El hábito de fumar y su relación con el malestar psicológico

En el país, 40 mil personas mueren cada año por enfermedades asociadas al tabaco.

 

Al pensar en desarrollo humano y en el acceso a un estado de salud integral es primordial tener en cuenta la importancia de la prevención y los hábitos saludables, ya que aproximadamente el 50% de las enfermedades podrían ser evitadas en la actualidad.

Tanto las políticas públicas como cada persona en particular, deben dirigirse a promover y mantener diversos hábitos preventivos de la salud, que le permitan gozar de un buen estado de salud, tanto físico como mental. Realizar ejercicio físico, evitar el consumo de sustancias psicoactivas, lograr una adecuada cantidad y calidad de sueño, son algunas de las conductas saludables estudiadas en los últimos años por el Barómetro de la Deuda Social Argentina de la UCA.
En los últimos años, una gran variedad de políticas públicas fueron dirigidas a reducir el hábito no saludable de fumar tabaco. Gratamente, fue posible reducir la exposición al humo de tabaco ajeno, entre un 40 y un 50%. Dicho descenso notable podría deberse principalmente a la legislación que permitió la regulación de la publicidad, la promoción, la venta y el consumo de los productos con tabaco, indica la investigación divulgada recientemente.


Registraron también que, en contextos desfavorables, son las desigualdades e inequidades en la población, las que generan obstáculos en el mantenimiento de los hábitos preventivos de salud. Específicamente, el presente informe presenta que «bajas condiciones socio-económicas y educativas, se han visto asociadas al hábito de fumar».

Argentina, junto con Uruguay, ocupan el segundo lugar en mayor consumo de tabaco de la región, luego de Chile (CICAD – OEA). Son 40.000 las personas que mueren cada año por enfermedades asociadas al tabaco en Argentina.

 

El hábito de fumar es una conducta de riesgo, debido a su carácter adictivo y por la elevada morbimortalidad asociada. Es una práctica que consiste en quemar e inhalar una sustancia, a partir de la combustión que desprenden las sustancias activas del cigarrillo, como la nicotina, siendo absorbida por el cuerpo a través de los pulmones.

Además de ser sumamente nocivo para quien fuma habitualmente, son innumerables los efectos perjudiciales que afectan a los fumadores pasivos, es decir, quienes comparten cercanía física con una persona que fuma activamente.

Son seis mil las personas que, a pesar de no fumar de modo activo, mueren cada año debido a la inhalación de humo de tabaco ajeno en la República Argentina. Las principales causas de muerte observadas en la población de fumadores pasivos son: cardiopatía isquémica, síndrome coronario agudo (SAC), cáncer de pulmón, disección aórtica y aneurisma.

 

Al comparar fumadores activos y fumadores pasivos, se observa que el riesgo relativo para los que consumen activamente es del 1,78 mientras que para los fumadores pasivos es del 1,3. A su vez, la proporción de muertes de fumadores activos y de fumadores pasivos es de 10 a 1.
Autores varios coinciden en la propiedad de automedicación que portaría el tabaco para los fumadores activos, siendo funcional a la sintomatología y/o preocupaciones personales que presentan. Así, el tabaco funcionaría como un componente externo con capacidad de mitigar los estados emocionales negativos y generar estados emocionales placenteros.
Se ha evidenciado que existe una tendencia a mantener e incluso incrementar el consumo de tabaco, con el fin de aminorar la sintomatología ansiosa – depresiva, es decir, el malestar psicológico. A partir de su efecto ansiolítico y antidepresivo, son las personas con un estado de ánimo depresivo y/o síntomas de ansiedad, quienes han presentado mayor dependencia a la nicotina, en búsqueda del alivio de dicha sintomatología.
Se propone estudiar el hábito de fumar y el malestar psicológico, es decir, el déficit en las capacidades emocionales que puede expresarse a través de la sintomatología ansiosa y depresiva. A partir de datos obtenidos en la serie EDSA Agenda para la Equidad (2017-2025), que incluye a personas de 18 años en adelante, de ambos sexos, que residen en centros urbanos de la República Argentina; fue evaluado el hábito de fumar y el estado de salud mental e inespecífico, para establecer a partir de ello, el riesgo a padecer malestar psicológico inespecífico. A su vez, incluye las características individuales y estructurales que atraviesan ambos fenómenos en la actualidad (sexo, edad, condición educativa y condición socio-económica).


Notablemente, el hábito de fumar se presenta en un cuarto de la población, mientras que una de cada diez personas convive con un consumidor frecuente de tabaco. Son seis de cada diez, las personas que no fuman activa ni pasivamente. Se ha observado que el 57% de las personas que tienden a incurrir en el hábito de fumar activamente son hombres, en comparación con un 43% de mujeres. El 40% de las personas que fuman activamente son adultos de 35 a 59 años, seguido por un 37% de jóvenes de 18 a 34 años y, por último, un 23% de adultos mayores (60 años y más).

