Solicitan dar curso a convenio de la OMS para reducir el tabaquismo y plantean alternativas sustentables a la industria tabacalera

Las organizaciones de la sociedad civil que impulsaron la campaña JuntoscontraelTabaco.com entregaron en el Congreso las más de 800.000 firmas de los ciudadanos que piden se ratifique el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el control del tabaquismo. La campaña de firmas se mantendrá abierta hasta que se trate el tema.

 

También, en un trabajo con otras agencias del Estado, se presentaron planes para la sustitución del cultivo de tabaco y así asegurar las fuentes laborales y desarrollar líneas de negocios sustentables y amigables con el medio ambiente.

 

Las firmas fueron entregadas a la diputada Cornelia Schmidt Liermann, presidenta de la Comisión de Asuntos Exteriores y Culto, quien recibió a las organizaciones sociales y se comprometió a trabajar en un proyecto de ley para lograr la ratificación de Convenio.

 

Asistieron asimismo la diputada Carmen Polledo, presidenta de la Comisión de Salud y el diputado Pablo Torello, secretario de la Comisión de Agricultura y Ganadería, integrante de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano.

 

Participaron también el Secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao; el científico del CONICET Alejandro Mentaberry, la directora operativa de la Fundación Sustentarte, Micaela Martínez, el ex presidente de la Unión Internacional para el Control del Cáncer (UICC), Eduardo Cazap, y el director del Programa de Control del Tabaco de la Secretaría de Salud de la Nación, Ignacio Drake.

 

Schmidt resaltó que “tenemos en la Argentina un cultivo que mata. Es una obligación moral producir de una forma sana, sustentable, sin contaminar, con trabajo justo. No podemos permitir desarrollarnos sobre la base que sabemos que es perjudicial para la salud y para aquellos que participan de la producción de este cultivo”.

 

Schmidt señaló que el proyecto de ley que se encuentra en proceso para facilitar la sustitución del cultivo de tabaco contempla la valorización del bambú, el desarrollo tecnológico y de polos de producción sostenible. Dijo que con el bambú, debido a sus características,  “se ve una posibilidad de desarrollo de la agricultura familiar”, y agregó que se “intentará trabajar con la creación de una certificación del bambú para su trazabilidad y satisfacer los requerimientos de comercio justo. Está todo dispuesto para poder desarrollar una política industrial en la Argentina”, finalizó Schmidt.

 

Ciencia y Sociedad

 

Barañao destacó que esta iniciativa es una muestra de que la ciencia y la tecnología contribuyen a buscar soluciones para un problema social y económico. “Acá tenemos un problema social que produce 44.000 muertes por año pero que no se puede abordar si no se ataca el tema económico que esto conlleva», dijo. Hizo referencia a los estudios referidos al cultivo de bambú como una posible vía de diversificación para los agricultores de las provincias tabacaleras. “El bambú es un biomaterial con muchísimas aplicaciones y es la base de una cadena de valor que hoy no existe en el país y que puede generar muchos puestos de trabajo digno, dinamizando las economías regionales”. Ya se están trabajando en pruebas testigo en las provincias de Corrientes y Misiones, informó.

 

Debido al conocimiento científico que se tiene sobre la planta de tabaco, Barañao dijo que presenta características agronómicas, “es una planta que se ha utilizado para experimentar la producción de otras proteínas de uso humano”.

 

“La reconversión de la industria del tabaco es un hecho inevitable, el consumo de cigarrillos viene bajando. Tarde o temprano vamos a tener que afrontar el problema social de los productores actuales. Esto no se hace de la noche a la mañana: debemos estar preparados”, destacó Barañao.

 

Ampliando las perspectivas, señaló que se está trabajando junto al BID en el desarrollo de nuevas cadenas de valor basadas en la biodiversidad. “Hay un nuevo mercado que es el de consumo responsable, consumidor de alto poder adquisitivo que quiere consumir algo que es bueno, que fue producido en el comercio justo, esto abre oportunidades para Argentina”.

 

Bajo esta óptica se está analizando la producción de alimentos orgánicos, fitoterapueticos que pueden ser alternativas para el tabaco. “El financiamiento en estos ensayos preliminares cubre desde la compra de insumos, la tecnología y todo lo necesario para la producción. Lo que estamos haciendo es algo que nunca se hizo en la Argentina, una política industrial”, cerró Barañao. Por otra parte, remarcó que existen capitales de riesgo que están ávidos de nuevas oportunidades de negocio y que, a partir del primer caso de éxito, rápidamente se van a volcar a estas opciones. En este punto las organizaciones sociales adquieren un rol fundamental dado que pueden ser las facilitadoras de la flexibilidad y agilidad que requiere el mercado para encauzar el capital hacia estos nuevos negocios.

