Aferrarse a la vida: Yarden Milagros, con 23 semanas de gestación y sólo 550 gramos, es la niña más prematura que logró sobrevivir en Misiones

En julio del año pasado la beba nació a las 23 semanas de gestación, y con sólo 550 gramos de peso, estuvo 113 días en Terapia Intensiva de Neonatología del Hospital Materno Neonatal, de Posadas, producto de una urgencia en la que tuvo que ser intervenida su madre, Daiana Castro, frente a un embarazo de alto riesgo. Así pasó a convertirse en los registros clínicos y las estadísticas médicas, en la niña prematura más extrema que nació de un parto en pretérmino y que sobrevivió con una muy buena evolución en Misiones.

La tasa de supervivencia de los recién nacidos menores de 1 kilogramo aumenta en el país, pero sigue siendo baja y muy difícil, ya que demanda en todos los casos de una atención médica de alta complejidad, con un protocolo especial de monitoreo y un seguimiento riguroso durante sus primeros años, como el que se brinda en Neonatología del hospital público de la provincia, en Posadas.

Y según la información de antecedentes publicados en la prensa internacional, podría ser un caso de referencia en esta tasa de supervivencia y una de las excepciones en el mundo, en medición de semanas gestacionales, no de peso, aunque es muy bajo y muy difícil de poder sobrevivir con 550 gramos. En el hospital de Tokio, Japón, en febrero del corriente año dieron el alta médica a un bebé nacido en agosto de 2018 con 268 gramos de peso y 22 semanas, permaneció seis meses en cuidados intensivos, y lograron salvarlo. Esto lo convirtió en el niño más pequeño del mundo que sobrevive a un parto prematuro, un récord que hasta ahora ostentaba un bebé nacido en Alemania en 2009 con 274 gramos de peso. También en Alemania nació en 2015 la niña más pequeña de la que hasta ahora se tiene registro, con solo 252 gramos.

Un segundo caso que se dio a conocer semanas atrás se presentó en San Diego, Estados Unidos, con una beba de tan solo 245 gramos, y 23 semanas -similar a la experiencia de Yarden Milagros- y fue considerada la más pequeña en su peso en haber sobrevivido a un nacimiento prematuro. Se llama Saybie, y nació prematura en diciembre de 2018, con el tamaño de una manzana. Cuando llegó al mundo le dieron una esperanza de un día de vida, pero logró sobrevivir. Ahora tiene cinco meses y ya pesa 2,5 kilos.

En tanto, en Misiones se registraron en la historia clínica dos casos emblemáticos para el equipo de Salud Pública de atención a niños prematuros, según recuerda el propio ministro, Walter Villalba, un caso de una bebé pretérmino de 34 semanas de gestación que la abandonaron en un contenedor de basura, y después de varias horas de estar sin atención alguna, envuelta en una bolsa de polietileno, fue rescatada y lograron salvarla en el hospital público, tras unos tres meses de internación. El segundo caso fue también una bebé pretérmino de 36 semanas, que dejaron abandonada en el propio hospital público.

“En general habrá más casos de neonatos pretérmino, pero que se resuelven en el ámbito privado, sin este impacto social. La realidad es que prácticamente es muy difícil, o son muy bajas las probabilidad de que lleguen a sobrevivir neonatos antes de la 26 semanas de gestación. Se pueden llegar a salvar, y es una responsabilidad médica intentarlo, pero realmente es muy difícil», explicó el ministro.

«Décadas atrás, en el sistema de salud pública de la provincia no existía un protocolo para situaciones de embarazos de alto riesgo, con nacimientos pretérminos por debajo de las 32 semanas. Después, con los años se fueron acompañando los procesos, con investigaciones científicas, infraestructura, equipamiento de alta complejidad, capacitación, y especializaciones del recurso humano, y este límite gestacional se fue corriendo, llegando hasta las 28 semanas, o de menos de 1,5 kilogramos. Realmente este caso de la beba de 23 semanas y con 550 gramos, es uno de los más extremos en Misiones”, precisó el funcionario.

Agregó que, la bebé al nacer no tenía desarrollado los pulmones y otros órganos vitales, presentó las dificultades característica en estos casos en la visión, una retinopatía de la prematuridad (desarrollo anormal de vasos sanguíneos en la retina del ojo), por lo que tuvieron que realizar procedimientos con láser. «Todas estas dificultades se presentan en un bebé prematuro al momento de tener que adaptarse abruptamente al mundo exterior, porque vieron interrumpida su normal gestación en el vientre de su madre”, explicó Villalba.

