Pediatra acusado de pedofilia: preso y al borde de la depresión

Los que conocían a Ricardo Russo describen cómo se mostraba el médico.
Por su trabajo como médico reconocido, por sus viajes a innumerables congresos, pero también por su fascinación por los Beatles, su pasión por el fútbol y su inclinación musical, el pediatra detenido acusado de distribución, facilitación y producción de pornografía infantil tenía muchos grupos de amigos. Y todos coinciden en que Ricardo Russo solía estar en el centro de la escena.
«Quizás por su estilo de vida, sus posibilidades, siempre era el que llevaba las riendas de las reuniones», dice un amigo que lo conoció en un actividad musical y no sale del impacto luego de haberse conocido su detención. «Simpático, seductor, amable, generoso, buen marido de su mujer finlandesa, mejor padre de sus dos hijos Sebas y Fran»: todo eso describen otros allegados, que lo conocieron en actividades recreativas como teatro, música y culturales como el estudio de idiomas.
Apresado desde el último miércoles y encerrado en el Hospital Penitenciario de Ezeiza desde el fin de semana, señalaron desde el Servicio Penitenciario Federal (SPF) que Russo permanecerá allí por pedido del juzgado, en observación, y no sería derivado a ningún pabellón «para preservar su salud».
También hicieron saber desde el SPF que Russo «está entrando en razón de lo que le está pasando y seguramente caerá en un cuadro depresivo, por eso está tomando pastillas para dormir».
«Hace más de veinte años que lo trato a él -no menciona su nombre, no puede-, siempre me agradó, me pareció una persona fuera de serie, amplio, culto y de gran generosidad. En cada uno de sus viajes, les traía algún detalle a sus amigos. Ric, él -le cuesta nombrarlo- siempre se caracterizó por ser una persona positiva, optimista… Nunca en todo este tiempo lo vi bajoneado; al contrario, siempre dueño de una personalidad y seguridad notorias y creíbles», repasa una mujer que conoce a la esposa de Russo y a sus hijos.
«Desde que me enteré por televisión, no salgo del estado de shock, estoy realmente azorado», exclama un conocido de zona norte, vecino del pediatra. «Una familia unida, muy alegre, con hijos muy destacados en el colegio, llegando a ser abanderados. No puedo dejar de pensar en esa familia destrozada, con una vergüenza insoportable. ¿Cómo se sale de esto?».
Otra amiga «no cercana» -remarca-, quien se acercó por la faceta cultural del pediatra, admite que tuvo que tomar pastillas para digerir la noticia cuando vio por televisión las imágenes de la detención en el garage del Hospital Garrahan. «Miraba y negaba, ¡no, no puede ser él! ¿Ese es Ricardo? Pero ¿cómo que traficaba pornografía infantil?», recuerda la señora con dos hijos. «¡Cómo tenía esta doble vida y pudo sostenerla durante tanto tiempo! ¿Cómo no nos dimos cuenta?», se pregunta indignada.
Según cuentan los distintos allegados al profesional del Garrahan, «Russo era el envidiado, todos queríamos tener su vida». Aprovechaba los congresos de pediatría en las ciudades más importantes del mundo y las recorría con amigos, o con su mujer y sus hijos… Un fundamentalista de los Beatles, se sabía vida y obra de los cuatro de Liverpool y compraba todo el merchandising posible. También le encantaba el jazz, el blues y tocar el bajo».
«No puedo dejar de pensar en Fran y Seba, los hijos. Pobres chicos, tan dedicados, tan cercanos a su viejo; es más, él participaba en de actividades musicales que organizaba en el colegio -en Belgrano- al que iba uno de sus hijos. Toca bien el bajo, canta, una persona con muchos intereses y de una amplitud cultural poco frecuente»
Russo está en soledad, sólo lo visitó hasta ahora su defensor oficial, Miguel Talento.»No está solo, está acompañado por la gente que lo quiere y lo apoya, somos varios los que queremos ir a visitarlo», contó una persona cercana a la familia: «Están pasando un momento horrible y espantoso. Ya se va a conocer todo».
Los consultados coinciden en un enigma. ¿Qué estará haciendo encerrado una persona que siempre hizo gala de su libertad? «¿Cómo estará, qué pensará, qué hará, nos apareceremos en su mente?», se preguntan. «Porque no se trata de alguien con una vida sencilla y austera, él siempre ha sido reconocido en su trabajo, siempre tan seguro de sí, tan bien parado, conocedor del mundo, que no se me pasa por la cabeza que pueda aguantar estar encerrado».
(Clarín)

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