Misiones vota mañana y abre la agenda de un junio recargado de decisiones políticas en la Argentina

Este año junio será temporada alta, pero no para el turismo sino para la política: en tres semanas habrá elecciones en doce provincias y se deberán inscribir los frentes y las candidaturas nacionales, incluidas las de presidente y vice. El primero de tres súperdomingos electorales llegará mañana, cuando Misiones y San Juan elijan gobernador y Corrientes celebre legislativas de medio término.

 

La de mañana será la primera de las cuatro elecciones previstas para el año en Misiones. Se elegirán cargos provinciales y municipales: gobernador y vice, 20 diputados provinciales, 76 intendentes, 408 concejales en todos los municipios y defensores del pueblo en dos de ellos. El 11 de agosto se realizarán las PASO, en las que se votarán diputados nacionales y fórmulas presidenciales. Las listas que superen las primarias competirán en las generales de 27 de octubre y en caso de ser necesario, habrá que volver a las urnas el 24 de noviembre para la segunda vuelta en la que tomarán parte solamente las dos fórmulas presidenciales más votadas en las generales.

 

En Misiones las elecciones tienen un perfil netamente local y difícilmente sus resultados puedan dejar una lectura nacional. Un oficialismo con fuerte identidad provincial y sin un alineamiento nacional, respaldado por una gestión ordenada que logró contener en buena medida los efectos negativos de la crisis nacional, tendrá como principal competidor a una oferta electoral de Cambiemos, directamente alineada con el Ejecutivo nacional.

 

El gobernante Frente Renovador se propone como una fuerza que brinda certezas de orden fiscal y económico, no solo a los inversores sino también a los asalariados, y da garantía de continuidad de las políticas públicas, especialmente en salud y educación, a pesar de la dura crisis económica que atraviesa el país.

 

Una de las novedades de este espacio para estas elecciones tiene que ver con una fuerte apuesta a la incorporación de jóvenes instrumentada a través de una estrategia denominada “NEO renovación 5.0” que permitió que se incorporaran 50 sublemas encabezados por candidatos que nunca habían participado en elecciones y 60 sublemas encabezados por mujeres. Más allá del resultado electoral que obtengan el domingo estos debutantes, desde la renovación apuestan a conformar un semillero de dirigentes que sirva para incorporar nuevas ideas y alimente futuros procesos de renovación.

 

La fórmula oficialista está encabezada por Oscar Herrera Ahuad, un médico pediatra de 46 años que comenzó como médico rural y supo destacarse como director del hospital de San Pedro, lo que lo llevó a ser convocado en 2011 por el exgobernador Maurice Closs como ministro de Salud.

 

Lo acompaña Carlos Arce, también profesional de la medicina, de 59 años. Antes de comenzar su carrera política ya era uno de los especialistas más destacados de la región en tratamiento de patologías mamarias. Fue jefe de residentes en el Hospital Juan Fernández de Buenos Aires y docente de la cátedra de ginecología de la UBA.  Estuvo dedicado exclusivamente a la medicina hasta 2016, cuando ingresó a la política como presidente del IPS por designación del gobernador Hugo Passalacqua.

 

El Frente Juntos por el Cambio, la versión misionera de Cambiemos que integra al puertismo, es la segunda fuerza. Creció mucho en las elecciones de 2017 con relación a las 2015, principalmente gracias al buen momento que atravesaba entonces la gestión de Mauricio Macri, pero el contexto cambió rotundamente y ahora la pertenencia al mismo espacio político del Gobierno nacional no ayuda como antes a los candidatos locales.

 

Más allá de que sus figuras buscaron centrar sus discursos en la esfera provincial para evitar asociaciones poco favorables con un Gobierno nacional cuyos niveles de aceptación popular perforan sus mínimos históricos, la directa relación que une a sus principales dirigentes con el Gobierno nacional, además del hecho de compartir el mismo espacio político conspiraron contra sus posibilidades.

 

De hecho el candidato a gobernador por Juntos por el Cambio, el senador Humberto Schiavoni, es nada menos que el presidente del Consejo Nacional PRO, cargo que ocupa desde 2012 y fue una figura importante durante las dos gestiones del presidente Macri como jefe de gobierno porteño cuando presidió la Corporación Buenos Aires Sur.

 

Lo acompaña Luis Pastori, contador y profesor universitario de 67 años que inició su carrera en la administración pública en 1979 con el cargo de  secretario de Hacienda municipal de Montecarlo. Desde hace casi 40 años está en la política con distintos cargos provinciales y nacionales. Fue diputado provincial y acumula dos períodos como diputado nacional por la UCR, partido por el cual fue candidato en numerosas oportunidades.