En este sentido, el ministro contextualizó la política de atención en embarazos de alto riesgo en Neonatología en el Parque de la Salud. “Antes no había capacidad médica para poder resolver y acompañar clínicamente un caso de nacimiento pretérmino tan extremo, y tampoco la medicina tenía la capacidad de respuestas para atender estos casos críticos. Si sobrevivían con menos de 32 semanas era una casualidad. Hoy, esto cambió también por una política de Estado misionera que apunta a la mejora continua del sistema de salud pública, con la formación profesional de los médicos, del sistema de enfermería, de la capacitación permanente al sistema de circulantes. Entre el 2007 y 2009 a esta parte, con seguridad podemos decir que se ha realizado una fuerte inversión en el servicio de salud pública en el área de Neonatología”, sostuvo Villalba.

 

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El milagro de Yarden

La tasa de supervivencia de neonatos con menos de un kilo de peso es muy difícil en Misiones, dependen de muchos factores que logren vivir. Era altísimo el riesgo para la beba posadeña de enfrentar secuelas propias de un nacimiento fuera de término, con 23 semanas tenía formado su cuerpo pero no sus órganos internos vitales, y en una futura evolución podrían presentarse dificultades en sus normales funciones físicas, sensoriales y cognitivas, por lo que el seguimiento de su neurodesarrollo se mantiene bajo un protocolo que lleva adelante el equipo médico del hospital público hasta los 6 años.

Pero la experiencia clínica con Yarden Milagros Olivera en Misiones, y el éxito ante su muy buena evolución a pocos semanas de cumplir su primer añito de vida – clínicamente tendría 8 meses según la edad gestacional corregida- demuestra, para sus padres y los médicos, que “siempre que hay posibilidades con la tecnología, la ciencia y el conocimiento, hay esperanzas de vida, sumada a la fe para quienes son creyentes. Con el equipo de Neonatología hacemos todo lo que esté a nuestro alcance para lograrlo, desde nuestro lugar. El mayor premio para nosotros es verla ingresar a la beba con sus padres al hospital para sus controles y monitoreos, en cumplimiento de la Ley de Seguimiento del Niño o Niña en Riesgo, que permiten la asistencia profesional continua a la familia y su beba, con resultados marcan una muy buena evolución. La niña se mantiene en su curva de crecimiento, y da mucha felicidad ver su evolución y la alegría de sus padres, después de haber pasado por circunstancias muy difícil donde no se sabía si podría sobrevivir”, explicaron en la entrevista con Misiones Online el doctor Oracio Ojeda, Pediatra Neonatólogo, y la doctora María del Carmen Gónzalez, Jefa de Neonatología del Hospital Materno Neonatal, quienes en equipo -además- asistieron la cesárea de emergencia y recibieron a Yarden Milagros ese 18 de julio de 2018.

Parte del equipo del Hospital Materno Neonatal, de Posadas

Días de oscuridad, aferrados a la esperanza

Una guerrera. La beba logró superar en 113 días en Terapia Intensiva todos los riesgos de mortalidad que se presentan en los casos de nacimientos en pretérmino. En el hospital público de Misiones se habían registrado neonatos de hasta 26 a 33 semanas en promedio como los más extremos, pero Yarden Milagros marcó un nuevo registro tan sólo 23 semanas de gestación y 550 gramos de peso.

Las posibilidades de sobrevivir eran inciertas -frente a la complejidad de la situación- y tampoco sus padres, Germán Olivera (30) y Daiana Castro (23), podían imaginar cuáles serían las condiciones de las secuelas posibles durante su posterior evolución, ya  que en estos casos es mayor la probabilidad de presentar dificultades en sus funciones físicas, sensoriales y cognitivas.

En ese estado gestacional de 23 semanas, su cuerpo estaba formado, pero aún no tenía desarrollados los órganos internos. De igual forma, el equipo médico de “Neo” decidió tomar los riesgos y agotar todos los recursos que tenían disponibles, las tecnologías, la medicina, y los recursos humanos especializados disponibles, con la única esperanza que quedaba por salvar la vida de la pequeña, frente al embarazo de alto riesgo.