 

Mercado en ascenso

 

De acuerdo a los datos de la Fundación Sustentarte, en 2018 el comercio total de bambú representó US$ 6.300 millones en todo el mundo, pero se proyecta que para el 2025 este volumen de negocio pasará a ser de US$ 98.300 millones, según las Naciones Unidas. En la Argentina se puede ver que el país cuenta con especies nativas en 18 provincias.

 

Martínez mostró que marcas de alta gama como Gucci y BMW utilizan bambú en sus productos. También está presente en objetos textiles como sábanas y medias, en la construcción de viviendas, utensilios, cremas para la piel, en andamios para construcción, entre otros. Agregó que “se están haciendo pruebas con la harina de bambú para utilizarla en la fabricación de alimentos para celíacos, dado que posee mayor cantidad de fibra que la mandioca”.  Dijo que se puede utilizar en servicios como la remediación de aguas contaminadas por arsénico, o bien para el sistema financiero como bono verde, debido a su tasa de crecimiento y capacidad de captura de carbono. Es una planta de rápido crecimiento, que permite la recuperación de suelos degradados y crece en zonas marginales, dijo. “Esto también es una ventaja en términos sociales, dado que se trata de tierras que no son usadas para otros cultivos y pueden funcionar bien para el bambú”, puntualizó Martínez. Por otra parte, se adapta a los cambios climáticos soportando tanto las sequías como las inundaciones. Además, no requiere agroquímicos para su cultivo y por ser una gramínea no se replanta.

 

Seguirá la recolección de firmas

 

Arturo Prins, Director Ejecutivo de la Fundación SALES, resaltó que el Convenio fue ratificado por 181 países, incluidos los principales productores de tabaco. “Las organizaciones de la sociedad civil junto al Estado tenemos la posibilidad de trabajar en el tiempo para lograr una solución”. Además informó que en la Argentina el consumo de cigarrillos tuvo un descenso del 30% en los últimos diez años, y las exportaciones de tabaco están en caída. La industria está transitando la peor crisis registrada desde los 90. “Tenemos que buscar una política de sustitución de cultivos para establecer caminos y proyectos para adelantarnos a esto que se viene”.

Como parte del compromiso asumido por las organizaciones que impulsaron la campaña Juntos contra el Tabaco, Prins se comprometió no solamente a colaborar en el asesoramiento del proyecto de ley, sino también en continuar trabajando en la recolección de firmas en la página juntoscontraeltabaco.com para apoyar el tratamiento parlamentario.

 

La «fábrica» es para siempre

 

Por su parte Alejandro Mentaberry, quien investiga desde 1998 el uso alternativo de la planta de tabaco, comentó los logros obtenidos en la producción de proteínas. “Esta iniciativa posee un costo de producción bajo porque lo que se debe hacer es multiplicar por el número de hectáreas, uno hace la «fábrica» para siempre, y después se reproduce por métodos biológicos”. En sus ensayos se verificó que hoy las plantas de tabaco pueden producir enzimas industriales, uno de los mercados de más rápida expansión.

 

El factor salud

 

Desde la secretaría de Salud de la Nación se destina el 10% de su presupuesto para tratar enfermedades generadas por el hábito de fumar. “El cultivo de tabaco es muy nocivo también para el sistema de salud”, dijo Drake y agregó que “actualmente la industria ocupa a 17.000 productores de los cuales la mayoría residen en Misiones. Pero más allá del Convenio, “también vemos que la industria está generando productos que utilizan menos tabaco”, dijo Drake. Además destacó el trabajo con las organizaciones sociales que impulsaron la campaña e instó a la colaboración interministerial para buscar una solución conjunta en donde se afronte el problema de salud pero también el de los productores de tabaco.

 

Cazap, médico oncólogo, dijo que «hay que entender al tabaquismo como una responsabilidad de todos”. Pero también advirtió que “la ciencia médica se basa en el criterio de curar a los enfermos, sin embargo, la estrategia que va a dominar en los próximos años es que la gente no se enferme. Los problemas del tabaquismo los conocemos, lo que hoy se está presentando son soluciones para enfrentarlo”, finalizó Cazap.

 

Las organizaciones que impulsaron la campaña de firmas fueron: Asociación Antitabáquica Sin Pucho, Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, Asociación Argentina de Tabacología, Asociación Médica Argentina, Cáncer con Ciencia de la Fundación Sales, CEMIC, Fundación Convivir, Fundación Pacientes de Cáncer de Pulmón, Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria, Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Oncología Médica, Sostén-Asociación Civil y Unión Antitabáquica Argentina.

 

La Fundación La Nación, los diarios La Prensa y La Capital de Mar del Plata, Selecciones Reader´s Digest, el diario Huarpe, el diario La Reforma de La Pampa, el diario El Litoral de Santa Fe y el programa radial SaludArte, donaron espacios de publicidad para la campaña y publicaron información sobre los daños a la salud que provoca el tabaquismo.

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