El femicidio de Estela Fidencia Arapayú

Fidencia Estela Arapayú tenía 49 años, estuvo desaparecida durante seis días hasta que su cuerpo sin vida fue encontrado por la Policía dentro de un pozo tapado con cemento, en el patio de la casa en la que convivía con su esposo Pablo Lotario Puzin de 54 años y sus tres hijos.

La denuncia fue radicada por la hija mayor de Estela, y desde ese día el personal de la Unidad Regional IX comenzó con las averiguaciones y los rastrillajes por Colonia Oasis, localidad ubicada a unos 13 kilómetros al fondo de Jardín América, en Misiones. Hasta ese entonces, las versiones se inclinaban a que algo le habría pasado cuando salió de su casa para ir al médico. Pero Estela nunca se había ido.

La investigación de su paradero dio un giro inesperado cuando una familiar aportó un teléfono celular de la víctima el cual tenía vestigios de sangre, que tras las pruebas pertinentes se pudo determinar que se trataba de sangre humana, por lo cual ordenaron un allanamiento en la casa de la mujer donde efectuaron las pruebas de luminol en la propiedad.

Roberto Sena, el Juez de instrucción de Jardín América, fue quien ordenó la detención del principal sospechoso, quien resultó ser el femicida. Durante el inicio de la investigación Puzin fue demorado y luego liberado por no encontrarse indicios en su contra.

En ese momento, Pablo Lotario Puzin se mostraba preocupado ante los medios y las autoridades, pero también se podía advertir un grado de frialdad en sus palabras que lo puso en la mira del fiscal. “Estoy muy preocupado, quiero que aparezca lo antes posible” fueron las palabras que transmitió ante los medios el brutal femicida.

En pleno allanamiento de la propiedad y en búsqueda de indicios que revelen el misterio, a las autoridades les llamó la atención una serie de plantas y tierra que se encontraba removida, y entre tanto revuelto, se encontraba una tapa de cemento. Con la colaboración de bomberos policiales y tras el olfato de los perros de rastreo, cavaron a un costado de la pesada tapa de concreto.

“Cuando se procedió a limpiar la zona y a realizar el pozo, el momento de sacar la tapa que cubría la escena, se sintió el olor a descomposición que emanaba el cuerpo” dijo el fiscal que estaba presente al momento de realizarse el procedimiento. El cuerpo de Estela fue extraído con sogas y arneses.

El cuerpo tenía una fractura en la región craneana, compatible con un golpe. Luego de continuar rastrillando la zona, se encontró un martillo cubierto de sangre. Esa herramienta fue con la que Puzin le quitó la vida a su esposa.

Los vecinos de la víctima aseguraron que Puzin era un hombre con problemas para relacionarse, y siempre habían sospechado que tenía problemas mentales. La pareja se había casado hace poco tiempo en ceremonia religiosa evangélica pero, cabe destacar, que en el 2014 Estela denunció a su esposo por agresiones y temor a su integridad física y a la de sus hijos, tal es así que solicitó una orden de restricción perimetral.

Los familiares de la mujer, que se encontraban presentes durante todo el procedimiento policial, no reaccionaron en ningún momento y se mantuvieron inmovilizados sin poder creer lo que estaban viviendo.  Incluso cuando el cuerpo fue depositado sobre la camilla metálica para ser trasladado a la morgue de Posadas, permanecieron callados y expectantes.

En la mira también se encuentra su hijo menor, quien mintió en su declaración, asegurando que vio salir a su madre en el rango horario en que se denunció su desaparición. El adolescente, acusado de falso testimonio,  se encuentra a disposición del juez Correccional y de Menores de Puerto Rico, Osvaldo Rubén Lunge, pero por su edad, es inimputable.

Luego de que la investigación apunte únicamente al esposo de la víctima, éste procedió a confesar el crimen en la instancia de declaración indagatoria ante el fiscal de Instrucción Roberto Sena, quien lo procesó con prisión preventiva y dio la orden para su traslado a una unidad carcelaria en la provincia. De esta manera, se mantendrá tras las rejas mientras dure el proceso hasta que llegue la instancia de un juicio oral y público que determine su culpabilidad o inocencia.

Puzin confesó que atacó a martillazos a su esposa la madrugada del 6 de mayo mientras ella dormía, si bien no recordaba muchos detalles del crimen, expresó que lo había hecho en un momento de ataque de furia y celos, planteando una supuesta infidelidad de su mujer. El femicida confesó que decidió ocultar el cuerpo para que no lo vean sus hijos y también hizo referencia a una enfermedad psiquiátrica que sufre por la cual toma una medicación diaria, que justamente esa noche no había ingerido.

Ya con todos estos datos en su poder, la Justicia consideró tener lo suficiente para procesarlo por el delito de homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y femicidio, figura por la cual el imputado podría ser condenado a prisión perpetua.

 

 

 

Por Hugo Lopez Carribero (*)  

(*) Abogado Penalista

Director del Instituto de Derecho Penal

Colegio de Abogados La Matanza

 

 

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