Nunca es triste la verdad…

“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Y no es prudente ir camuflado eternamente”, escribió alguna vez Antonio Machado y popularizó en su canción Joan Manuel Serrat.

Esta cita viene a cuento de los últimos acontecimientos que son de dominio público y que conmovieron no solo a la Argentina sino que tuvo su repercusión en medios de prensa de todo el mundo y que serviría para quien no quiere admitir que la realidad le mandó un mensaje que insiste en continuar ignorando.

El resultado de las elecciones primarias del domingo 11 de agosto con el contundente triunfo de la fórmula integrada por los Fernández en detrimento de la compuesta por el presidente Mauricio Macri y el senador Miguel Pichetto impactó de lleno en el corazón de la alianza gobernante y particularmente en el propio Macri que no disimuló su desazón que con las horas de transformó en enojo e ira con los ciudadanos que a su entender votaron mal.

Más allá de las actitudes del presidente, su enojo y posterior pedido de perdón que nadie cree, puesto que lo que se dice espontáneamente es lo que se siente en el momento de decirlo, lo que se expresa a posteriori por lo general es el consejo de algún asesor de sugiere esta acción para calmar las aguas luego que propios y extraños criticaran duramente la actitud de Macri en la conferencia de prensa del lunes de retar a quienes ejercieron su derecho a elegir que es en definitiva la esencia  democracia : “Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes”.

Lo que llama la atención y eso es lo que no encaja en una lógica de análisis muy simple es que aún con el estrepitoso mensaje de las urnas, Macri continúa insistiendo en que el camino elegido por él y su equipo es el correcto y que se debe continuar por ahí, reiterando lo que vino machacando durante los últimos tres años y medio mientras la economía argentina caía a pedazos. La culpa es del otro, pasaron cosas, atravesamos una tormenta, lo peor ya paso, estamos en medio del río y tantas excusas vacías totalmente de contenido que evidentemente no conformaron a más de la mitad del electorado que padece las consecuencias de la política económica que viene perpetrando el macrismo desde su llegada al poder.

Como si le hablara a un auditorio de zombies el presidente insistió el lunes con que la corrida cambiaria fue producto del resultado de las PASO, cuando en 2018, año no electoral en el que tanto Alberto Fernández, como Cristina no eran candidatos a nada, en el mes de abril el peso se devaluó casi un 100 por ciento. El dólar se cotizaba el 13 de abril de 2018 a $ 20,50 y al 30 de abril  del mismo año a $ 44,82 sin elecciones ni Fernández en el horizonte. ¿Quién produjo –o tuvo la culpa de- la corrida cambiaria y la tremenda devaluación del peso argentino? ¿yo señor?, no señor.

Este recordatorio  de la corrida cambiaria del años pasado es al solo efecto de tratar de entender la lógica del presidente y su equipo comunicacional de insistir en que este es el camino cuando viene de una sucesión interminable de yerros que solo producen datos negativos en todos los índices de la economía.

Por solo mencionar algunos, además del tipo de cambio, no han podido controlar los índices inflacionarios ni aún con las tasas de interés más altas del mundo, los índices de desempleo, los niveles de pobreza, los de fábricas y comercios cerrados o quebrados y solo se incrementó el endeudamiento externo en moneda dura que como ya sabemos lo pagaremos entre todos los habitantes del suelo argentino.

Todos estos datos que cuando se le agregan cifras sirven solo para los analistas y elaboradores de estadísticas, repercuten diariamente en el bolsillo del ciudadano que no llega a fin de mes y que el domingo de las PASO se expresó en las urnas y dio un claro mensaje sobre la necesidad imperiosa de cambiar de rumbo y ese mensaje se traduce en un estrepitoso quien quiera oír que oiga dirigido al presidente.

No obstante ello, tanto el presidente Macri como sus socios políticos, insisten con el mismo discurso, el mismo mensaje de que por ahí es el camino, como si no hubiese pasado lo que pasó en las paso y que el electorado estuviera re contento con el aumento permanente y sostenido de precios y la disminución permanente y sostenida de sus ingresos.

Por lo que se vislumbra para octubre con este panorama y nada indica que mejore la situación socio económica en 45 días, debería tomar conciencia Macri que pasaran cosas que le darán un nuevo baño de realidad y en ése momento sería bueno que tenga en cuenta que nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

Emilio Juri – Periodista MOL

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