Mendoza: «Perdí todo injustamente y quiero recuperar mi puesto de trabajo porque salí absuelto de culpa y cargo»

El portero de la escuela 129 de la ciudad de Eldorado que fue acusado de abuso sexual en agosto de 2016 (privado de su libertad desde entonces a la espera del debate oral y público) fue absuelto a fines de abril en el juicio. El hombre de 63 años quiere recuperar su puesto y luego jubilarse, dice que no siente odio ni deseos de venganza, pero que no le desea la cárcel ni a su peor enemigo. Los fundamentos de su absolución se dieron a conocer este miércoles 8 de mayo.

 

Los primeros días del mes de mayo en el alto paraná misionero pasan lentos y grises, algunos con lluvia y otros más soleados, pero lo más importante para Severo Mendoza es que los pasa en libertad.

 

En agosto de 2016 la madre de una alumna de 7 años de la escuela Nº 129, denunció a Severo porque su pequeña hija le había contado que el portero de su escuela había abusado de ella en el baño de las niñas a punta de cuchillo.

 

Desde ese momento (14 de agosto de 2016) Severo Mendoza, que se desempeñaba como portero de la escuela 129, fue privado de su libertad. En agosto de este 2019 hubiera cumplido tres años de prisión, pero en abril de este año se llevó a cabo el debate oral y público en el Tribunal Penal 1 de Eldorado, y finalmente el tribunal lo dejó absuelto.

 

Tras el shock y la alegría por haber recuperado su libertad, Mendoza pasa el tiempo en su hogar con su familia, y en diálogo con Misiones Online recordó sus días en prisión «es muy feo estar en la cárcel, y más pagando una culpa de algo que no cometí, es lo peor que puede haber, no se lo deseo a nadie, porque es algo horrible».

 

En referencia a sus días privado de su libertad, dijo que «trataba de pasar lo más desaparcibido posible para sobrevivir, casi tres años estuve ahí siendo inocente. No me atacaron los otros presos, pero era complicado, por ejemplo por un cigarrillo que no le diste a alguien, te podían dar un puntazo. Es lo peor que puede haber, porque vivís con miedo. Estar en la cárcel un día es como un año, no pasa nunca, no hay consuelo ahí adentro. Es algo que no le deseo ni a mi peor enemigo».

 

Con respecto a si rescata algo de lo vivido señaló «lo bueno es que aprendí a caminar de la mano de Dios ahí adentro y me aferré a él con todas mis fuerzas. Y lo otro bueno fue el apoyo de mi familia, que en los días que estuve preso no faltaron nunca en los días de visita, nunca, y eso me daba muchas fuerzas para seguir adelante, el apoyo de ellos fue fundamental para mi».

 

En referencia a cuál es su explicación de esta situación con la denuncia de abuso sexual a una pequeña niña que pesaba sobre él, Mendoza sostuvo «no sé por qué me denunciaron, no tiene explicación, no sé de dónde vino esa maldad, ni de dónde sacaron todo eso».

 

Ante la pregunta de si alguna vez habló con la nena que lo acusó o con su madre, manifestó «nunca hablé con ellos, porque no me correspondía a mi tener trato con los chicos, no son mi responsabilidad, yo hacía mantenimiento en la escuela y nada más. Lo único que puedo decir es que me hicieron muchísimo daño, sufrí mucho con todo esto, pero no le deseo el mal a nadie, no odio a nadie. Dios sabrá qué hacer, que Dios los bendiga».

 

Y agregó «trabajé 33 años de portero, 36 hubieran sido si no habría estado preso y nunca me ocurrió algo como esto, no le encuentro explicación».

 

«Me gustaría recuperar mi puesto de trabajo porque salí absuelto de culpa y cargo»

 

De los 33 años de trabajo como portero, no todos fueron en la escuela 129. Al respecto Severo Mendoza aclaró que «yo estuve en la escuela de Eldorado II y luego permuté mi lugar con la señora Luisa G. que vivía en el kilómetro 10, a ella le quedaba más cerca la escuela de Eldorado II y a mi me quedaba más cerca la escuela 129 del kilómetro 8, por eso cambiamos, y 16 años aproximadamente trabajé en la escuela 129».

Además agregó «yo tengo 63 años, y por toda esta situación me quedé sin nada, sin trabajo ni nada, perdí todo injustamente por haber estado preso, por eso ahora estoy tratando de recuperar mi cargo y mi salario caído en casi 3 años, y ahí quiero jubilarme».

«En estos momentos lo más importante para mi es recuperar mi puesto de trabajo porque salí absuelto de culpa y cargo» resaltó.

Mendoza también se refirió a las expectativas que tenía con el juicio, «cuando estuve desolado en la cárcel, yo solo me aferraba a Dios y le pedía por su justicia divina, porque tenía la conciencia limpia y tenía mucha fe que él me iba a ayudar. Al juicio me fuí tranquilo y puse todo en manos de Dios, estaba en paz, y todo salió bien gracias a Dios, hoy soy un hombre libre nuevamente».

Para finalizar dejó un mensaje para las personas inocentes que pasan por situaciones similares a la de él, «a los que pasan por mi misma situación, les digo que lo único que pueden hacer es aferrarse a Dios y tener fe, porque solo él les puede ayudar, la fe es lo más grande que puede haber y mi libertad y mi familia son las mejores cosas que tengo».

 

El juicio

 

El 23 de abril pasado, el Tribunal Penal Nº 1 de Eldorado decidió absolver a Severo Mendoza del delito de “abuso sexual gravemente ultrajante calificado por el uso de arma”, contra una niña de 7 años que asistía a la escuela 129, ubicada en el kilómetro 8 de la ciudad de Eldorado.

El caso salió a la luz en agosto de 2016 cuando la madre de una alumna, que asistía a la escuela 129, denunció que su hija (que en ese momento cursaba primer grado) le contó quebrada en llanto, que había sido abusada en varias oportunidades, por el portero del colegio en los baños de la institución, a punta de cuchillo.

El examen médico que se le practicó en ese momento a la niña determinó que no hubo penetración, pero la familia sostuvo que la pequeña sufrió lesiones externas producto de los manoseos a los que la sometía el acusado.

En el juicio oral que comenzó el lunes 15 de abril de 2019, ningún testigo ubicó al acusado con la menor, declararon directivos, docentes y profesores de la Escuela 129, todos señalaron que nunca habían notado movimientos extraños en los baños, o alguna conducta sospechosa en la pequeña o en el acusado. Otro argumento a favor del portero fue el de la médica forense que había firmado el certificado constatando las lesiones en la zona íntima de la menor, ya que explicó que las mismas podían haberse debido a una falta de higiene o al roce de la ropa.

Cabe recordar que cuando se radicó la denuncia en agosto de 2016, Mendoza fue detenido casi inmediatamente y permaneció en esa condición hasta el 23 de abril donde los jueces del tribunal: Atilio León, Lyda Gallardo y María Teresa Ramos, decidieron otorgarle al acusado el beneficio de la duda, ordenando su inmediata excarcelación.

Los fundamentos de su absolución se dieron a conocer este miércoles 8 de mayo.

 

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