Calidad de empleo, adaptación socioeconómica y la distribución en un contexto de rápidos cambios tecnológicos

Un capítulo especial tiene el informe de Secretaría de Estudios y Estadísticas de  la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS) respecto a los desafíos relacionados a la Calidad de Empleo en la era de las nuevas tecnologías.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el resultado del avance tecnológico quizá no sea tan negativo como lo sugieren ciertos observadores pesimistas y sostiene que la creación de más puestos de trabajos es un camino posible en el futuro próximo. Sin embargo, incluso suponiendo el escenario positivo, hay muchos otros aspectos que merecen ser objeto de un debate político serio, y los resultados económicos y sociales de la evolución tecnológica suelen depender en gran parte de cómo los gobiernos, sindicatos y actores económicos abordarán estos aspectos.

En concreto, hay tres aspectos claves asociados al tema de la reducción del volumen de trabajo. Se trata de pensar sobre las características esperables del trabajo en el futuro según:

  1. a) Calidad del trabajo. Los cambios tecnológicos transformarán la naturaleza y la calidad de los puestos de trabajo actuales y futuros. El principal desafío es si se podrá evitar, y de qué manera, la supresión de buenos puestos de trabajo y la creación de puestos de trabajo malos, aunque lo segundo implique el aumento del empleo total;
  2. b) Adaptación. El proceso dinámico de la supresión y creación de puestos de trabajo implica que los trabajadores y las empresas, al igual que las comunidades, tendrán que pasar por cambios y ajustes importantes, que generalmente son difíciles y costosos. El resultado de los cambios tecnológicos depende de cómo se manejen estos procesos de ajuste. No se trata solo de los procesos del mercado, sino también de las opciones sociales y políticas que elijan las comunidades y de las políticas que implementen;
  3. c) (re)distribución. Los cambios tecnológicos pueden generar mayores ganancias en la productividad. Nuevamente, el impacto en el ámbito del trabajo en cada uno de los países y en todo el mundo dependerá de la forma en la que se distribuyan estas ganancias entre las economías y los grupos sociales. Este punto es particularmente importante, ya que la evolución tecnológica actual ocurre en un contexto en el que la desigualdad general de los ingresos ha alcanzado un récord histórico.

 

Retos sobre la calidad del trabajo

Según el informe, la evolución tecnológica no sólo afectaría la cantidad de los puestos de trabajo, sino también la naturaleza y la calidad de los mismos. Se plantea, así, que los trabajos del futuro generaran polarizaciones y segmentaciones laborales. Por un lado habría un conjunto amplio de trabajos flexibilizados -precarios- y por otro un conjunto de trabajo de alta calidad (con requerimiento de capacidades cognitivas, participativas y físicas donde los trabajadores se ocuparían de las tareas que las computadoras no podrán realizar y, por ende, los trabajos se volverán más complejos).

Por lo tanto, la nueva “lucha” será la adaptación. “El proceso dinámico de la evolución tecnológica y de la innovación no ocurre de manera aislada ni de forma predeterminada y supone procesos de adaptación (ajustes económicos y sociales) que pueden afectar de manera desproporcional a ciertos trabajadores, empresas y comunidades (y en algunos casos, países y regiones). La experiencia indica que el resultado de los cambios tecnológicos depende de cómo se manejen estos procesos de adaptación y de si estos incluyen o no apoyo a las comunidades y a los trabajadores desplazados (incluida la capacitación) e incentivos para emprendimientos para las empresas. Estos procesos suelen ser complejos y requieren una gran cantidad de recursos, pero generalmente no se sopesa adecuadamente que ocurrirán tales ajustes”, sostienen desde la OIT (2016).

Los nuevos perfiles de tareas para los puestos de trabajo y las nuevas ocupaciones pueden cambiar en gran medida la naturaleza de las habilidades que se requieren para la producción y la innovación.

“Esto exige también que los sistemas de educación y capacitación, las empresas y las familias provean las habilidades que se requerirán en el futuro, y que promuevan el desarrollo de una serie de competencias diversas y complejas en el mercado de trabajo”, remarcan en el documento.

En principio, los trabajadores necesitan adquirir las habilidades adecuadas para poder ser contratados y adaptarse rápidamente a las diferentes calificaciones requeridas. Tales competencias están relacionadas con conocimientos técnicos, pero también con habilidades básicas como la creatividad, la imaginación, la apertura a nuevas ideas y habilidades sociales y de comunicación.

Sin embargo, también advierten que “en un contexto de cambio tecnológico rápido, se desconocen muchas de las habilidades específicas que se necesitarán en el futuro o son inciertas. Los sistemas de educación y capacitación enfrentan el reto de reducir este riesgo y mejorar la capacidad de adaptación de los trabajadores y la transferibilidad de sus calificaciones”.

Retos en la distribución de los cambios tecnológicos y las ganancias de la productividad

Del informe se desprende también que la innovación tecnológica permite (y permitirá) aumentos significativos en la productividad y ganancias pero que también tendrá como correlato una mayor desigualdad.

La polarización del empleo, mencionada previamente, generó un aumento de la desigualdad en muchos países, debido a una distribución desigual de las altas ganancias de la productividad derivadas de las innovaciones entre los dueños del capital, trabajadores calificados y no calificados y los consumidores.