 

El Frente Popular Agrario y Social o Frente PAyS es la tercera fuerza. Su fórmula está encabezada por Isaac Lenguaza, posadeño, abogado de 58 años y diputado provincial, además de expresidente del Colegio de Abogados de Misiones. Lo secunda Héctor “Cacho” Bárbaro, docente y dirigente rural proveniente del sector tabacalero. En 2005 fue electo diputado provincial por el Frente Renovador, partido del que se alejó dos años después para fundar su propio espacio.

 

Poco espacio para sorpresas

 

En la semana previa a las elecciones los propios dirigentes de la oposición reconocían que la Renovación obtendría un triunfo claro en la provincia, pero reservaban esperanzas en algunos municipios puntuales.

 

Cambiemos se impuso en Posadas en 2017 y desde entonces su principal objetivo fue repetir este año para ganar la intendencia. Sin embargo el efecto desencanto de Macri también se hizo sentir en la capital provincial y todo indica que la intendencia se dirimirá entre dos candidato oficialistas, el actual intendente Joaquín Losada y el presidente de Vialidad, Leonardo Stelatto.

 

Sobre el final de la campaña, Puerto Iguazú era el único municipio que en el que Juntos por el Cambio tenía chances ciertas, lo que seguramente incidió para que el candidato a gobernador Schiavoni eligiera esa ciudad para cerrar su campaña. Sin embargo el oficialismo también es favorito en esa localidad.

 

Para el Frente PAyS las expectativas están centradas en algunos municipios tabacaleros de la zona del Alto Uruguay, como San Vicente, Pozo Azul y Colonia Aurora donde este espacio político concentró su acción política desde su nacimiento y espera este año por fin conseguir su primera intendencia.

 

La menguante avenida del medio

 

En el plano de la política nacional, las únicas certezas llegan desde el kirchnerismo y Cambiemos, mientras que en Alternativa Federal reina la incertidumbre. La confirmación de que Roberto Lavagna conformará su propio espacio, el insistente coqueteo de Sergio Massa con el kirchnerismo y los gestos cómplices entre el salteño Juan Urtubey y el presidente Macri terminaron por deshilachar a Alternativa Federal, espacio que surgió con la idea de contener al amplio abanico que no se identifica con ninguno de los extremos de la grieta.

 

Con el kirchnerismo cada vez más consolidado después del anuncio de la fórmula Fernández – Fernández, las demás fuerzas apostaban a cerrar filas esta semana. Cambiemos consiguió un avance importante el lunes, cuando la convención de la UCR ratificó la pertenencia de ese partido al frente oficialista en un acto que también incluyó duras críticas a la gestión del Gobierno nacional y reclamos de todo tipo.

 

En Alternativa Federal también pretendían avanzar en definiciones concretas que aclararan el panorama, más aún teniendo en cuenta la cercanía de la fecha de inscripción de las listas. Con ese objetivo el gran armador de ese espacio, el gobernador cordobés Juan Schiaretti, convocó a una cumbre a la que asistieron Massa, Urtubey y Pichetto, en la que acordaron conformar un frente propio para competir en las nacionales de octubre con una fórmula que surgiría en las PASO.

 

 

La decisión de ir a internas sacó de la foto a Roberto Lavagna, que la semana próxima inaugurará su primer local partidario, se muestra cada vez más ajeno a Alternativa Federal y secretamente aspira a que ese espacio termine de colapsar de la mano de una muy posible migración de Sergio Massa hacia el PJ kirchnerista. Un evento de esa naturaleza coronaría al exministro de economía de Kirchner como el líder indiscutido de una franja del medio cada vez más angosta.

 

Por las dudas, el veterano economista ya está lanzado en plena campaña y busca sumar adhesiones. Durante la semana se reunió con empresarios locales y extranjeros, visitó pymes del conurbano bonaerense y cenó con dos figuras que espera incorporar a su espacio: el camaleónico Martín Lousteau, que oscila entre el oficialismo crítico y la oposición moderada, y el prestigioso neurocientífico Facundo Manes.

 

Mientras Lavagna erige su rancho aparte de Alternativa Federal, el presidenciable que mejor mide en ese espacio, Sergio Massa, juega como un experto billarista: a dos bandas. 48 horas después de participar de la cumbre de Córdoba, reunió en Parque Norte al congreso de su propio partido, el Frente Renovador, que lo habilitó para trabajar en una alianza con el PJ para formar un frente amplio con el objetivo principal de derrotar a Macri.

