El daño que reveló la pericia psicológica a la otra víctima de Fabbro en Paraguay: una nena de cinco años lo acusó de pedirle sexo oral

Tras su causa en Argentina por violación que hoy va a juicio, una menor que tiene un vínculo directo con Larissa Riquelme lo denunció en Paraguay. Las conclusiones que la avalan y la declaración aterradora. Nueva audiencia para el futbolista mañana en Tribunales: el turno de la defensa.

El 14 y 15 de diciembre de 2017, cinco días antes de que Jonathan Fabbro  fuera detenido por Interpol en un hotel de México por la acusación de violar y corromper durante cinco años a su propia ahijada, una menor de cinco años de edad, parte del entorno más directo de su novia Larissa Riquelme, se sentó frente a una licenciada en psicología del Centro de Atención a la Víctima del Ministerio Público paraguayo en una sala especial de Asunción para una pericia ordenada por la Justicia de su país.

A., de cinco años, lo había acusado a Fabbro junto a su madre. Era el mismo delito, esta vez en el grado de tentativa, un intento de abusar. Una fiscal, Carla Rojas, titular de la Unidad Barrial Nº2 de la capital paraguaya, estaba a cargo del caso. El expediente, con el número 1547, decía: «Jonathan Fabbro, sobre abuso sexual en niños».

Fueron dos sesiones de 120 minutos cada una, A. fue entrevistada por la psicóloga quele administró dos tests de rigor: la menor tenía que dibujar una persona bajo la lluvia, que según informó la psicóloga, mide «la imagen corporal del individuo bajo situaciones desagradables» y el test HTP, house-tree-person, casa-árbol-persona, que «proporciona información  que puede develar conflictos y preocupaciones generales».

Los resultados fueron entregados el 23 de marzo de 2018 a la fiscal Rojas en un documento de tres carillas con el membrete del Ministerio Público.

El test del hombre bajo la lluvia reveló «indicadores como tensión, inseguridad, retraimiento, siente desconfianza, no posee herramientas para defenderse del entorno amenazante». La casa, el árbol y la persona, tal como A. las dibujó, apuntaron «tendencias al aislamiento, temor de relacionarse, desánimo, desconfianza, alerta, ansiedad, búsqueda de apoyo y protección».

El apartado D, bajo el título de «Indicadores de daño psicológico», es tajante en su contenido: «Se han identificado indicadores de daños psicológicos relacionados con el hecho denunciado». A. no solo tuvo que hacer dibujos a pedido de una psicóloga. En su entrevista, también declaró. Lo que dijo es de una brutalidad particular:

«Yo te quiero decir un secreto», comenzó.

Y lo señaló a Fabbro, en una situación en donde los dos estaban en una habitación en una «casa con pileta» «después de cenar».

«Yo vi todo su pilín. No se bajó todo su short. Me dijo que le duele su pilín y que le baje a chuparle», dijo, atemorizada.

La madre de A. también declaró. Aseguró que su hija hasta conocía el ademán del sexo oral, «como hace un pescadito», dijo la madre. Se preguntó: ¿cómo una nena de cinco años puede saberlo?

La causa en Paraguay, de acuerdo a fuentes judiciales en el país vecino, continúa en plena etapa de investigación. Fabbro es considerado en el expediente como un rebelde, el caso motivó un segundo pedido de captura a Interpol que se sumó al de la Justicia argentina.

El contenido de la pericia psicológica de Paraguay se conoce por primera vez, en pleno juicio contra Fabbro en el Tribunal Oral Criminal Nº12 por la causa iniciada por la ahijada que lo denunció y que lo llevó a una celda en el área de agresores sexuales de la cárcel de Marcos Paz. Son nueve cuerpos de expediente, más de 1700 fojas, más de 20 testigos. Las pruebas contra Fabbro parecen contundentes. Y entre todos esos papeles hay una pericia casi idéntica a la de Paraguay, una que fue altamente valorada por la Justicia argentina para imputar y procesar al jugador con un embargo por tres millones de pesos: la cámara Gesell a su ahijada.

Se realizó el 8 de agosto de 2017 en la sala especial del Cuerpo Médico Forense en la calle Lavalle, meses antes de la que se le practicó a A., con representantes de la querella y la defensa del caso tras el vidrio espejado. Una psicóloga fue la única interlocutora de la menor.

Consta en el expediente que la ahijada del futbolista no presentó «indicadores de un aumento patológico de la imaginación» ni una «propensión a la sobrecarga imaginaria» en sus procesos mentales.  También, los análisis revelaron una particular angustia de la menor al hablar de Fabbro: su miedo era cómo le explicaría lo presuntamente ocurrido a su futuro novio, a sus hijos.

Estos exámenes, razonaron los jueces de la Sala VII de la Cámara que confirmaron el procesamiento de Fabbro, otorgaban más credibilidad todavía a los dichos de la ahijada del futbolista.

Hay, de vuelta en Paraguay, algo que inquieta profundamente a ciertos familiares de la menor denunciante, en particular a su madre. La familia Riquelme, en especial Larissa, buscaría revincularse con la menor a dos años de la acusación, a pesar de la pericia psicológica y con Fabbro en pleno juicio.

Un chat de WhatsApp enviado días atrás a un teléfono de la madre de la nena, presuntamente dirigido a la menor. «Amor mío», decía, con un emoji de un corazón, otro de una princesa. El número en el chat es el mismo con el que Larissa se comunicó en varias ocasiones con Infobae.

De vuelta en Buenos Aires, mañana continúa el proceso contra el futbolista. Será el turno de los testigos de la defensa en la sala del Tribunal Oral Criminal Nº12.

 

(Infobae)

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