Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil: te brindamos diez consejos para prevenirlo

Es posible prevenir el maltrato infantil, en tu casa, en tu entorno o en tu comunidad, aunque es cierto que en términos generales en las escuelas también son responsables y deben elaborar planes y estrategias para evitar el maltrato infantil en todas sus formas.

Prevenir esta clase de maltrato es importante para evitar el desarrollo de daños físicos y psicológicos en los niños. Estos daños no solo se dan a corto plazo, sino que pueden durar durante toda la vida.

Por ejemplo, un niño que sufre maltrato puede desarrollar un apego inseguro, el cual influirá en las relaciones que tenga como adulto. También puede desarrollar baja autoestima, depresión, ansiedad, entre otros trastornos mentales.

Estrategias para la prevención del maltrato infantil

Aumentá la autoestima de tus hijos

Una buena manera de prevenir el maltrato infantil en cualquier ámbito es fomentar la autoestima en tus hijos.

Si ellos son capaces de apreciarse y valorarse como personas, será más difícil que los maltraten en la escuela por ejemplo, porque enseguida buscarán ayuda para salir de esa situación.

Para estimular una buena autoestima en tus hijos, no los agredas verbalmente. No lo compares con sus hermanos o compañeros de clase. Terminará por creer que él no vale tanto como los demás y eso destruirá su autoestima.

Estimula sus logros y confía en sus capacidades. Permíteles equivocarse y aprender de sus errores. No los regañes. Con calma, indícales cuáles son los aspectos que deben mejorar de sí mismos y confía en que pueden hacerlo.

Apreciar las actitudes positivas

Otra manera de mejorar la autoestima de tus hijos y evitar que sean maltratados es reconocer y valorar todas sus actitudes positivas.

Cuando obtienen una buena nota en la escuela o cuando se comportan correctamente en un paseo, se debe señalar y reconocer con palabras y gestos, besos y abrazos.

Enseñar con el ejemplo

No podés pedirle a un niño que deje de hacer berrinches y se calme, si le estás gritando. Si le das un tirón de orejas, le estás enseñando que la violencia es una manera de solucionar los problemas.

Si de verdad quieres evitar el maltrato infantil, debes comenzar por controlar tus impulsos y actuar con calma. Si te sientes enojado, lo mejor es retirarte a tu habitación y no hacer ni decir nada hasta que estás más calmado.

De esta manera los niños también aprenderán a controlar sus emociones y en el futuro no maltratarán a sus propios hijos.

Fomentar el diálogo

El diálogo es fundamental para una relación correcta entre padres e hijos. Escuchá lo que tu hijo tiene para decir y respóndele con calma y con franqueza. Si querés ayudar a evitar el maltrato infantil, contale a tus hijos cuáles son sus derechos.

Diles que nadie tiene por qué ver o tocar sus partes íntimas y que si viven alguna situación que les hace sentir incómodos, deben decírtelo, deben confiar en ti, porque tú siempre los ayudarás.

Ajustá tus expectativas

Cada niño es distinto y no todos tienen las mismas capacidades, preferencias o talentos. Algunos padres tienen expectativas poco realistas en cuanto al rendimiento escolar o deportivo de sus hijos, y esto puede llevar a situaciones de maltrato infantil.

Como padre, debes aprender a conocer a tus hijos, comprenderlos y ayudarles a desarrollar su potencial, ajustando tus expectativas de acuerdo con sus posibilidades y preferencias.

Buscá ayuda profesional

Lamentablemente no existe una escuela para padres. No todos los padres tienen que saber por instinto cuál es la mejor manera de criar a sus hijos, cómo ponerles límites saludables o cómo controlar sus conductas.

Por eso, si estás teniendo problemas con la crianza, no debes sentirte avergonzado ni recurrir a la violencia. Buscá ayuda profesional en médicos, psicólogos o instituciones que brindan ayuda para padres, seguro que hay alguna en tu comunidad.

Evitá embarazos no deseados

Tomá las precauciones necesarias para evitar un embarazo no deseado. Los embarazos no planificados aumentan los riesgos de maltrato infantil y tener un hijo es una gran responsabilidad.

Si no estás seguro de poder o querer criar más hijos, es mejor que no los tengas.

Evitá la violencia

Los niños y los adolescentes no aprenderán a golpes aquello que sus progenitores quieran enseñarles, siempre debes tener esto muy presente.

La violencia no les ayudará a comportarse mejor o a resolver conflictos. Por el contrario, cuando hay violencia en el hogar los niños se vuelven menos sensibles a las experiencias violentas y aumenta el maltrato infantil.

El aprender sobre las reglas de convivencia, sobre la paz, la solidaridad o la empatía no se lo enseñarás con palabras, sino con tu propio ejemplo.

Pon límites de manera saludable

Es posible poner límites en tu hogar y que tus hijos los respeten y respeten tu autoridad como padre o como madre, sin necesidad de recurrir a ningún tipo de violencia, física o verbal.

Para que la autoridad sea vivida y comprendida por los hijos como algo natural y positivo, los padres debe alejarse de las prácticas violentas y aprender a manejar sus emociones, a reconocer y expresar su rabia encontrando las palabras adecuadas e incluso, deben aprender a pedir perdón a sus hijos cuando se equivocan.

Si en el momento de ir a dormir, de bañarse, de hacer las tareas escolares o de sentarse a la mesa las cosas no suceden como querrías y la tensión aumenta siguiendo la secuencia: “hablar, convencer, discutir, gritar, pegar”, entonces te estás desbordando y el clima emocional en tu hogar no será bueno.

Recuperar un clima adecuado es fundamental para que los padres puedan ejercer su autoridad. Los límites deben estar marcados claramente, los hijos deben conocer perfectamente cuáles son las reglas y cuáles serán las consecuencias si no las siguen.

Y los padres deben aplicarlas siempre que los hijos no respeten estos límites, pero en un ambiente calmado, con un tono de voz, postura corporal y gestos que transmitan autoridad pero tranquilidad al mismo tiempo.

El clima emocional seguro y adecuado en el hogar se basa en el convencimiento de que los conflictos aparecerán naturalmente en todos los hogares, pero que existe un modo de solucionarlos, basados en el diálogo y el respeto mutuo entre padres e hijos.

Fuentes: sitios web.

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