25 años del atentado AMIA : la trágica historia en la voz de los protagonistas en su paso por Misiones Online

En el marco del aniversario del mayor atentado terrorista de la Argentina, aún no se encuentran a los culpables. Familiares y sobrevivientes expresan su indignación contra la impunidad y apelan a la memoria para lograr justicia y que no se olviden a sus muertos.  Sofia Guterman (madre de Andrea) y Alejandro Mirochnik (sobreviviente) conversaron en su momento con Misiones Online sobre la importancia de educar a los jóvenes y que estas historia no se repita.

Hoy se cumple un aniversario más del cruel atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), el principal centro comunitario de la colectividad judía argentina. El horrendo suceso que marcó la historia argentina dejó un saldo de  85 muertos en 1994, no solo es considerado el peor atentado, sino que revela la impunidad que existe en esta nación. Es así que, un cuarto de siglo después del ataque, los autores no han sido arrestados y el juez que llevó la causa original Juan José Galeano, está detenido.

Como se recuerda, el presidente de entonces, Carlos Menem (1989-99), fue acusado de desviar la investigación, presuntamente exigiéndole al juez que no investigara la llamada «pista siria», que involucraba a un empresario cercano a su familia, aunque el tribunal lo absolvió posteriormente, según el portal de Nación. Todos estos hechos no hicieron más que lentificar las investigaciones y dejar a decenas de familia con ese sabor amargo de la injusticia.

En este aniversario, Misiones Online conversó con un sobreviviente y  con la madre de una de las víctimas, quiénes expresaron su dolor y se mantienen en pie de lucha exigiendo justicia y memoria.

Pesadillas que se volvieron reales

Sofia Guterman, recuerda con dolor ese fatídico día cuando recibió la noticia y también rememorá las constantes pesadillas que sufrió su hija Andrea, semanas antes de ser asesinada, incluida la madrugada anterior al día del atentado, Andrea Guterman soñó que hombres sin rostro la querían matar.

El día anterior, durante la final de la Copa del Mundo que en 1994 se jugó en Estados Unidos, se lo contó a su mamá, Sofía, que a la distancia no puede dejar de verlo como una premonición. Hoy Andrea tendría la misma edad que ella cuando explotó la bomba.

Durante una entrevista en Misiones Online sostuvo que “la memoria” es la mejor herramienta para derrotar la impunidad que sufren. “No creemos en la justicia y no hubo respuesta para el atentado contra la Embajada Israelí (17 marzo 1992) ni para la AMIA (18 de julio de 1994)”, afirmó.

Recordó para Infobae que en el primer acto al que los familiares llevaron pancartas, en el que le pusieron rostro a las 85 víctimas con sus fotos, Sofía conoció a la abuela de Sebastián Barreiros, con 5 años, la víctima más joven que tuvo el atentado a la AMIA.

«Paseaba con la pancarta de un lado para el otro, le pregunté qué le pasaba y me dijo que no sabía dónde poner la foto de su nieto «, recordó Sofía, que le dijo entonces: «Póngalo cerca de Andrea que era maestra jardinera y ella lo va a cuidar». «Ese mismo día empecé a escribir un poema para ellos», confió a Infobae.

«No se conocían en la vida terrenal,

Maestra jardinera ella,

con muchos niños a quien amar,

con muchos sueños de un hijo propio,

travieso, bueno y con una mirada angelical.

Él, pequeñito, muy apegado a su mamá,

hilaba sueños y fantasías,

mientras jugaba en su lugar.

Los asesinos, con su maldad,

hicieron volar sus almas

al inmenso campo celestial,

a la misma hora, y en el mismo lugar.

Desde aquel entonces, siempre juntos van,

mi hija Andrea y el pequeñito de Sebastián.

En un jardín de infantes del Más Allá,

juega tranquilo, con mucha paz,

el pequeñito de Sebastián.

Una maestra sin delantal,

le cuenta cuentos, lo hace jugar,

caminan juntos, no sufren ya

porque en el cielo no hay maldad».

(Fragmento del poema Andrea y Sebastián)

 

Sofía Guterman, la mamá de Andrea, acompañada por su esposo Alberto, camina el país para que nadie olvide a las víctimas ni a los atentados. Y visita escuelas para hablar con los chicos y contarles que la tragedia es de todos los argentinos.

Hasta la fecha continúa impune este genocidio antisemita, uno de los más graves desde la Segunda Guerra Mundial, pero Guterman afirma saber quiénes fueron los responsables. “Mi trabajo, en realidad, es más por la memoria que por la justicia. Por eso voy a las escuelas”, señaló. “Es muy triste cuando a uno se le terminan las esperanzas. Creo que al no haber justicia, nosotros tenemos que utilizar la memoria como una forma de justicia. Ni el atentado ni las víctimas deben ser olvidadas”, añadió.

Salvado de milagro

El profesor de Educación Física y víctima que quedó atrapado entre los escombros por más de seis horas hasta que puso ser rescatado, Alejandro Mirochnik visitó los estudios de Misiones On Line TV donde en una extensa charla compartió parte de su historia de vida.

Mirochnik dijo que siente la necesidad de poder contar sus vivencias, “en los primeros años me escondí un poco de esto, pero ahora con el correr de los años y cuando me invita Cultura de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), como docente siento la necesidad de contarle a los jóvenes de 24-25 años que no vivieron esto, un día histórico catastrófico en Buenos Aires pero que repercutió en todos lados, más allá de una institución judía fue un atentado a la humanidad”.

Relató los hechos del día de atentado en que recordó que trabajaba en AMIA y esa mañana “como todas las mañanas me toco buscar unos diarios, subía por el ascensor y cuando me di cuenta me encontré con que el ascensor estaba entre los escombros, tuve la suerte de estar en la caja de ascensor. Después de cinco o seis horas, a eso de las 15:00, esto paso a las 09:53 y a las 15:00 tuve por primera vez contacto con un bombero, me fui escapando del ascensor entre los escombros y a dos o tres metros observaba a un bombero y le grite y ese bombero, con un grupo de gente pudo, a eso de las 19, rescatarme con vida. Mi pierna derecha está prácticamente demolida, fracturada en mil pedazos, se reconstruyó toda, pero la vida la salve”.

Rinde homenaje a su tío Buby Naum de 63 años próximo a jubilarse, quién fue una de las 83 víctimas.

Desde su perspectiva aquel día tremendo un Alejandro falleció y nació otro más potenciado, “con más rabia, con más bronca, pero con más ganas de vivir, mayor tenacidad, mayor ganas de lograr el objetivo, luchar mucho continuar mis estudios. En ese momento era profesor de Educación Física pero trabajaba en DAIA, después me fui por razones lógicas entonces me dedique a trabajar de profesor de Educación Física y seguí siempre estudiando, me dedique a preparar chicos con capacidades distintas, especiales y el año pasado me jubile. Estoy jubilado pero tengo una escuela de guardavidas en La Matanza”.

Agregó que en aquel momento era campeón argentino de Triatlón y “mi sueño era poder correr una instancia superior que se llama Iron Man (natación, bicicleta, maratón) y ahora en marzo corrí mi 13° Iron Man y me preparo para el 14° en Santiago del Estero.

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