 

 

De un plumazo y sin despeinarse, el tigrense borró en Parque Norte lo que había firmado en Córdoba y abrió puentes de negociación con Alberto Fernández y el resto del kirchnerismo. Después de mostrarse intransigente en la idea de ir por la presidencia, Massa sostuvo el jueves que está listo “para liderar”, pero también está dispuesto a “empujar el carro desde donde sea” para derrotar al gobierno de Mauricio Macri. “Las fórmulas no son solo nombres, el secreto es construir una coalición amplia y federal. Juntos vamos a terminar con este gobierno de pocos y para pocos”, dijo.

 

La estrategia original del socio fundador de la avenida del medio era sostener la indefinición a la espera de que sus acciones cotizaran cada vez más alto conforme se acercaba la fecha de cierre de las listas, pero ese juego de ambigüedad terminó minando su imagen en las encuestas y el anuncio de la fórmula Kicillof – Magario lo obligó a acortar los tiempos.

 

Ocurre que la principal opción que tendría el tigrense si finalmente decidiera aliarse al kirchnerismo es la gobernación de Buenos Aires. Hasta la semana pasada esa candidatura dentro del frente del PJ estaba libre, pero eso cambió con el lanzamiento de Kicillof 25 días antes de la fecha límite para inscribir listas y conforme pasen los días y avance la campaña, más difícil será bajar la candidatura del último ministro de Economía de Cristina.

 

La otra opción para Massa en sociedad con el kirchnerismo sería competir contra Fernández en las PASO presidenciales. El esquema de negociación compensaría al massismo ante una muy probable derrota con espacios generosos en las listas de diputados nacionales y provinciales de Buenos Aires y un lugar para el propio Massa en un eventual Gabinete de Fernández.

 

Por las dudas, el compañero de fórmula de Cristina reiteró que está dispuesto a competir con Massa en las PASO. Lo hizo durante un viaje a Uruguay donde se encontró con el exmandatario José «Pepe» Mujica.

 

Pero el principal problema que enfrenta Alternativa Federal no pasa por las dificultades para convocar dirigentes o incluso para retener a los que ya estaban adentro, sino por una inconsistencia de base: el espacio que se propuso como un refugio para evitar la grieta, terminó seccionado por ella. “Ni Macri, ni Cristina” fue la consigna de este grupo unido menos por el amor que por el espanto, pero no tardaron en plantearse contradicciones entre dirigentes que casi por inercia se fueron acercando a uno y otro polo de la grieta.

 

Así, mientras Massa endurece su discurso contra el Gobierno nacional, se acerca al kirchnerismo y plantea la necesidad de conformar un frente que tenga por único objetivo vencer a Macri, Urtubey se reúne dos veces en la misma semana con el presidente y alimenta así los rumores de una posible candidatura a vicepresidente dentro de Cambiemos, posibilidad luego desmentida por el salteño.

 

Catarsis radical

 

La convención nacional de la UCR dejó en evidencia que los radicales están disconformes tanto con el gobierno de Macri cuanto con el manejo interno dentro de la alianza, también dejó en claro que el centenario partido no tienen ninguna alternativa real de competir por nada fuera de Cambiemos, lo que los llevó a ratificar la pertenencia de su partido al frente que tanto cuestionaron.

 

Más preocupados por perder las elecciones y por los cargos que le pudieran tocar a sus  dirigentes que por el rumbo del país, el principal reclamo de la convención fue ampliar el frente para sumar votos a fuerza de amontonamiento y exigir presencia de radicales en todas las listas legislativas y lugares en el reparto de cargos.

 

 

Durante la convención se sucedieron discursos críticos contra Macri, como el de la presidente de la Juventud Radical, Luciana Rached, quien exigió al radicalismo romper la alianza y presentar su propia lista o el del convencional Carlos Fascendini que consideró que “Cambiemos es cadáver que ya empieza a tener mal olor”, intervenciones que enfervorizaron a una parte minoritaria de la concurrencia que entonaba discursos ofensivos contra el presidente Macri.

 

Dirigentes históricos como Rodolfo Terragno y Facundo Suárez Lastra reconocieron el fracaso del Gobierno nacional en el manejo de la economía pero propusieron seguir dentro de la alianza con el argumento de evitar “la vuelta del populismo”.

 

En el mismo sentido habló el presidente del partido, el mendocino Alfredo Cornejo, quien lamentó los “errores garrafales” cometidos por el Gobierno que él mismo integra, pero también propuso mantener al partido dentro de la alianza para evitar el “populismo”. Preocupado por la posibilidad de verse lejos del calor del gobierno, Cornejo pidió sumar nuevos socios. “Hay posibilidades ciertas de salir derrotados de las elecciones de octubre y del ballotage”, dijo y advirtió: “Por ello, debemos estar abiertos a invitar a otros dirigentes a integrar la coalición”.

 

A pesar del tono crítico que imperó en la mayoría de los discursos, los radicales por amplísima mayoría ratificaron la alianza e incluso los más duros con el Gobierno, como Federico Storani, adelantaron que no sacarían los pies del plato.

