Lo que comúnmente se conoce como el periodo de Luna de Miel en los círculos de violencia, no es más que la etapa en la que la víctima regresa con su agresor, quién es «amable y respetuoso» , pero esta es una actitud que dura brevemente para regresar a completar el circuito que se vuelve aún más violento.
Según investigaciones, Estela Arapayú, la mujer cruelmente asesinada a golpes y cuyo cuerpo fue hallado en el patio de su casa, en un periodo previo a su asesinato habría regresado con su pareja Pablo Lotario Puzin, a pesar de haber estado separados un tiempo como consecuencia de la violencia que este ejercía sobre ella, según afirmaron testigos.
En ese sentido, Angela Ferreira, directora de Equidad de Género de la Municipalidad de Posadas sostuvo que las cifras dan mucho qué hablar en la provincia. Así Misiones se consolida como la cuarta provincia con mayor número de femicidios en la Argentina. Precisó que en Posadas cada día se registran tres denuncias por violencia de género y entre una o dos por abuso sexual.
Luna de miel
Lo alarmante es que muchas víctimas, después de una denuncia vuelven a perdonar a sus agresores, quiénes les prometen que todo mejorará y afirman que su acto violento no fue ejercido a conciencia, otros optan por insistir en que su accionar fue culpa de la víctima.
«La mujer empieza a culpabilizarse y echarse la culpa por la agresión y provocación. Luego perdona a su victimario y justifica su accionar». Es en este momento donde el clima de la pareja se vuelve, aunque momentáneamente, en un paraíso o en «luna de miel» que la víctima anhela, pero que terminará prontamente para continuar con el ciclo y hacerse más violento.
«La duración de la luna de miel depende de cada situación y hay una incidencia fuerte de la crianza de la mujer y el acompañamiento de su entorno para que pueda salir de este ciclo».
Ferreira indicó que «el 40% de los agresores y femicidas, son parejas y un 45% son exparejas, esto demuestra que los agresores son los varones que están en nuestro entorno».
La experta precisó que los ciclos de la violencia están muy relacionados con las prácticas de crianza, así “debemos erradicar estos pensamiento de que le gustan que le peguen o se queda porque quiere, y todo el ciclo que se va dando de manipulación, de deterioro de autoestima, hasta llegar a la violencia física y posterior a ello empieza el ciclo de la luna de miel y todas las declaraciones del agresor de que no volverá a suceder”.
Por ello, Ferreira sostiene que es fundamental transformar esas cuestiones y promover la educación y el respeto mutuo.
SPM
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