Un arrepentido acusó  a «Chicho» Serna de ser testaferro de un capo narco y comprometió a la viuda de Pablo Escobar

Lo hizo desde Estados Unidos. Dijo que la mujer y el hijo del capo narco, radicados en el país, conocían los vínculos del empresario colombiano Piedrahita Ceballos con el narcotráfico. El ex jugador de Boca fue señalado por presuntos vínculos con la temible oficina de Envigado

La causa judicial contra la viuda y el hijo de Pablo Escobar Gaviria a cargo del fiscal Sebastián Basso y la PROCUNAR sumó un elemento inesperado. Un narco declaró como arrepentido desde Estados Unidos y aseguró que ambos conocían la vinculación del empresario ganadero José Bayron Piedrahita Ceballos con el narcotráfico y pese a ello hicieron negocios juntos en el país.

María Isabel Santos Caballero y su hijo Sebastián Marroquín están procesados y muy cerca del juicio oral. El juez federal de Morón Néstor Barral lo procesó, hace un año, por haber actuado como intermediarios en inversiones inmobiliarias entre el colombiano Piedrahita Ceballos, detenido en Colombia, y el empresario argentino Mateo Corvo Dolcet, que estuvo preso y ahora se encuentra excarcelado con una tobillera electrónica.

Sebastián Marroquín, hijo de Pablo Escobar Gaviria

 

Cuando pidieron los procesamientos, la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), a cargo de Diego Iglesias, y el fiscal Basso sostuvieron que la viuda de Pablo Escobar actuó como intermediaria entre Piedrahita y Corvo Dolcet.

Según figura en un documento firmado en febrero de 2011, y hallado en la casa del abogado argentino, Santos Caballero cobró USD 101.950, equivalentes al 4,5% del los USD 2.300.000 que habría lavado el colombiano en la Argentina.

En la misma causa está procesado Mauricio «Chicho» Serna. La Justicia comprobó que el ex jugador de Boca le vendió varias propiedades en la Argentina a Piedrahita, que luego fueron utilizadas por el empresario para comprar acciones de las empresas de Corvo Dolcet. A cambio, Serna recibió propiedades en Colombia del supuesto narco.

Según el arrepentido, un narcotraficante, Serna era un testaferro del ex jefe de la Oficina de Envigado conocido como «Rogelio»: la Oficina es una poderosa organización de traficantes. «Desde la Oficina de Envigado – declaró- se manejaban todo lo que eran cuentas del cobro del narcotráfico y también del narcotráfico… se movía. Eso fue una oficina que creó Pablo en su época y luego siguió», aseguró el narco en documentos de la causa a los que accedió Infobae.

Jose Bayron Piedrahita Ceballos

El arrepentido confirmó que la viuda de Escobar Gaviria y su hijo conocían el pasado de Piedrahita, aunque ambos declararon que pensaron que era un simple empresario ganadero.

«Piedrahita Ceballos y Santos Caballero habían estado en una de las tantas reuniones en que se negoció el proceso de paz con la viuda de Pablo Escobar Gaviria tras la muerte del Patrón del Mal, en las que participaron los jefes del Cartel de Cali: los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela; Francisco Herrera, conocido como Pacho; José Santacruz, llamado Chepe, y Efraín Hernández», sostuvo el arrepentido con resguardo de mantener en secreto su identidad.

Según ese testimonio, Piedrahita Ceballos era un miembro del Cartel de Cali y dio sus primeros pasos en el mundo narcocriminal a fines de la década del 80, cuando por cuestiones laborales vinculadas con la ganadería se topó con los hermanos Rodríguez Orejuela. «Fue así como inició su extensa carrera dentro de las filas de ese grupo narcocriminal, la cual lo llevó a asociarse con otros tantos narcos de la misma o mayor jerarquía, con los que dirigía grandes laboratorios de producción de clorhidrato de cocaína, tarea específica que le había sido propuesta directamente por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, por lo que surge evidente que su participación dentro de la asociación no era menor», destacaron los fiscales en base al testigo.

A partir de 1994, Piedrahita se habría alejado del negocio de la droga y decidió incursionar en el rubro de la ganadería para blanquear sus bienes.

Con ese testimonio y otras pruebas, el juez Barral procesó a Piedrahita Ceballos por el delito lavado de activos proveniente del narcotráfico. Y ordenó decomisar definitivamente los terrenos de dos proyectos inmobiliarios en la localidad de Pilar.

El empresario Mateo Corvo Dolcet, la parte argentina del caso

En Argentina, la causa judicial arrancó en 2016 a partir de un informe de la agencia estadounidense DEA que alertó a la Justicia sobre las operaciones de Piedrahita en nuestro país. Fue a propósito de su inclusión, el 3 de mayo de 2016, por parte de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en la llamada «lista Clinton», lo que congeló todas sus transacciones financieras.

Durante la investigación, las tareas investigativas de las fuerzas de seguridad fueron coordinadas por el Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich.

 

Fuente: Infobae

EB

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