Una reivindicación que equivale a dos represas

La consolidación del misionerismo como movimiento político con una identidad propia llevó a la provincia a transitar un camino hasta entonces inexplorado, el de la independencia de los armados nacionales y de la atención prioritaria a un proyecto provincial que trasciende las administraciones centrales. El nuevo enfoque no solamente le valió al oficialismo un triunfo electoral histórico en tiempos en los que a la política le cuesta cada vez más seducir a la gente, sino que también trajo resultados concretos, como el reciente incremento de las regalías de Yacyretá, que para la provincia significa una renta vitalicia equivalente al doble de la generación de la central de Uruguaí.

 

Por primera vez, al menos desde la restitución de la democracia, Misiones no tiene un gobierno alineado al poder central, lo que viene a romper con la tónica de los últimos 35 años, tampoco uno que responda a una fuerza opositora nacional, como ocurriera durante el fin de la presidencia de Alfonsín y la breve administración de De la Rua, ahora tiene un gobierno que no responde a mandatos partidarios de una esfera superior.

 

La opción por la independencia del histórico centralismo porteño podrá ser muy atractiva en el plano discursivo, pero llevarla adelante en la práctica no es tarea sencilla, menos en un país marcadamente presidencialista como Argentina donde el Gobierno central maneja la mayoría de los recursos y menos aún en una provincia como Misiones, históricamente postergada en el reparto de los fondos federales.

 

Aprovechando la ventana de oportunidad que abrió la asunción de un gobierno nacional que en términos de representación legislativa y presencia territorial es mucho más débil que sus antecesores, Misiones esquivó el camino más fácil y en vez de colgarse del poder nacional para buscar beneficios en la lógica del amiguismo, se plantó en su propuesta provincialista e hizo valer en el concierto político nacional el peso de sus legisladores y de su caudal electoral -que escaló al medio millón de votos el dos de junio- para exigir que terminen las históricas iniquidades que dificultan el desarrollo de la provincia.

 

Producto directo de esta inédita postura frente al poder nacional, Misiones consiguió una mejora significativa en la forma en la que percibe las regalías de Yacyretá, lo que representa un beneficio que perdurará para futuras administraciones y generaciones.

 

Durante el kirchnerismo el monto que el Gobierno reconocía a las generadoras de energía estaba tan atrasado que las regalías que por ley le correspondían a Misiones por la energía que Yacyretá aportaba al sistema nacional eran muy poco significativas. Pero eso cambió de la mano de la política de “sinceramiento” de tarifas aplicada a rajatabla por el Gobierno de Macri que con cada incremento que reconocía a las empresas eléctricas, también aumentaba las regalías correspondientes a Misiones y Corrientes.

 

Sin embargo la provincia seguía impedida de hacer valer su derecho porque los cheques de Nación llegaban con hasta 20 meses de atraso, desvalorizados por efecto de la inflación.

 

“Cobrábamos a los premios, no había compensación ni intereses por el pago tardío. La Nación pagaba cuando se le ocurría o cuando tenía fondos. Cobrar era una gestión permanente y engorrosa. Por otro lado las facturas de (la distribuidora nacional de energía) Cammesa hay que pagarlas en mes calendario y si las pagás despúes del día 10 corren intereses y punitorios de valores muy elevados”, indicó Adolfo Safrán, secretario de Hacienda provincial y uno de los reclamó con mayor insistencia la normalización del pago de las regalías.

 

Para evitar las costosas demoras en los pagos, la Provincia comenzó a reclamar en 2016 que las liquidaciones operaran mensualmente a través de un descuento en la factura que Misiones paga a Cammesa por la energía que toma del Sistema Integrado Nacional. Tras intensas gestiones en varios frentes, Nación accedió a aplicar el sistema de pagos propuesto por Misiones y recién lo comenzó a aplicar en noviembre del año pasado.

