fuentes de Hacienda.

 

Otra de las respuestas del Gobierno de Misiones ante la crisis tiene que ver con el refuerzo de la acciones de capacitación y educación. El viernes estuvo en la Escuela de Robótica y en la Expo Universitaria, el neurocientífico y analista de la realidad, Facundo Manes, quien recorrió varios espacios de Posadas acompañado por el vicegobernador Oscar Herrera Ahuad.

 

Manes elogió el modelo educativo de Misiones, la innovación y la permanente búsqueda de brindar herramientas cognitivas a los ciudadanos, como la robótica, la escuela invertida, la secundaria de innovación y la educación emocional, entre otros elementos que conjugan, por ejemplo, con el Centro del Conocimiento y el Observatorio Astronómico.

 

Cristina en Misiones

 

El próximo sábado 7 de septiembre visitará la provincia la candidata a vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner. Presentará su libro Sinceramente en una conferencia que se realizará en el polideportivo Finito Gehrmann de Posadas. Será recibida por el Gobernador Hugo Passalacqua, su vice y gobernador electo Oscar Herrera Ahuad y distintos dirigentes de la Renovación.

 

El diputado Ricardo Wellbach confirmó que está previsto que la conferencia cuente con una capacidad de 3500 personas sentadas, pero además se agregarán pantallas gigantes en el exterior para quienes se concentre en las afueras del polideportivo.

 

Siguiendo con la tónica que impone la expresidente a las presentaciones de su libro en todo el país, desde la organización solicitaron a quienes vayan a asistir que no lleven banderas de ningún partido ni agrupación política, solo la bandera argentina.

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