Cuando los adultos intervienen el acoso escolar se termina

El acoso escolar se produce cuando prima el individualismo sobre lo colectivo, la competitividad sobre lo cooperativo, la indiferencia sobre la participación.

El escenario donde rige el “no te metas” sobre el involucrarse, la mezquindad y el egoísmo sobre la solidaridad, el miedo sobre la resiliencia y la asertividad.

Si estas situaciones son las que reinan en las escuelas, clubes, y sitios donde se sociabiliza, el agresor tendrá terreno fértil para hostigar, humillar, discriminar a través de sus burlas, bromas, agresiones físicas y psicológicas potenciadas a través de las redes sociales.

El agresor probablemente también es víctima de maltrato en su seno familiar y no encuentra la forma correcta de expresarlo, de pedir ayuda y entonces recurre a la agresión de aquellos que tienen una personalidad débil, sumisa,  para enfrentar y frenar las agresiones.

El agresor cuenta además con el silencio y la complicidad de los observadores que permiten que estas situaciones se produzcan callando o participando activamente en el acoso.

O donde, además se permite la pasividad de los adultos que no intervienen, ya que van naturalizando este tipo de situaciones, o peor aún, echando culpas en otros adultos para evitar involucrarse y solucionar los conflictos.

Cuando los adultos intervienen el acoso (bullying), maltrato y discriminación se terminan.

 

 

Por Arístides Álvarez (*) 

(*) Presidente ONG “Si nos reímos, nos reímos todxs”

Docente de Rosario, Santa Fe.

 

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