Empresario advirtió que el acuerdo con la Unión Europea trae más riesgos que beneficios a la forestoindustria de la región

Román Queiroz, presidente de la Amayadap, señaló que distintos factores como los costos de logística y laborales, la presión impositiva y las altas tasas de interés conspiran contra la competitividad de la industria forestal argentina. Consideró que en esas condiciones el tratado con Europa trae pocas ventajas y muchos riesgos: por un lado los exportadores locales correrían en desventaja contra sus pares de Brasil y Uruguay en la carrera por ganar mercados en el Viejo Continente y por otro lado, la quita de aranceles para el ingreso a Argentina de productos terminados europeos afectaría las ventas al mercado interno de las industrias misioneras.

 

El histórico Acuerdo de Asociación Estratégica entre el Mercosur y la Unión Europea, puntapié inicial para un posible acuerdo de libre comercio entre ambos bloques, generó un amplio espectro de reacciones en el empresariado, desde el absoluto optimismo de quienes ven una oportunidad única de inserción al mundo hasta el temor de quienes pronostican la debacle total de una industria nacional que no estaría en condiciones de competir con la producción europea.

 

Entre quienes manifiestan sus reparos al posible acuerdo se cuenta el presidente de la Asociación Maderera, Aserraderos y Afines del Alto Paraná (AMAYADAP), Román Queiroz, a quien le tocó sufrir en carne propia los efectos negativos de la apertura comercial desde 2015, cuando las ventas de su planta de fenólicos comenzaron a caer por el ingreso de productos importados, situación que lo obligó a despedir parte de su personal.

 

El empresario eldoradense advirtió que por altos costos fiscales y de fletes la forestoindustria de la región es menos competitiva que la de los demás países del Mercosur, especialmente Brasil y Uruguay, y muchísimo menos que la europea, situación que se agravó el último año por la descomunal suba de las tasas de intereses en Argentina. En esas condiciones advirtió que un proceso de apertura comercial implicaría altos riesgos de perder mercado interno y pocas posibilidades de ganar en exportaciones.

 

“Las industrias locales van a ser afectadas (…) Somos por lejos, el país de la región con más presión fiscal comparada con los países vecinos y ni hablar comparada con los europeos. Siempre nos costó ser competitivos, pero más aún por una cuestión de costos”, añadió.

 

Precisó que en materia de logística, la producción misionera corre con una marcada desventaja respecto a su par brasileña. “Hoy poner un producto desde Misiones arriba de un contenedor en el Puerto de Buenos Aires nos cuesta US$ 2.500, es un 50% y 70% más de lo que le cuesta a un brasilero”, dijo. Indicó que la presión fiscal es otro factor que incide negativamente para la producción local.

 

El empresario advirtió que la estadística muestra que las exportaciones de madera de Argentina alcanzaron su mejor rendimiento en los años posteriores a la salida de la convertibilidad y luego decayeron hasta llegar a su mínima expresión en los últimos años. “La inflación, el retraso cambiario y los altos costos laborales y logísticos nos hicieron perder mercados contra competidores como Chile, Uruguay o Brasil”.

 

Teniendo en cuenta la desventaja con la que corre la forestoindustria Argentina contra sus pares de Brasil y Uruguay, el empresario vislumbró que una apertura de los mercados europeos brindaría oportunidades muy interesantes para los países vecinos antes que para los argentinos.

 

Por otra parte, advirtió que la quita del arancel de 91% que pagan los europeos para ingresar sus productos al país le quitaría a la industria local una protección que le permite vender dentro del país. “Esto significa que las pymes nuestras van a ser más vulnerables de lo que son hoy y eso conlleva a la pérdida de la mano de obra (…) me parece que a algunos sectores les va a beneficiar y al sector industrial propiamente dicho le va a perjudicar”.

 

JRC

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