Durante su internación en Terapia Intensiva de Neonatología, pasaron por diversas circunstancias críticas. A la beba le practicaron reanimación en varias oportunidades en la incubadora, atravesó una cirugía ocular que le permitió recuperar la vista, debió pasar por un tratamiento que evitó que le apuntaran una de sus piernitas, y luego de evolucionar en sus distintas etapas críticas – tras pasar a terapia intermedia, clínica, hasta recuperación nutricional- , finalmente logró el peso ideal, de 550 gramos a 2,100 kilos, y sus padres lograron que le dieran el alta después de estar entre julio y noviembre prácticamente “internados” con la bebé, siguiendo en los meses siguientes los rigurosos monitoreos médicos, relataron a Misiones Online, felices por contar su historia al mundo, ya que podrán festejar con la emoción que los desborda el primer año desde el nacimiento de Yarden Milagros en julio próximo.

“Todo empezó en mi cuarto mes de embarazo, en que detectaron en uno de los controles de ecografía que había una anomalía con la placenta que ponía en riesgo la vida de la bebé en mi panza, y se decidió por una esperanza, porque la verdad que era muy triste todo lo que nos explicaban los médicos. Lograr que sobreviva en la incubadora, porque era mayor la probabilidad de que no aguante. Para nosotros fueron días muy oscuros, porque era agradecer cada día que ella respirara y se recuperada de cada cosa que se iba presentando”, explicó Daiana.

Pero la ciencia, la medicina, la vocación de servicio, la atención integral, el monitoreo preciso, la estimulación y el acompañamiento terapéutico, sumado a la fe y la esperanza de los padres y todo el equipo de Neo, lograron el resultado en que hoy coinciden con un inmenso cariño que fue “un verdadero milagro”.

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Contención familiar  y vocación de servicio

Fue así que durante 113 días, Yarden Milagros y sus padres, convivieron en “Neo” con el equipo médico de Terapia Intensiva, pero también se encontraron con la contención multidisciplinaria de psicólogos, kinesiólogos, pediatras, enfermeros, nutricionistas y todo el personal que realizaba en algún horario su trabajo de ordenanza, mantenimiento o seguridad en el sector del hospital. «Porque fueron 113 días, las 24 horas, en que la pelea diaria era por sobrevivir, y cada uno de ellos nos brindó apoyo y contención permanente», comentan con gratitud los jóvenes padres.

Germán relató que esos días en terapia intensiva “fueron la prueba más fuerte de mi vida, ver a la beba conectada a todo tipo de equipo para recibir medicación, alimentación, oxígeno, era muy duro. No estábamos preparados para eso. Yo soñaba con una gran fiesta en su nacimiento, otra cosa. De repente, esta realidad tan dura. La verdad que lloramos mucho, rezamos, nos acompañamos mucho como pareja y familia, e hicimos todo lo que los médicos nos pedían o recomendaban. En eso, nos explicaron que lo mejor era quedarnos el mayor tiempo posible al lado de la beba, darle nuestro estímulo y nuestro calor humano. Teníamos acceso directo a ello, y eso fue realmente muy bueno, pudimos ver el trabajo diario que realizan, y es increíble realmente. La verdad que las enfermeras y enfermeros de Neo son ángeles para mi bebé, porque su intervención precisa y oportuna en varias oportunidades durante esos meses en el hospital fueron lo que hicieron posible que hoy este con el milagro de mi hija en brazo”, sostuvo emocionado el orgulloso papá, que este domingo está celebrando de manera muy especial su primer Día del Padre.

Germán admitió que en varias oportunidades le faltó fuerzas, “pero nunca perdimos la esperanza. Yarden Milagros pasó por cinco o seis situaciones en las que se nos iba, y los enfermeros y médicos la traían de vuelta con reanimación mecánica. Tuvo que recuperar peso, de los 550 gramos teníamos que lograr estabilizarla en los 2 kilos para poder salir del hospital. Parecía imposible. Día a día, era esperar su evolución y agradecer por un día más de vida. Tuvo que desarrollar todos sus órganos internos en la incubadora, aprender a alimentarse sin el pecho de su madre, toda una situación para lo que no estábamos preparados, sin embargo, en Neo nos enseñaron a sobrellevar cada momento, y nuestra fe nos fortalecía en que saldríamos de esta prueba tan difícil”, relató Germán. “Realmente, esto es un milagro para nosotros”, repetía con emoción en la entrevista con Misiones Online.

Germán y Daiana son de Posadas. Estuvieron casi dos años de novio con el proyecto de casarse y formar su propia familia. Finalmente, formaron pareja y al año de matrimonio buscaron con mucha ilusión agrandar la familia con su primer hijo. “La noticia de confirmación del embarazo llegó al año de buscarlo, y fue una gran emoción para toda la familia”, expresó Germán, quien traería la primera nieta de la familia del lado paterno, siendo el mayor de siete hermanos. Hoy, todos ansiosos y felices.

 

 

 

Por Patricia Escobar 

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