Desde la comunidad de San Pedro homenajearon al médico Juan Román Lugo por haber sido un “profesional pionero y comprometido en el servicio de salud”

En un evento solidario realizado ayer, promovido por la Fundación Mírame, generaron un espacio de gratitud y reconocimiento público a quien dejará una huella en el servicio de salud de la localidad. El profesional fue quien instaló la primera clínica médica privada en San Pedro y se destacó por su vocación de servicio, trabajo y solidaridad durante una trayectoria profesional de más de 40 años.

Llegó a la localidad en 1971 y se desempeño tanto en el sector de la salud pública como privada en la zona. “Su entrega, dedicación y compromiso en la atención de sus pacientes hace que todos lo recuerden en su desempeño, además como director y compañero de trabajo, siempre fue respetuoso con sus pares. Estamos muy agradecidos por su entrega a la comunidad sanpedrina”, expresaron durante el emotivo homenaje realizado este fin de semana.

El médico Juan Román Lugo tiene en la actualidad 78 años edad, vive en Posadas con su esposa Nilda “Pelusa”. La Fundación Mírame de San Pedro fue la promotora de organizar el evento solidario que resultó una gran fiesta para la comunidad el sábado (17). “Agradecemos de todo corazón a todas las personas que se sumaron y colaboraron con nosotros para que la fiesta salga tan hermosa. Especialmente, el esfuerzo del Dr. Lugo y su esposa, por haber viajado para disfrutar de este almuerzo en su homenaje, una persona maravillosa que merecía este reconocimiento de la comunidad”, señaló Natalia Micheletti, miembro de la ONG.

El Dr. Juan Román Lugo llegó a San Pedro en octubre de 1971, anteriormente trabajó primero tres años en El Soberbio. Entre 1969 y 1978 se desempeño en el sector de la salud pública, y desde entonces (1979) hasta 2008 en ambos servicios.

La localidad de San Pedro está ubicada en el departamento homónimo y el más grande de la provincia de Misiones, con una superficie de 3425 km2, bordeado por el río Pepirí Guazú que hace de límite natural, hacia el este, con la República del Brasil, al norte con el departamento Manuel Belgrano y con el municipio de Pozo Azul, al oeste con Montecarlo y Eldorado y al sur con el departamento de Guaraní. Inmersa en área de vegetación y vida rural, inmerso en los limites de la Reserva de Biósfera Yabotí, hace 40 años atrás el escenario geográficamente era mucho más complejo que en la actualidad para el ejercicio de la profesión en el servicio de salud.

Al 2018, el departamento de San Pedro presentaba una población de 40.000 habitantes aproximadamente, discriminados en un 50 % de población urbana y un 50% de población rural, las que se dedican casi exclusivamente a las actividades primarias, dependiendo de los productos básicos de las chacras para sustentar a sus familias.

La Fundación Mírame funciona hoy en la casa en la que en su momento fue la vivienda del mencionado médico, hasta que decidió trasladarse a Posadas. Micheletti expresó: “Estamos muy contentos porque la comunidad se movilizó con la propuesta del homenaje al Doctor”. Es así que, nuevamente a través del médico se logró una acción positiva para asistir a personas con problemas de salud en la localidad. La fundación trabaja en la atención de pacientes con discapacidades físicas y que enfrentan dificultades en los recursos económicos para solventar su tratamiento. A muchas familias se le dificulta afrontar el gasto de un tratamiento, y por ello realizaron el evento solidario para recaudar fondos para otorgar becas.

Inclusión e igualdad

Mírame es una fundación joven, creada en San Pedro el año pasado por la suma de voluntades de diferentes disciplinas, entre docentes y profesionales de Psicología que tienen la vocación por contener a jóvenes de escuelas especiales que al egresar enfrentan dificultades para la inserción en la sociedad, tanto laboral como de aceptación en los niveles educativos superiores, explicó el licenciado Saúl Aquino, en diálogo con MisionesOnline.

Micheletti, actual presidente de la organización, es docente de matemáticas y propietaria de la sede donde crearon la Fundación. Alejandra Molina es secretaria de la ONG y Profesora de Educación Especial, quien lleva adelante un proyecto de Centro de Equinoterapia. «Hasta el momento San Pedro no cuenta con asistencia en estimulación temprana, la cual va desde el nacimiento hasta los 3 años de edad, según el caso particular, por lo cual los niños que son diagnosticados con alguna discapacidad, comienzan la escolarización a los 4 años y por lo general a partir de ahí, los estudios requeridos para una mejor salud y calidad de vida. Desde el Centro de Equinoterapia buscamos ofrecer una disciplina integral y complementaria que busca la Rehabilitación, educación y reeducación de las personas con discapacidad, mejorando su calidad de vida y favoreciendo su inclusión social, por medio del caballo», explicó Molina.

En tanto, el tesorero es Aquino, Licenciado en Psicología, se ocupa de desarrollar varios proyectos vinculados a fomentar el oficio de los jóvenes con capacidades diferentes en San Pedro.

La falta de inclusión e igualdad de oportunidades es la principal limitante que encuentran los pacientes con capacidades diferentes para insertarse en la sociedad. Por ello, en el espacio trabajan varios profesionales que atienen distintas patologías siendo de gran ayuda para las familias que de otra manera debían viajar hasta otra localidad para recibir atención médica especializada y de esta forma mejorar la calidad de vida del paciente.

“Cuando terminan su ciclo en la escuela especial de San Pedro, no tienen oportunidades de estudiar en otro lugar en la zona, tienen alternativas pero deben viajar, y si tienen dificultades de recursos económicos, esto también impacta para la búsqueda de soluciones. Y los problemas de aprendizaje se profundizan si quedan encerrados en sus casa. Nosotros buscamos generar talleres de estímulo y aprendizaje”, explicó Aquino.

Por ello, se organizaron para contener a sus pacientes a través de la Fundación por medio de la cual intentan canalizar financiamiento para dictar distintos talleres, de oficio o aprendizajes que les permita socializar”, precisó en la entrevista el profesional.

En la institución también generaron un espacio para abordaron situaciones de vulnerabilidad de adolescentes que, en la actualidad social que se vive, necesitan contención profesional para reducir la brecha entre la escuela especial y la sociedad.

Ante la complejidad de los temas que abordan, los fundadores de Mírame consensuaron el nombre para dar visibilidad a una problemática relacionada a las personas con capacidades diferentes. Ver y mirar no son sinónimos.

Según la Rae, ver implica dirigir la vista a un objeto, u observar las acciones de alguien, mientras que “mirar” implica percibir algo con la inteligencia, con el ser y comprenderlo. Es decir, realizar un aprendizaje. “Desde ese lugar, desde las definiciones conceptuales, desde la experiencia individual de cada miembro del equipo, desde haber mirado por mucho tiempo a las personas que están en desventaja frente a las exigencias de la sociedad, de las escuelas, de los “otros” es que surge el nombre para la Fundación “Mírame”, que para nosotros es tan significativo, como esperanzador”, señalan desde la institución.
La inclusión, la igualdad de oportunidades, la accesibilidad para las personas diferentes, son también Derechos Humanos. “Nuestro deseo es que todos puedan mirar a la persona con conocimiento, con empatía, con el alma, con amor. Que no haya personas que estén en la oscuridad, sino en la luz. Sabiendo que solo con mirarlos nos enfrenta con una realidad que muchas veces fue olvidada, no mirada, negada”, sostienen desde el equipo de la fundación.

 

 

 

Por Patricia Escobar

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