 

La misión para los radicales ahora es negociar espacios de poder más jugosos en una eventual nueva gestión de Cambiemos, para ello la convención ordenó armar una comisión que además deberá plantear la posibilidad de competir en las PASO con un candidato presidencial propio.

 

Más allá de las críticas a la gestión, el círculo rojo del PRO obtuvo lo que quería de los radicales: que se mantuvieran dentro de la alianza y salieron a celebrarlo.

 

El martes a la mañana, el presidente Mauricio Macri celebró la noticia a través de una serie de tuits y su jefe de Gabinete, Marcos Peña, hizo lo mismo. Pero a los radicales no les gustaron las felicitaciones de Peña en las que creyeron ver un dejo de ironía.

 

“Cambiemos fue ratificado por los 3 partidos fundadores. Estamos convencidos de que esta coalición es un proyecto que trasciende la coyuntura y que tiene mucho para aportar en la transformación de nuestro país” y “Felicitaciones a la @UCRNacional por la Convención Nacional celebrada ayer y por la ratificación de Cambiemos”, fueron los dos mensajes que enojaron a muchos radicales convencidos de que el jefe de Gabinete les mojó la oreja  al usar dos variantes de una palabra que ellos se habían cuidado especialmente de no usar: “ratificado” y “ratificación” y directamente los ninguneó al ni siquiera considerar la posibilidad de ir a unas PASO.

 

Emiliano Yacobitti, ex presidente de la UCR porteña, eligió responder a través de Twitter: «La actitud de felicitar a la @UCRNacional x la «ratificación de cambiemos» y negar públicamente las PASO es, como mínimo, una falta de respeto y subestimar a un partido nacional (una provocación…)».

 

Las elecciones que siguen en junio

 

Además de los misioneros, mañana también votan los sanjuaninos, que elegirán gobernador, intendentes y diputados y los correntinos que realizarán una elección legislativa de medio término. Teniendo en cuenta los resultados de las PASO en las que el PJ obtuvo un triunfo aplastante, se da por descontado que el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, será reelecto. En Corrientes  Cambiemos tiene chances de obtener su primer triunfo electoral del año.

 

El domingo siguiente habrá 5 elecciones: en Entre Ríos, donde se descuenta el triunfo de Gustavo Bordet después de arrasar en las primarias; en Tucumán, con la disputa entre el gobernador Juan Manzur y su antecesor José Alperovich, los dos kirchneristas; Chubut, donde el peronista federal Mariano Arcioni defiende la gobernación contra el kirchnerista duro Carlos Linares; en Mendoza habrá primarias que enfrentarán a la UCR con el PRO y en Jujuy, donde Gerardo Morales buscará su reelección.

 

Viento en contra

 

Pero para el Gobierno nacional la principal amenaza no está en los resultados electorales de las provincias, ni en los reclamos y amenazas de los radicales, ni en las alianzas que consigan consolidar sus opositores, sino en los resultados de su propia gestión y en los efectos que están causando en la población.

 

Datos de la secretaría de Trabajo de la Nación indican que se está acelerando el proceso de destrucción del empleo que inició el año pasado con la crisis desatada tras el fracaso del programa económico gradualista. En marzo hubo 30.700 empleos registrados menos que en febrero, 86 mil posiciones destruidas en el primer trimestre y 268.400 puestos caídos respecto del mismo mes del año pasado. Las actividades que encabezan las caídas son comercio, transporte y construcción, tres actividades vinculadas a la dinámica del golpeado mercado interno.

 

Los puestos perdidos ya trepan a 137.900 desde que gobierna Mauricio Macri en la actividad fabril. El nivel de empleo se retrajo allí en 39 de los 40 meses de la gestión de Cambiemos según los registros del Sistema Integrado Previsional Argentino.

 

Los salarios también siguen en caída. En marzo registraron una caída de 0,7% contra los niveles de febrero. En total, en la comparación con el mismo mes del 2018, la contracción fue de 11,3% en términos reales. Ambos datos dan cuenta de una inflación que lejos de dar tregua muestra aceleración, a pesar de la recesión inducida por los apretones fiscal y monetario.

 

De hecho, en marzo la inflación fue de 4,7% respecto a febrero. Y alcanzó el 54,7% en términos interanuales. Ambos números fueron muy por encima de las subas nominales de 4% contra el mes anterior y de 37,3% versus marzo del año pasado que tuvieron los salarios, de acuerdo a las cifras difundidas por el Indec.

 

Estas variaciones en los niveles de remuneración se dieron en el marco de una caída de 5,7% en el Estimador Mensual de la Actividad Económica al término del primer trimestre.

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