¿Comer bien es caro? ¿Cómo se alimentan los sectores más vulnerables de la sociedad?

Desde el sector de la salud, se reconocen como grupos vulnerables en la alimentación, a niños, embarazadas, adolescentes y jóvenes. La nutricionista Letizia Hossly, explica que la falta de organización y los costos de los alimentos son algunos de los factores que dificultan un cambio de hábito en la alimentación de la sociedad.

 

«Todos los alimentos cuestan mucho dinero, hoy comer en general es caro, la pregunta sería si es más caro comer sano que comer mal. Si empezamos a hacer la cuenta de cuánto hemos gastado en alimentos de consumo habitual y veamos cuanto podemos aplicar en alimentos que sean más nutritivos veremos que podremos comer más sano, el tema es por qué no lo hacemos» indicó Hossly.

 

La licenciada afirma que alimentarse en general cuesta mucho dinero, pero se debería revisar  de qué manera podemos gastar el mismo dinero para comer más sano y nutritivo. Además considera que la falta de hábito de una alimentación saludable es tan importante  como la falta de crear el hábito del desayuno,  «en la medida que la persona desayuna hace una prevención amplia sobre los trastornos de la salud derivados de la mala alimentación, disminuye el riesgo tanto el sobre peso como de desnutrición».

 

Según la especialista, la ferias francas, representan una de las posibles herramientas para acercarse a una buena alimentación, dado que los productos son más económicos  porque al ir del productor al consumidor se achica la cadena de elaboración y por ello el costo final, «en muchos casos tenemos más garantías en la formas de producir y con esa compra se beneficia el que consume y estamos contribuyendo a la seguridad alimentaria de los productores», enfatizó Hozzly.

 

En los últimos años ha disminuido el consumo de carne y de leche por los altos incrementos sobre sus precios. Sin embargo, la nutricionista afirma que habría que ver cuánto ha disminuido el consumo de comida chatarra, «si hacemos un paneo económico de cuánto cuesta una y otra no sale ganando en lo económico la comida chatarra, y después hay que sumar lo que se gasta en medicamentos por la consecuencia de ese consumo».

 

En Posadas, un grupo de padres cuestionó que sus niños podían obtener bebidas energéticas  en cualquier kiosco. Sobre ello, la licenciada explicó que este concepto de energético no está relacionado a un concepto nutricional de energía calórica, si no que la presencia de algunas sustancias como la cafeína, que tiene efectos estimulantes sobre el sistema nervioso. «Es interesante pensar que los chicos están expuestos a muchos estímulos relacionados al sistema nervioso, como la tecnología a lo cual vamos a ir agregando cuestiones alimentarias que también incluye el exceso de azucares. Esto está vinculado al déficit de atención, las conductas hiperactivas. Se juntan dos factores por un lado el consumo excesivo de los dulces y a la vez la falta del desayuno, esto hace un combo importante que va a tener impactos a poco y largo plazo»

 

La licenciada además fue Directora de la oficina de Nutrición Escolar del Ministerio de Educación y partícipe de la Ley provincial de Kioscos Saludables, consideró que hay muchas escuelas que han modificado la oferta de los kioscos, pero que muchas veces  los chicos iban con gaseosa en la mochila, «quiere decir que a nivel familiar no hubo un acompañamiento».

 

Hozzly también consideró que la sociedad  convive con la publicidad de los alimentos  donde se publicitan bebidas alcohólicas y gaseosas vinculadas al afecto, a la amistad, y a valores muy positivos que la sociedad lo valora. «La Organización Panamericana de la Salud nos mostraba cuanto invierten las industrias en la publicidad de estos alimentos y cuanto se invierte en la publicidad de consumo de alimentos saludables», finalizó.

 

(J.P)

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