Rosario: robaron y golpearon salvajemente a una abuela de 95 años

A una mujer jubilada de 95 años le hicieron el cuento del tío, se hicieron pasar por el nieto, la encerraron, la golpearon salvajemente y le pusieron hasta un almohadón en la cara para robarle. De acuerdo al relato de la familia le robaron la jubilación, pero el Ministerio Público de la Acusación afirmó esta noche que el ladrón se habría llevado 70 mil dólares.

 

El conmocionante hecho, especialmente por la saña con la que se manejó el ladrón de alrededor de 30 años que ingresó al edificio, sucedió este mediodía en un departamento del segundo piso de la céntrica zona de Rosario.

 

Como consecuencia del ataque, la mujer (María Elena R.) ahora está internada en un nosocomio de calle San Juan al 3000 donde se recupera de los golpes.

 

«Le golpearon la puerta, se hizo pasar por un amigo de su nieto, ella confiada le abrió la puerta y una vez adentro el delincuente la empujó, la encerró dentro de un cuarto y hasta la cubrió con un almohadón en la cara», contó esta noche su hija a Canal 3.

 

«Cuando mi mamá me contó que le pusieron un almohadón en la cara, pensé que me moría», sostuvo su hija todavía conmocionada por el hecho, y enseguida continuó con el relato: «se le subieron arriba de las costillas, mi mamá tiene 95 años, y es imposible que se defienda».

 

Todo eso para robarle «el dinero de la jubilación, porque otra cosa no tiene», señalaron desde la familia, aunque el reporte oficial de Fiscalía señala que le sustrajeron aproximadamente 70 mil dólares.

 

Lo más llamativo es la saña con la que actuó el delincuente, que lo hizo «con mucha violencia, no le podría haber dicho dame la plata, porque como nosotros siempre le decimos cualquier cosa dale la plata, pero nos dijo que no tenía puesto el audífono».

 

La hija de la mujer atacada se mostró agradecida con «los vecinos del edificio y con Sergio, que es un médico que vive en el edificio y la ayudó en esos momentos. Y también a la gente que pasaba por la calle una vez que pudo zafarse y gritar para que me llamaran por teléfono y a la policía, que llegó rápido».

 

Fuente: La Capital

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