Caso Barrufaldi: los dos condenados por la muerte del empresario posadeño están cerca de la absolución total

Oscar “Kuki” Barrufaldi fue asesinado en 2003 durante un robo y once años después (2014) el juicio tuvo sus dos condenados, Damián Méndez y Christian Pacheco, en ese momento encontrados como partícipes necesarios. Pero el fallo tuvo revisión y tras que el STJ anulara la sentencia, los acusados fueron liberados en 2017. Se exculpaba con un nuevo juicio pero un fallo del Tribunal Penal 2 dejó el caso casi cerrado con la absolución total de los mencionados que ahora podrán recibir reparación por parte del Estado por los daños causados estando en la cárcel tanto tiempo.

Damián Méndez (56) y Christian Pacheco (46), fueron los únicos dos hombres juzgados como “partícipes necesarios de homicidio en ocasión de robo”,ocurrido en el 30 de junio de 2003 en perjuicio del empresario Oscar “Kuki” Barrufaldi. El juicio se realizó en 2014 y en ese momento la condena fue de 15 años de prisión para ambos. En 2017 el Superior Tribunal de Justicia anuló esa sentencia marcando un precedente en lo que respecta a este caso y a fines de ese año los imputados recuperaron la libertad.

Pese a que el trabajo de los defensores de Méndez y Pacheco, los doctores Pablo Lujan y Alejandro Jaborniscki respectivamente, estaba encaminado a la absolución total, faltaba un fallo. Una nueva resolución del Tribunal Penal 2, a cargo del juez Augusto Busse, en síntesis explica la imposibilidad de hacer un nuevo juicio y todo está encaminado para que la absolución definitiva salga en las próximas semanas. De esta manera los imputados, que estuvieron más de 10 años en prisión, podrán obtener esa reparación por parte del Estado en cuanto a los daños sufridos estando privados de la libertad.

Busse, como presidente del TP 2, analizó las opiniones vertidas por el máximo organismo judicial de la provincia (STJ), al momento de revocar el fallo condenatorio contra Pacheco y Méndez. Tomó la opinión vertida por la ministra Rosanna Pía Venchiarutti Sartori, quien entendió que no estaba acreditada la materialidad histórica de los hechos ni la autoría por parte de los procesados. En otro fragmento de su opinión, Venchiarutti Sartori entendió además que “el razonamiento del fallo condenatorio violó el principio de la sana crítica, derivando ello en una fundamentación insuficiente de la sentencia y a su vez que no se ha efectuado un análisis crítico, lógico y racional de las pruebas obrantes en la causa, con concreta aplicación de las normas de fondo pertinentes al momento de resolver, lo que constituiría una violación al derecho de defensa y al debido proceso legal”. De manera que arribó a la conclusión que “correspondería declarar la nulidad de dicha sentencia… y remitir para el dictado de una nueva”. La opinión de la ministra fue adherida por los demás integrantes del STJ.

El juez Busse, tras analizar la nulidad, expresó que “encontrándose analizados todos los extremos y arribando como consecuencia a una supuesta falta de sustento probatorio, la imputación correría huérfana de su debido correlato fáctico, ubicándonos en la disyuntiva que sólo tendría una de las respuestas posibles acorde a derecho. Eso es; no correspondería otra sentencia que la absolución de ambos imputados”.

En otra parte de sus consideraciones Busse entendió que “la valoración realizada por el alto cuerpo ha dejado vacío de contenido no la sentencia, sino la imputación misma, dado que no podría sostenerse una acusación con la prueba obrante”.

Finalmente, el presidente del Tribunal entendió que debía dictarse “sin más trámite, sentencia absolutoria…”.

Los magistrados subrogantes que conformaron el Tribunal, Carlos Jorge Giménez y Miguel Ángel Faría, adhirieron al voto del juez Busse. Por ende decidieron “absolver a Pacheco Christian Marcelo y Méndez Damián Antonio del delito que se les imputa como partícipes necesarios del homicidio en ocasión de robo”. Salvo que parezca la apelación fiscal, el caso tiende a cerrarse por completo en las próximas semanas.

El crimen

El empresario posadeño que era dueño de una cancha de padel y una agencia de quinielas, Oscar Barrufaldi (50), fue encontrado muerto en su domicilio ubicado en la avenida Rademacher casi Cabred de la capital misionera. Estaba atado y con un golpe en la cabeza. Estuvo inconsciente por horas y cuando despertó, murió asfixiado por un trapo que le pusieron en la garganta, según se ventiló durante el debate en el 2014 y de acuerdo a las informes periciales en el momento del crimen.

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