En general, las ganancias de la productividad se suelen distribuir con los trabajadores bajo la modalidad de remuneraciones más altas o una reducción del horario de trabajo. Sin embargo, en los últimos años, las remuneraciones marcaron un estancamiento en muchos lugares del mundo (OIT, 2015) y los horarios de trabajo se han reducido muy poco, principalmente para los trabajadores a tiempo completo (OIT, 2014). Por ello, los salarios por horas, que podrían aumentar con tarifas más altas por hora o mediante la reducción del horario de trabajo, han quedado rezagados en relación con la productividad laboral.

En general, una característica importante de la corriente de innovación tecnológica actual que la diferencia de las corrientes anteriores es que avanza a buen ritmo en un contexto en el que la desigualdad ya es alta, los empleos están cada vez más polarizados y el mercado de trabajo está muy segmentado. Dado el riesgo significativo de que estas tendencias empeoren, los debates se deberán centrar principalmente en acciones políticas para abordar la distribución de las ganancias de la productividad.

 

La clave del debate

Los cambios tecnológicos son un factor determinante del desarrollo económico y muchas veces han generado opiniones divergentes sobre sus impactos sobre el volumen y calidad del trabajo. Aunque la cantidad de empleos ha resistido a las innovaciones tecnológicas, en la actualidad existen dudas acerca de su futuro.

Este escenario coloca en el centro debate la pregunta acerca de ¿cómo se puede lograr el resguardo de los “derechos laborales” en el contexto de los cambios tecnológicos actuales y futuros? .

Para ello deberíamos saber: ¿Qué empleos y ocupaciones están en riesgo? y ¿Cuáles son las potenciales fuentes de creación de puestos de trabajo?

 Si la pérdida neta de empleos es inevitable, ¿de qué otras maneras se pueden crear puestos de trabajo en la sociedad para lograr el empleo pleno?; ¿Cómo funcionan estas dinámicas de supresión y creación de puestos de trabajo en el mundo?; ¿Qué políticas, tanto en el nivel nacional como en el internacional, pueden ser útiles para alcanzar todo el potencial de la creación de nuevos puestos de trabajo?; ¿Cómo podría cumplir el dialogo social (entre Estado, Sindicatos y Empresarios) un papel fundamental para definir este proceso?

La tecnología tiene efectos sumamente importantes sobre la calidad de los empleos, los ajustes económicos y sociales y los retos de la distribución. En primer lugar, los hechos indican que los cambios tecnológicos actuales pueden empeorar la tendencia actual hacia la polarización del empleo; lo cual podría segmentar aún más el mercado de trabajo y aumentar la desigualdad de los salarios.

Por ello, los debates también se deben centrar en preguntas como: ¿Podría evitarse la polarización causada por la tecnología? ¿Qué políticas y cambios institucionales se requieren para enfrentar la polarización del empleo y, en términos más amplios, el deterioro de la calidad del empleo? ¿Serán las políticas de educación y capacitación suficientes?; ¿Cómo cambiarán las nuevas tecnologías la naturaleza de los empleos en las distintas ocupaciones y en los diferentes niveles? ¿Cuáles serán las características que definan los nuevos puestos de trabajo y, lo más importante, serán percibidos como empleos de calidad?

En segundo lugar, los cambios tecnológicos no ocurren de manera aislada ni de forma mecánica, sino que requieren procesos de adaptación (ajustes económicos y sociales). La experiencia indica que el resultado de los cambios tecnológicos y la naturaleza de las innovaciones dependen de cómo se manejen estos procesos de ajuste.

Por ello, se requieren debates que se centren principalmente en: ¿Cuáles son las capacidades se requieren para manejar este proceso de ajuste?; ¿Cómo tendremos que redistribuir el empleo dentro de la fuerza de trabajo y ajustar el horario de trabajo ante la supresión neta de puestos de trabajo? ¿Cuáles son los modelos innovadores y qué podemos aprender de la experiencia pasada?

En tercer lugar, los cambios tecnológicos actuales han creado grandes aumentos en la productividad que, hasta la fecha, han empeorado la desigualdad de ingresos. Dado el riesgo económico y político existente de que la desigualdad aumente, la forma en la que se aborde el reto de distribuir las ganancias de la productividad será un factor importante para definir el futuro del trabajo y de la sociedad.

Por ello, será necesario iniciar debates que se centren en: ¿ Cómo podemos manejar la (re)distribución de las ganancias de la productividad para reducir la desigualdad y, al mismo tiempo, mantener el poder adquisitivo y la demanda para fortalecer los efectos de compensación, el crecimiento económico sostenido y la creación de puestos de trabajo?; ¿ Cómo pueden las políticas fiscales y salariales ser instrumentos eficaces para distribuir los aumentos de la productividad con los consumidores y emprendedores creativos?

Estas cuestiones e interrogantes, sintetizados en el presente documento difundido por la Secretaría de Estudios y Estadísticas de  la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS), buscan aportar a la discusión sobre el futuro del trabajo -frente al avance de las innovaciones tecnológicas del mundo digital- y colaborar en la profundización de líneas estratégicas, la conformación de equipos interdisciplinarios y el avance en la reflexión sobre el futuro del convenio de trabajo de comercio y servicios.

 

 

 

 

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