 

Pero la Nación seguía sin ajustarse a la norma porque las regalías que reconocía a Misiones estaban bastante por debajo del 6% del total generado por Yacyretá y vendido al mercado interno, tal como prevé la ley 23.164. En consecuencia el Gobierno provincial siguió reclamando y consiguió en los últimos días un incremento de 50% en esa compensación que aún así no llega a lo que exige la ley, o al menos eso es lo que sostiene el ministro de Energía Sergio Lanziani.

 

Pedimos el 100 por ciento de lo que nos corresponde que es bastante más de lo que recibimos ahora”, señaló el funcionario antes de explicar que “la central genera 20 mil gigavatios/hora por año, más del 92% de esa energía se vende al mercado interno y a nosotros nos corresponde el 6% de eso. Estaríamos hablando de entre 1.000 y 1.200 gigavatios por año y hasta ahora nos están reconociendo 700”.

 

Destacó que pese a ser inferiores a lo que correspondería, las regalías que a partir de este mes recibirá Misiones equivalen al doble de lo que genera la central de Uruguaí. “Es como si a partir de gestiones hubiéramos construido dos represas Uruguaí”, ejemplificó.

 

De hecho, los 700 gigavatios/hora que la Nación reconoce como regalías a Misiones representan el 30% de lo que la provincia le compra a la distribuidora nacional Cammesa, alrededor de 2.000 millones de pesos al año. Una renta vitalicia que debería ampliarse a partir de próxima maquinización del brazo Aña Cua, que elevará en 10% la capacidad instalada de Yacyretá.

 

Poder al soberano

 

El concepto del misionerismo como identidad y proyecto propio encuentra en la boleta corta su estrategia electoral más coherente. Por otra parte, el hecho de que tres cuartas partes de los misioneros hayan elegido en junio a la fórmula Oscar Herrera Ahuad – Carlos Arce demuestra que el electorado renovador está compuesto por personas que se sienten representados por distintas expresiones políticas en la escena nacional, dado que ningún candidato a presidente concentra semejante nivel de adhesión en la provincia.

 

A través de la boleta corta ese variopinto electorado que en Misiones elige a la renovación y en la disputa presidencial prefiere a Fernández, a Macri o a Lavagna encuentra en la boleta corta una muestra inconfundible de respeto por la libre elección y un reconocimiento evidente de que el poder reside en manos de la decisión que tome el soberano en el cuarto oscuro.

 

Representantes de los partidos nacionales que recientemente visitaron Misiones, Juan Urtubey, Alberto Férnandez y Rogelio Frigerio, reconocieron que la estrategia de la boleta corta es una muestra de coherencia del Gobierno provincial con su identidad provincialista y su vocación de defensa del federalismo.

 

Otro valor que destacaron los referentes de las fuerzas nacionales es el orden y la tranquilidad en la que se desarrolla la política en Misiones, en tiempos en los que la lógica de la grieta lleva al país a pensar la política en términos de destrucción del oponente.

 

Desde la renovación entienden que más allá de quien fuera el candidato a presidente más votado en la provincia, resulta primordial para defender el proyecto misionerista que impulsan desde ese espacio, que la lista de diputados nacionales que encabeza Diego Sartori tenga en octubre un nivel de apoyo similar al que tuvo en junio la fórmula Herrera Ahuad – Arce, a efectos de reforzar la presencia de legisladores nacionales misioneristas en el Legislativo nacional.

 

Argumentan que de ese modo Misiones tendrá más fuerza para ir por reivindicaciones necesarias para compensar la histórica desventaja con la que corre en la distribución de los fondos nacionales. 

 

Por parte de las demás fuerzas políticas, el argumento para pedir el voto para sus listas pasa por el respaldo a los proyectos nacionales a los que adhieren o –siguiendo la lógica de la grieta- por restarle poder a la facción a la que se oponen. Votar la lista completa de Macri para que no vuelva Cristina o elegir la papeleta entera que encabeza Alberto Fernández para que se vaya Macri son consignas que se repiten desde ambas márgenes de la grieta.

