«Siento la necesidad de colaborar ante esta catástrofe económica», señaló Cristina Kirchner

La exmandataria presentó su libro Sinceramente ante más de 2.500 personas en Santiago del Estero.

 

Acompañada por Marcelo Figueras, novelista argentino y biógrafo de Carlos «Indio» Solari, Cristina Kirchner se sentó frente a casi 3 mil personas en el Fórum de Santiago del Estero, en donde presentó Sinceramente e inició su campaña electoral como vicepresidente en el interior de la Argentina.

 

300 sillas fueron ocupadas para los máximos referentes de la política local. Gerardo Zamora, gobernador santiagueño, se mostró en la primera fila, acompañado por Claudia Ledesma Abdala, su mujer y ex gobernadora provincial.

 

«Marcelo va a ayudar a que no sea un monólogo», advirtió CFK en el comienzo. Con el correr de los minutos, y a pesar del intento del escritor por interceder con preguntas y desarrollar el encuentro a modo de entrevista, la ex presidente completó un discurso que duró poco más de una hora.

 

«No hay recetas ni fórmulas para estas cosas. Cada uno tiene su experiencia. La mía con él (Néstor Kirchner) fue una experiencia única de 35 años y medio. A los seis meses de salir decidimos casarnos. Y ahora tuve la suerte de que Alberto (Fernández) me diga: ‘Tenés que escribir, tenés que contar’. Empezó siendo un libro para contar determinadas cosas, fundamentalmente nuestra vida, la vida de Néstor conmigo, de nuestros hijos, a los que también quisieron convertir en monstruos», sostuvo la ex mandataria.

 

«El libro se fue escribiendo. Mi vida lo fue escribiendo. El capitulo 1 empieza con el viaje a Cuba a ver a mi hija. El vínculo con los argentinos y las argentinas fue hasta el 9 de diciembre de 2015. Partamos de qué pasó ese día hasta ahora para contar. Empece así, desde el departamento de mi hija en el barrio Monserrat. Me había ido de Olivos a las 23.56 antes de ‘convertirme en calabaza’. Antes de irme a Recoleta, a mi departamento, decido irme al de mi hija porque había gente hostil en la puerta del mío. La soledad me hizo muy bien. La sentí. Cuando uno es presidente, o presidenta, está siempre rodeado de gente», contó CFK.

 

«Es imposible tener un gesto de soledad. Esto es ser presidente. Contaba con la plaza inolvidable del 9 de diciembre que además lo hace inolvidable porque, en serio, no recuerdo algo igual en la historia. Cuando la gente nos despidió… Nunca había terminado un gobierno después de tres períodos despedido y aplaudido en Plaza de Mayo. Yo ya estoy. Por eso tal vez a algunos o algunas les cueste entender decisiones que uno tomó en este tiempo. Yo les decía: ‘Yo ya fui presidenta’. Ahora siento la necesidad de colaborar ante esta catástrofe económica que viven hoy los argentinos y argentinas», completó.

 

La anécdota con Néstor Kirchner en Cariló

 

«Un día me hablaron tanto de Cariló, que es un lugar muy finoli, muy lindo, hermoso lugar. Primero fui con los chicos, él llegó después, con Máximo (Kirchner), a la madrugada. Estaba todo tan oscuro, y no había iluminación. Néstor se encajó con el auto en la entrada. Se enojaba porque no había pavimento, alumbrado».

 

«Íbamos todos los días a comprar a un centro comercial. Totalmente producida. Iba con pareo, anteojos de sol, un bolso divino. Él (Néstor) en zapatillas y con una gorra que la usaba al revés. Una cosa que a él le fascinaba y no podía hacer en Santa Cruz era comprar los diarios, porque llegaban en avión y cerca del mediodía. O a veces no llegaban. Había un puesto de revistas, él se tomaba un cafecito y compraba todos los diarios: Clarín, La Nación, Crónica, El Día de La Plata».

 

«Se sentaba en el café con la pila de diarios a esperarme a mí a que volviera del centro comercial. Un día estaba con mi hermana y entró una mujer muy paqueta. Le dijo a Néstor: ‘Me da La Nación, por favor’. Lo confundió con el diariero. Y yo justo entraba. ‘No señora, no puedo, son de la patroncita’, dijo señalándome».

 

Las críticas y el feminismo

 

«Cuando una es presidenta está sujeta a las críticas de las políticas que lleva a cabo. Pero cuando te ponen en tapas de revistas aludiendo a tu condición de mujer… Más de ‘machirulo’ que tratar de locas a las mujeres no hay. Sobre todo cuando es una mujer que no baja la cabeza. El de las mujeres es un tema que está todavía en discusión, en el tapete, hay una cosa con las mujeres muy fuerte. Que no solamente se da en los hombres. Tenemos que discutir todavía, mucho y más a fondo. Yo no soy una militante feminista. Esa es mi hija».

 

«El rol que han tomado las mujeres, las chicas de los secundarios, ahí se ve una fuerza e incluso en sus compañeros de colegio que las acompañan a las marchas. Es muy fuerte. Si sos una mujer que además pretende estar a la altura de todos los demás hombres, es difícil. Duro. No me arrepiento de nada igual. Para nada. Tal vez sí me hubiera gustado que me defendieran más las dirigentes feministas. Habían calificativos que eran por mi condición de mujer. Critiquen a la presidenta como política, pero no como mujer. Creo que hicimos escuela con este tema de las mujeres».

 

«Ni reinas ni princesas: presidentas»

 

«Una vez estando en La Plata fui a inaugurar una universidad y una maestra me dijo que el triunfo más grande que he tenido es que las nenas no quieren ser reinas ni princesas: quieren ser presidentas. Lo considero un humilde logro».

 

La caída del Muro de Berlín

 

«El Muro del Berlín se cayó porque desde un lado querían tener el mismo nivel de vida que los que podían tener del otro lado. Si uno ve esa película fantástica, ‘Good bye, Lenin!’, vigilado, en un mundo gris, sin perspectiva de futuro… El triunfo fue para aquellos que querían vivir con el mismo confort del otro lado. Y ahora que el mundo ha decidido que el comunismo no va, resulta que los que luchan por el capitalismo no dejan consumir los mismos bienes a los demás».

 

El odio y la mentira

 

«Creo que el tema de la mentira y el odio se utiliza para dividir, enfrentar, hacerle creer a los pobres que la culpa de su pobreza la tienen otros pobres. Hacerle creer que la plata de los impuestos se la llevan los ‘planeros’, o las asignaciones universales por hijos. Hay una estrategia para sembrar odio y división, en donde se benefician unos pocos».

 

«Tenemos que ser inteligentes para sustraernos a esa maquinaria del odio. En las decisiones del odio tiene que haber eso. Es muy fuerte. Son distintos medios pero los fines son los mismos. Apelan a nuestros sentimientos como seres humanos. Siempre hablamos de igualdad pero no nos creemos iguales, nos creemos que somos mejores a otros. Se pivotea para hacerle creer a alguien que lo que tiene no tiene nada que ver con el modelo económico del país. Y lo que no tiene es por culpa suya. En el fondo, si me raspan y me raspan, diré que llegué por mis condiciones. Y no, se da por interrelaciones y por demás cuestiones para llegar a un punto”.

 

(Fuente: Infobae)

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