 

Con respecto a las desigualdades presentes en la sociedad, los datos reportan que dicha conducta de riesgo se ha asociado principalmente a los niveles socioeconómicos bajos y a más de la mitad de las personas que no han concluido sus estudios secundarios.

Con respecto al grupo de fumadores pasivos, los resultados evidencian que las mujeres son quienes más conviven con un fumador activo, en comparación con los hombres. El 59% de los fumadores pasivos son mujeres y el 41% hombres. Quienes más reportaron compartir cercanía física con un fumador activo son los jóvenes de 18 a 34 años (46%), seguido por un 31% de adultos de 35 a 59 años y en tercer lugar, los adultos mayores con un 23%. Se observa también un predominio de fumadores pasivos entre las personas con un nivel socioeconómico bajo, con un 30%; mientras que con un 53%, son aquellos afectados por el humo de tabaco ajeno con estudios secundarios incompletos.
Al observar que los jóvenes eran quienes sufrían mayor exposición al tabaco en el ambiente, se propuso estudiar si el hábito no saludable de fumar se mantenía a pesar de la presencia de niños en el hogar del fumador activo. La información evidencia que el hábito de fumar se observó en tres de cada diez hogares con niños y en dos de cada diez hogares sin niños.

Por su parte, el tabaquismo pasivo se presenta con mayor ocurrencia en personas que conviven con niños en el hogar (13%) y en menor medida en hogares sin niños (8%). Éstos últimos datos exhiben que la presencia de niños en el hogar, no cohíbe la conducta de consumo en los fumadores activos, a pesar de conocerse las consecuencias perjudiciales que atañe la inhalación del humo de tabaco a la salud de los niños.

Los síntomas ansiosos-depresivos, o malestar psicológico, se presentan en dos de cada diez adultos argentinos.

 

Específicamente, en el 22% de las mujeres y en el 15% de los hombres. Los adultos de 35 a 59 años presentan mayores niveles de malestar psicológico (22%), seguido por los adultos mayores de 60 años en adelante (19%) y, en tercer lugar, el 15% de los jóvenes de 18 a 35 años. Asimismo, se ha observado una mayor ocurrencia de sintomatología en personas con un nivel socioeconómico muy bajo (30%) y un menor nivel de educación (26%), frente a aquellos de nivel socioeconómico medio y quienes han concluido sus estudios secundarios.
Asimismo, fue realizada una comparación de medias, con el fin de conocer los niveles de malestar psicológico de los fumadores activos, de los fumadores pasivos y de aquellas personas que no fuman ni se encuentran expuestas al humo de tabaco ajeno. En este caso, la variable no fue considerada de modo dicotómico, sino sus valores obtenidos mediante la Escala KPDS-10. Fue hallada una diferencia estadísticamente significativa (p= .000) entre fumadores y no fumadores respecto del malestar psicológico, mostrando un mayor nivel de malestar psicológico en el grupo de fumadores activos que en los fumadores pasivos y no fumadores. Específicamente, se presenta mayor sintomatología ansiosa-depresiva, en aquellos fumadores activos que mantienen el hábito de fumar diariamente. Evidenciando así, la tendencia de mantener o incrementar la cantidad y frecuencia del consumo de tabaco con el fin de aminorar los síntomas ansiosos-depresivos.
A modo de cierre se puede decir que el hábito no saludable de consumir tabaco continúa siendo una preocupación de la Salud Pública y no sólo una patología a nivel individual, debido a la elevada afectación provocada en la salud física y mental de los

fumadores activos y de las personas de su alrededor. Principalmente, porque uno de cada cuatro argentinos mayores de edad, mantiene un hábito de fumar activamente, y tres de cada diez fumadores activos mantiene la conducta de riesgo a pesar de habitar un hogar con presencia de niños, los cuales se encuentran expuestos al humo tóxico. Las personas que son afectadas por el humo del tabaco en el ambiente, corresponden al 11% de los adultos argentinos, siendo los jóvenes los más perjudicados. Por otra parte, dos de cada diez adultos padece sintomatología ansiosa y/o depresiva, lo cual se ha observado que en ocasiones provoca que mantengan e incluso incrementen el consumo de tabaco, con el fin de aminorar el malestar psicológico.

 

 

 

Por María Agustina Paternó Manavella (*)

Investigación para el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (UCA).  Informe sobre «La mirada en la persona como eje del desarrollo humano y la integración social. Deudas y desigualdades en la salud, los recursos psicosociales y el ejercicio ciudadano” , Mayo 2019.

 

 

PE

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas