César Milani: «Nunca secuestré ni torturé a nadie»

El jefe del Ejército del kirchnerismo habló varias horas rechazando la acusación por delitos de lesa humanidad cometidos contra la familia Olivera en La Rioja.

 

César Milani negó casi todo. El exjefe del Ejército durante el kirchnerismo declaró el viernes por varias horas ante el tribunal de La Rioja por delitos de lesa humanidad durante la dictadura en esa provincia. Vestido con su uniforme y sus condecoraciones, Milani, cuando no pudo rechazar parte de la acusación en su contra, igualó su condición a la de su denunciante: «Yo soy tan víctima como Olivera».

 

«Nadie puede negar que los jefes del Ejército, de cuerpos y de áreas no supieran lo que pasaba porque ellos lo ordenaban, pero nosotros, que éramos subalternos, somos tan víctimas como Olivera», intentó minimizar sus responsabilidades.

 

Sin embargo, al hablar sobre la acusación puntual, criticó a su denunciante: «Yo no digo que yo estuve y que a Olivera no lo torturaron. Lo que yo digo es que me llama la atención la serie de contradicciones: la primera, que yo estuve, pero no pude haber estado en dos lugares al mismo tiempo».

 

«Olivera, después de 35 años, se acuerda de todo y en su declaración agrega datos que no dijo antes. Dijo que fue un ‘rubiecito’. ‘Rubiecitos’ había un montón, pero además nosotros salíamos con cascos», insistió Milani frente a los jueces del tribunal de La Rioja.

 

El militar, que se desempeñó como subteniente del Batallón 141 de Ingenieros en aquella época, fue trasladado hacia La Rioja desde Buenos Aires, ya que se encuentra detenido en el penal de Campo de Mayo.

 

Se trata de un proceso en el que también está imputado el exjuez Roberto Catalán y el exmilitar Alfredo Santacrocce. El juicio oral y público lo lleva adelante el Tribunal Oral Federal 1 de La Rioja y se inició a las 13.

 

Tras un cuarto intermedio, Milani retomó su defensa y aseguró: «Nunca en mi vida torturé, secuestré, ni maté. Si yo no le hubiera dicho que sí a Cristina Kirchner, no estaría sentado acá».

 

Ya sobre el final, apeló a un último recurso emotivo al leer una dedicatoria que le había hecho la presidenta de Madres de Plaza de Mayo en un libro que le regaló: «Cuando un hombre es libre como vos, no existen los muros. Un abrazo gigante, Hebe de Bonafini».

 

Eso provocó el malestar de dos integrantes de organizaciones de Derechos Humanos, que empezaron a los gritos y exigieron «Justicia». El tribunal debió echarlas de la sala. El juicio podría durar dos meses: el debate continuará el jueves 24 y el viernes 25.

 

A continuación, sus frases más destacadas:

 

«Ningún subjefe del ejército de La Rioja está procesado o detenido por esto»

 

«Esta es la primera vez desde 2013 que puedo explicar los hechos»

 

«Yo tenía 21 años y era subteniente, les puedo asegurar que mi misión era sagrada»

 

«Todo lo que hacíamos no era pensando en la seguridad de uno, sino en todo lo que podía venir para el país»

 

«Esa noche el oficial de servicio tenía una guardia de prevención. La preocupación nuestra era que ataquen el cuartel. Nuestra misión era responder a eso. Había 10 soldados de guardia que cubrían todo el cuartel»

 

«Nunca jamás yo pude haber dejado el servicio aquella noche para hacer semejante operativo»

 

«Los subtenientes no teníamos acceso a la plana mayor. Ellos estaban subiendo las escaleras en una zona donde yo no tenía ningún tipo de acceso. Estaba prohibido. Nosotros recibíamos ordenes a través de los jefes de compañía. Tampoco teníamos acceso a los antecedentes ni de personas ni de organizaciones ni de nada. Para nosotros, los subtenientes, que dormíamos todos juntos y nos ibamos de joda juntos a la noche, esa era la vida que hacíamos a los 20 y 21 años. Estabamos todos juntos en forma permanente. Nada de lo que yo recuerdo, nunca jamás mencionó antecedentes de personas de acá de La Rioja. ¿Qué le puede interesar a un chico de 21 años? ¡Lo que ustedes se imaginan! Salir a bailar y divertirnos»

 

«Para nosotros la cárcel era la cárcel y el juez era todo un juez federal, al juez Catalán yo no lo conocía, era toda una autoridad. Teníamos 21 años. No se nos ocurría jamás poner en duda le legitimidad de la orden de un juez, por ejemplo, para el traslado de una persona»

 

«Jamás yo a la madrugada hubiera podido salir a secuestrar al padre de Olivera. Imaginensé la cantidad de materiales, de medios, de allanamientos, todo lo que yo necesitaría para comandar ese secuestro»

 

«Osea, yo hubiera tenido que abandonar el servicio para cometer semejante barbaridad»

 

«Evidentemente la presión sobre la justicia es demasiado fuerte»

 

«Cuando terminó el servicio, aquella noche, como todas, yo recorrí todas las instalaciones del cuartel porque mi rol era controlar que todo esté en su lugar: que hayan entrado las municiones o que entren los tachos de pintura, todo»

 

«Cuando terminé de hacer el reelevo llegó el segundo jefe y me presenté. Él me preguntó por qué no me presenté antes»

 

«Nunca jamás en todos los años de mi carrera vi a un oficial de servicio abandonar el servicio. Jamás, por ningún motivo. Eso está penado hasta con la detención. ¿Ustedes piensan que el suboficial Milani iba a dejar el servicio aquella noche para ir a hacer una detención?»

 

«Tengo un profundo respeto por todas las víctimas del gobierno militar. Tengo un profundo respecto y tienen toda mi solidaridad»

 

«Todo el dolor de la familia Olivera termina donde empieza el sufrimiento de la familia Milani. Tengo mi sospechas acerca de qué fue lo que pasó y se los voy a decir. Pero si uno se pregunta si podía Milani hacer todo este operativo, es algo demencial»

 

«Yo me desayuné con esto en 2013 cuando me entrevistó un periodista»

 

«Si Olivera hubiera impulsado la acción penal en 1985 me hubiera dado la posibilidad de ir al libro de guardia, que se guarda por diez años, para saber quiénes estaban conmigo, pero esa prueba se destruyó porque pasaron diez años»

 

«Nadie puede negar que los jefes del Ejército, de cuerpos y de áreas no supieran lo que pasaba porque ellos lo ordenaban, pero nosotros, que éramos subalternos, somos tan víctimas como Olivera»

 

«Señores jueces: yo hice la Escuela de Inteligencia en el año 1983, pleno gobierno constitucional, nunca jamás en mi vida me desempeñé en el área de Inteligencia, donde se desempeñaron otras personas con otros grados»

 

«Olivera, después de 35 años, se acuerda de todo y en su declaración agrega datos que no dijo antes. Dijo que fue un ‘rubiecito’. ‘Rubiecitos’ había un montón, pero además nosotros salíamos con cascos»

 

«Yo no digo que yo estuve y que a Olivera no lo torturaron. Lo que yo digo es que me llama la atención la serie de contradicciones: la primera, que yo estuve, pero no pude haber estado en dos lugares al mismo tiempo».

 

(Fuente: TN)

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