Heredó una fortuna de 10 millones de dólares y hoy está presa por intento de asesinato

Está acusada de querer asesinar, con la ayuda de un ex novio y de un sicario, al abogado que la ayudó en el proceso de la sucesión.  La increíble historia de la mucama, el millonario, estafas y un intento de homicidio por encargo.

Amores, engaños, una fortuna millonaria, un intento de asesinato, detenciones, acusaciones cruzadas y la espera de un juicio. En el corazón de Mar del Plata se desarrolló a lo largo de los últimos cinco años una suerte de culebrón que tiene como protagonista a una mujer que heredó una fortuna valuada en unos 10 millones de dólares y hoy se encuentra detenida, acusada de intento de homicidio de un abogado llamado Carlos Castillo.

Susana Esquivel trabajó durante más de una década como ama de llaves en uno de los campos del empresario Reinaldo Bensi, un terrateniente de la ciudad de Lincoln. Allí trabajaba principalmente el cultivo de soja y las cabezas de ganado.

La relación entre ambos comenzó con la cordialidad esperable entre el «patrón», como ella lo llamaba, y su empleada. Y con el correr del tiempo, el vínculo empezó a hacerse más fuerte. Bensi encontraba en Esquivel la compañía que no había encontrado en una esposa ni en los hijos que nunca pudo tener.

Pese a los 40 años de diferencia que los separaba, la relación que se inició como dueño-empleada y luego mutó hacia una amistad, terminó por convertirse en una relación amorosa. Ambos se casaron finalmente en el 2007.

Mientras los dos mantenían una relación estable y feliz, la tragedia los castigó en el momento menos esperado. Un día de junio de 2014, ambos viajaban en un auto junto a una pequeña menor de edad, hija de Esquivel de una relación anterior. Transitaban por la ruta 226, cuando en circunstancias que se desconocen, Bensi perdió el control del vehículo, se provocó un vuelco y el hombre perdió la vida casi de manera instantánea.

Pese al duelo, en ese mismo momento se inició toda la odisea por la sucesión millonaria. Entre el mismo campo de Lincoln, otros inmuebles repartidos en la ciudad de Mar del Plata y numerosos vehículos, se estima que la suma de la herencia que dejó Bensi se acercaba a los 10 millones de dólares.

De acuerdo al testamento que dejó el empresario, la fortuna debía ser repartida en un 80% para su viuda y un 20% por ciento para el abogado que llevara la sucesión. Hasta ese momento, el letrado que acompañaba a Esquivel era la mano derecha de Bensi a lo largo de décadas.

Pero en cuestión de meses todo se torció. Por un lado, Esquivel quedó embarazada de un amante de quien todavía no se conoció su identidad. Luego, la mujer comenzaría a resolver sus asuntos legales con el abogado marplatense Carlos Castillo. Y, como si fuera poco, al poco tiempo de la muerte de su marido, salió a la luz una relación amorosa entre la mujer y el policía Miguel Angel Marote. Según confirmó a Infobae una fuente cercana a la investigación, se persiguen indicios para tratar de confirmar si la relación sentimental con el policía se había iniciado antes del fallecimiento de Bensi, pese a que el efectivo no es el padre de la niña.

Antes de llegar a fin de año, Esquivel, el viejo abogado y hombre de confianza del empresario y Castillo firmaron los papeles correspondientes como para que este último comenzara a llevar la sucesión y se convirtiera en acreedor de ese 20 por ciento de la fortuna.

Al mismo tiempo, la mujer extendió un permiso ante la justicia para que su pareja, el policía Marote, pudiera tener acceso al 80% de la fortuna que ella heredó.

«Ella me vino a ver a mí por primera vez en abril de 2014. Nos conocimos a través de mi esposa, ya que en su momento ambas trabajaron en el mismo colegio», le relató el abogado Castillo en una conversación telefónica.

«Al principio, yo no estaba llevando la causa de la sucesión. Ella me vino a ver a mí por una cuestión de una pareja anterior. De hecho, yo le empecé a llevar un caso por un supuesto fraude en perjuicio de ella. En marzo de 2015 firmamos un acuerdo entre las partes para hacer el cambio de abogado en cuanto a la sucesión y ese 20% y dos meses después empezaron los problemas por el cobro de dinero», completó Castillo.

Al pasar los meses y ante este nuevo escenario, la situación entre Esquivel y se pareja Marote pareció ponerse cada vez más tensa.

«Ella me vino a decir en más de una ocasión que Marote la maltrataba, que la obligaba a hacer lo que a él se le cantaba y, para colmo, que ella no podía ver ni un centavo del dinero que había heredado», explicó Castillo.

«Me decía que cada vez que quería usar algo de la plata se la tenía que pedir a él y que incluso no podía pagar ni su obra social. Por eso, me pidió que empezáramos a tramitar la revocación del permiso de utilización de ese dinero por parte de Marote».

Fue así que se llegó a una situación límite. El 15 de julio de 2015, Esquivel se presentó en el estudio de abogacía de Castillo a primeras horas de la mañana. Sus intenciones eran las de averiguar cuándo estaría libre el lugar para mantener una entrevista urgente con el abogado.