 

Sostener al dólar para llegar a octubre

 

Después de fracasar en su ambicioso plan de poner al país en la senda del crecimiento con la receta del gradualismo, el Gobierno nacional puede ahora  –después de varios tropiezos- exhibir resultados coherentes con el plan mucho más modesto que puso en marcha con la asistencia del FMI. El objetivo ya no es crecer sino llegar a octubre sin nuevos cimbronazos y en una senda de normalización, aunque todavía lejos de la recuperación en forma de V que los voceros oficiales pronosticaban a principios de año.

 

Mantener a raya al dólar es uno de los elementos centrales de esta estrategia y el FMI le dio otra gran ayuda al Gobierno nacional para cumplir ese objetivo. El viernes el equipo técnico del organismo de crédito aprobó la cuarta revisión del acuerdo Stand-by con la Argentina y ahora solo resta la ratificación del Directorio Ejecutivo para que llegue el quinto desembolso del crédito, unos 5.400 millones de dólares. De concretarse esta transferencia, el organismo habrá entregado al gobierno de Macri unos 44.500 millones de dólares, lo que representa el 78 por ciento de los 57.000 millones acordados originalmente.

 

Con más dólares en caja, el Gobierno tendrá más poder de fuego para sostener artificialmente la cotización del dólar que cerró la semana en torno a los 43 pesos, los especuladores lo saben y prefieren jugar sus fichas a las jugosas tasas de interés que convalida el Banco Central para las inversiones en moneda local.

 

Como siempre ocurre con estos esquemas que se apoyan en la captación de enormes cantidades de inversiones especulativas a tasas lucrativas, todos se preguntan hasta cuándo durará la paz antes del próximo estallido.

 

El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo alertó que “cuando uno plancha una variable, llega un momento en que eso explota”. El dirigente remarcó que “Argentina necesita urgente empezar a crecer a tasas chinas, pero mientras tengamos este sistema armado a través del carry trade, donde se plancha el dólar y hay unas tasas locales extraordinarias, es muy difícil que las empresas locales o internacionales empiecen a invertir”.

 

En tanto que el exministro de Hacienda Alfonso Prat Gay advirtió que “puede ser que este dólar bajo le convenga al Gobierno por las elecciones, pero tiene que haber aprendido que no es bueno que baje tanto o no siga a la inflación, eso generó la crisis de 2018”.

 

La actividad industrial sigue mostrando datos negativos en la comparación interanual pero una muy leve recuperación mensual. El Índice de Producción Industrial del INDEC retrocedió 6,9% interanual en mayo, acumuló 13 meses de contracción y una caída de 9,8% en los primeros cinco meses del año. Pero mostró una suba de 0,6% en la medición desestacionalizada respecto a abril. Con ese número se quieren quedar en el Gobierno para respaldar la idea según la cual la crisis habría tocado su piso a fines del año pasado y se encuentra en un proceso de (muy lenta) recuperación.

 

En el mismo sentido se movió el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción, también publicado por el INDEC, que reflejó en mayo una baja de 3,4% -interanual-, luego de haber caído 7,5% en abril pasado. Y mostró una variación en terreno positivo de 2,3% respecto de abril en la serie desestacionalizada.

 

El pulso de las encuestas

 

Desde distintas encuestadoras nacionales atribuyen a este escenario económico más estable un repunte en la intención de voto a Mauricio Macri, que de todas maneras seguiría perdiendo en primera vuelta contra el binomio Fernández-Fernández.

 

De acuerdo a una encuesta de Gustavo Córdoba y Asociados, en las PASO se impondría la fórmula del Frente de Todos, con algo más del 40% de los votos sobre la fórmula Macri-Pichetto que obtendría el 32,9% y Lavagna – Urtubey con 12,2%.

 

Mientras que en un posible balotaje entre Macri y Fernández, este último resultaría ganador por el 46,5% de los votos. El oficialismo obtendría el 42,1%.  “Respecto a un balotaje, los Fernández siguen arriba, pero con Macri-Pichetto recortando. En junio, la distancia para la segunda vuelta está en 4,4 puntos: 46,5% los K vs. 42,1% del oficialismo. Cerca del margen de error. En mayo, había 7,9 de diferencia: 44,6% vs. 36,7%”, señala el informe.

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