Bendice tus lagrimas

 

Al transcurrir los días, el sol va naciendo y ocultándose. Hay veces que no lo tenemos en cuenta, pero cuando decimos que se oculta para alguien en otro lugar del planeta esta naciendo.

Amanece para alguien en algún lugar del mundo, cuando para nosotros nos vamos a dormir, hay alguien que emprende su volta a casa esperando en una estación de tren, esperando un colectivo que quizás tenga que combinar con otro, o simplemente camine hacia su destino.  Hay algunos que entran a oficinas y otros que estarán en un semáforo haciendo piruetas y mostrando su arte. Todos, el que va a la oficina, el que hace los malabares, el que trabaja de noche, el que camina o el que se dirige en auto tiene algo en común, en cierto punto compartimos distintas historias pero mismas experiencias, todos tienen sus certezas y sobre todo tienen sus incertidumbres.

Cada día no importa en que parte del mundo estés, una cosa si es sabida te espera una nueva lección, hay algo nuevo para aprender apenas abras los ojos.

Estamos dotados de la idea que tenemos que tener el conocimiento y la habilidad y con estas dos cosas vamos a sortear todo y no tener inconvenientes. Resulta que la vida nos va dando lecciones las cuales no siempre se superan solo con estos dos elementos.

¿Que nos sucede cuando consideramos que podemos con la lección y aun así la vida nos pone a prueba?  ¿Y si dejamos de considerar que solo con conocimiento y habilidad se superan las cosas y empezamos a reconocer que también voy a necesitar un cuerpo y una emoción para aprender determinadas lecciones? Aprender a respetarnos en el momento en que estamos ante la situación y el escenario que tenemos, que puede ser que no sea el que esperábamos, ni el que anhelábamos.

¿Qué hacemos cuando no entendemos?  Y algo mas ¿porque tenemos que entenderlas? Para qué sirve razonar todo lo que nos acontece y si mejor nos preguntamos ¿Cómo nos sentimos?

¿Qué haces cuando las lecciones de la vida te duelen? ¿Qué nos pasa con el dolor? Podemos ponernos en la postura de víctima y gritar y ponernos a lamentar y vivir en la queja de lo que tendría que haber sido y no fue, o podemos ser protagonistas de la historia que nos contamos, de la realidad que nos envuelve. Sin embargo, siendo protagonistas, eligiendo nuestras acciones, puede que incluso nos sintamos abatidos, aun teniendo el coraje de aprender todos los días, y es ahí cuando hablamos de gestionar emociones, no como modo de ocultar sino para reconocer aquello que nos pasa, y si lo que nos atraviesa es la tristeza, la decepción, la pena profunda y eso te lleva a llorar, no escondas tus lágrimas, vívelas, escúchalas, que seguro tiene algo para decirte.

El agua limpia, las lagrimas también, porque si las contienes las ocultas, la disfrazas, en algún momento irán a otro lado de tu cuerpo y te dirán acá estoy, escucha lo  que tengo para decir.

El agua pasa, transita lo mismo que nuestras lagrimas y quizás solo a través de ellas puedas ver con más claridad. Porque desde el ocultamiento de lo que sucede solo te escondes y la realidad sigue estando allí. Puedes ser protagonista de tus días y llorar tus lecciones, quizás porque no las esperabas, quizás porque las consideras injustas, acuérdate que todo es una interpretación y tienes la posibilidad de reinterpretar todo aquello que te sucede.

Deja que tus lagrimas limpien tu corazón y una vez que los sollozos hayan pasado, prepárate nuevamente y ve por tus sueños y tus proyectos. Que tus lagrimas sean un momento de reflexión, donde puedas en el silencio de tu alma elegir que camino queres continuar y que cosas te faltan para llegar a él.

¿Qué cosas te importan? ¿Dónde estás ahora y adonde quieres llegar? ¿Cómo te vas a preparar para recorrer el camino? Te puedes quedar llorando y hacer un muro impenetrable con tus lamentos, o puedes derribarlo con la convicción de que has escuchado a tus sentimientos y estas dispuesto a ir por tus metas. Escucharte, respetarte y transitar aquello que te duele, aquello que no estaba previsto, como un acto de profunda aceptación y respeto a la vida que nos está trayendo una nueva lección.

Una vez que te hayas escuchado, interviene tu cuerpo, sal al sol, respira y vuelve a empezar, acuérdate que siempre en algún lugar está saliendo el sol, están naciendo oportunidades. Solo tú eres el responsable de cómo aceptas y atraviesas tus desafíos, no te entregues, no entres en la fatalidad, vive la vida en continuo aprendizaje.

 

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