En ese estudio, ubicado en la esquina de las calles Alvear y Alvarado, trabajaba Castillo sólo por la mañana. Por la tarde, le cedía el establecimiento a su hija y a su yerno, ambos psicoanalistas, para que atendieran a pacientes. Con el tiempo, se determinó que Esquivel había acudido a tempranas horas del día para averiguar todos los movimientos en el estudio a lo largo de la jornada.

«Como ella necesitaba reunirse con urgencia, decidí recibirla entre las 19 y las 20. Es algo común que, cuando los clientes no disponen de demasiado tiempo, se pueda atenderlos fuera del horario de oficina. Y en esta ocasión hicimos eso, no hubo nada raro en eso», explicó Castillo.

Esquivel se presentó en principio en soledad en la reunión. Durante el encuentro, se ajustaron detalles sobre una inminente intimación que Castillo iba a presentar contra Marote para revocarle el permiso de acceso al dinero de la herencia.

«En un momento, ella me dice que estaba su hijita afuera y me preguntó si podía hacerla entrar. Yo le respondí que sí, por supuesto, cómo iba a dejar a la nena afuera. Fue entonces, que entró ella, con su hija en brazos y con un joven, ella lo presentó como su hermano».

«Apenas cerré la puerta, me doy vuelta y veo que este chico saca un arma de su pantalón y empieza a apuntarme y a gritarme ‘¡Tiráte al piso!’. Enseguida me di cuenta de lo que estaba pasando. Pregunté ‘¿Qué es esto?’, y no me tiré al piso, me fui corriendo para el baño», continuó Castillo en su relato. El supuesto hermano no era familiar de Esquivel, era un sicario contratado por la pareja.

«En el baño, yo empujaba la puerta para mantenerla cerrada y este joven la empujaba para abrirla. Entonces, el tipo rompió un vidrio de la puerta con la culata de su arma y ahí, yo me vencí, dije ‘Ya está todo. Ya fue’ y me fui para la bañadera».

«Él abrió la puerta, se arrima un poco a la puerta del baño. Me quedé mirándolo y cuando vi que iba a tirar, me cubrí y cerré los ojos, esperando el final. La bala me rozó la muñeca y me entró en la boca, me cortó parte de la lengua. Me destrozó la boca», describió.

Al momento del ataque del sicario, Esquivel tenía una deuda por honorarios con Castillo. Tampoco se le había pagado la suma correspondiente al 20% de la herencia.

«Además, tanto ella como Marote sabían que yo, al día siguiente, iba a intimar a Marote para revocarle el permiso de acceso a los bienes», dijo Castillo.

El abogado quedó internado durante meses, donde se recuperó de las graves heridas sufridas en su rostro.

«Estuve dos meses y medio internado en el Hospital Privado de la Comunidad. Me hicieron dos operaciones, una traqueotomía con válvulua que la tuve durante todo un año. Después, estuve siete meses haciendo rehabilitación con diferentes médicos. Hasta tuve que tratarme con un fonoaudiólogo para poder volver a hablar bien», detalló el médico, quien también afirmó que durante años, tanto él como su familia tuvo que recibir tratamiento psicológico, debido al trauma del ataque recibido.

Hasta el momento, Castillo no se anima a señalar al ideólogo del ataque: «Yo no voy a afirmar que Marote fue el que preparó todo esto, eso es lo que piensa el fiscal. Lo único que tengo claro es que tanto ella como el sicario estaban ahí en mi estudio y los hago responsables por lo que hicieron», afirmó.

El sicario se llama Nicolás Ramírez, de 25 años, que tanto como Esquivel y Marote fue imputado por el fiscal Juan Pablo Lódola por el delito de «homicidio triplemente agravado por el concurso de dos o más personas, por precio o promesa remuneratoria y por el uso de arma de fuego en grado de tentativa».

El autor del disparo acordó en abril de este año, representado por la abogada María Laura Solari, una condena de 13 años y seis meses de prisión en un juicio abreviado. Todavía se aguarda que desde el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 se apruebe ese acuerdo entre partes.

Mientras tanto, Esquivel y Marote no aceptaron esa opción y se encuentran a la espera de la realización de un juicio. Según se le informó al fiscal Lódola, la fecha de inicio del mismo se llevará a cabo recién entre abril y mayo del 2020.

Mientras tanto, una vez ocurrido el ataque, la relación entre Esquivel y Marote se rompió definitivamente. Después del intento de asesinato, Esquivel quedó detenida durante varios meses en la cárcel de mujeres de Batán. En ese entonces, Marote todavía continuaba con su permiso para acceder al dinero de la herencia del empresario Bensi.

Después de un tiempo, Esquivel logró revocarle el permiso al policía y se la concedió a un nuevo abogado, llamado Atilio Enrique Alonso.

Hoy, Esquivel permanece en prisión domiciliaria y con una tobillera electrónica al cuidado de su pequeña hija. Ella reafirma que todo lo que hizo fue bajo las amenazas de Marote y, de hecho, advierte que no tiene ni un peso de la herencia de su marido muerto.

Actualmente, la mujer logró que la Fiscalía de Delitos Económicos haya imputado a Marote y a Alonso por el delito de coacción, extorsión y estafa.

 

(Infobae)

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