Cáncer de colon: ¿prevenible desde la alimentación?

El cáncer de colon es una enfermedad cada vez más frecuente en nuestro país y los especialistas alertan acerca de este aumento en el número de casos, tanto en hombres como en mujeres. Según el Instituto Nacional del Cáncer, que depende del Ministerio de Salud de la Nación, el cáncer colorrectal (CCR) es el segundo cáncer más frecuente en la Argentina, representa el 11,8% del total de casos en ambos sexos, detrás del cáncer de mama (16,8%).

Se diagnostican 15.692 nuevos casos por año aproximadamente (8.527 hombres y 7.165 mujeres), y la importancia de concientizar sobre la temática radica en que es uno de los tipos de cáncer que tiene mayores probabilidades de cura si es detectado a tiempo.

El riesgo de padecer cáncer colorrectal incrementa al aumentar la edad. La mayoría de los casos ocurren entre los 60 y 70 años, mientras que los casos que aparecen antes de los 50 años son poco comunes, a menos que haya una historia familiar de aparición temprana de cáncer colorrectal.

Si bien existen muchas causas posibles de esta enfermedad, tales como otras afecciones: Colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, tabaquismo o escasa actividad física, una dieta rica en grasas saturadas y pobre en fibras es uno de los factores predisponentes más frecuentes. Es por ello que, es importante conocer un poco más acerca de los aspectos más importantes de la alimentación para favorecer la salud del intestino y prevenir patologías del mismo, incluso la aparición de cáncer, tales como:

  • Aumentar el consumo de fibras a través de los alimentos ricos en ella, como todas las verduras y frutas. Es importante la ingesta de por lo menos 3 porciones diarias de dichos alimentos. Podemos optar por preparaciones en las cuales las consumimos crudas (las que se puedan), cocidas al vapor o por hervido, ensaladas, revueltos, tartas y tortillas, budines, soufflés, postres con frutas frescas. Recordemos que la recomendación general, a nivel poblacional, es de 5 raciones por día de frutas y verduras, la idea es ir incrementando la cantidad, hasta lograr un buen promedio, según nuestro consumo personal diario.
  • También encontramos fibras en los cereales integrales y legumbres. Deberíamos incluir al menos 2 veces por semana algún tipo de legumbres a nuestras preparaciones. En cuanto a los cereales integrales podemos optar por panificados en general con harina integral o salvado de trigo y avena, arroz integral, entre otros. También podemos sumar frutos secos (nueces, almendras, avellanas, etc.) y semillas (chía, lino, girasol, sésamo).
  • Aumentar el consumo de agua: la necesidad de agua de cada persona es diferente, en general se recomiendan al menos 2 litros diarios. De todos modos, esta cantidad puede variar de acuerdo a las características de cada individuo.
  • Es importante evitar alimentos quemados o extremadamente tostados, debido a que en ellos se producen sustancias toxicas (acroleínas e hidroximetilfulfural) para el organismo, la cual también puede, además de otros daños, provocar cáncer. Cabe aclarar que nos referimos al “quemado” como las partes negras que quedan en las superficies de los alimentos como carne asada, pan, masas, etc.
  • Otros alimentos que se deben evitar son las frituras, ya que las grasas contenidas en ellas son dañinas para muchas funciones del cuerpo, entre ellas, la intestinal; y los picantes, sobre todo en quienes tienen algún antecedente de enfermedades intestinales. Optemos por métodos de cocción como horno, plancha, parilla, cuidando siempre el punto correcto de cocción (ni crudo ni quemado), y condimentos aromáticos, como orégano, laurel, albahaca, tomillo, etc.
  • Disminuir el consumo de carne roja, eligiéndola de 2 a 3 veces por semana, alternando los demás días con carnes blancas, como pollo y pescado.

Tomemos conciencia de las enfermedades crónicas que prevalecen en nuestra región y que podemos prevenir, en gran medida, a través de nuestros hábitos alimentarios. Es algo que podemos manejar si nos lo proponemos cada día, pues los beneficios son mayores que los “sacrificios” de comer un poco más sano.

Lic. Romina Krauss-Nutricionista

M.P. n° 147

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