#ConcursoMejorPromedio: el santafesino Franco Zamponi es uno de los ganadores de la Beca PIPORÉ en la categoría Universidades

El estudiante es oriundo del pueblo de Las Rosas, localizado en la región centro oeste de Santa Fe, a una distancia de 40 km de Córdoba. Cursó el año pasado el 4to Año de la Licenciatura de Filosofía en la Facultad de Arte y Humanidades  de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), con promedio 10. El certificado de reconocimiento lo recibió de la mano del gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, en el marco del 19° Aniversario de Misiones Online. La beca fue entregada por Silvio Leguía, en representación de la Cooperativa de Productores de Yerba Mate de Santo Pipó Ltda. 

Franco José María Zamponi (23) recibió menciones especiales en varias ocasiones de su vida por su destacado desempeño académico en los distinto niveles que transitó, y frente a sus condiciones fue que se decidió a inscribirse para participar del concurso misionero. “Estoy acostumbrado a recibir reconocimientos en mi localidad, no imaginé que con tantos participantes inscriptos a nivel país (casi 1.500) podía llegar a ganar la beca, siendo un estudiante de tan lejos de Misiones”, expresó el joven santafesino, que viajó a la provincia acompañado de una de sus hermanas, Lucía Zamponi, para estar presentes en el acto de premiación.

El Concurso Mejor Promedio es organizado por Misiones Online, con el apoyo de empresas e instituciones de la provincia. Tiene por objetivo estimular la dedicación, el esfuerzo y el compromiso con la educación de estudiantes de excelencia, con la entrega anual de premios y becas, en la búsqueda de valorar y renovar las esperanzas de los jóvenes que deciden construirse un mejor futuro a través del conocimiento. La iniciativa también fue declarada este año de interés provincial por la Cámara de Diputados de Misiones.

El evento de premiación se llevó a cabo el martes 9 de abril, en el Teatro de PROSA del Parque del Conocimiento, en la ciudad de Posadas, en el marco del 19° Aniversario de Misiones Online. La delegación de becados de otras provincias estuvieron alojados en el Hotel Maitei Posadas, y el programa de actividades incluyó para el grupo de Mejor Promedio un almuerzo y visita turística al Parque de la Cruz de Santa Ana, con el apoyo del Ministerio de Turismo de la provincia.

 

 

 

“Este concurso parecer ser el único de su clase en el país. Me asombró cuando llegué a él. Me resulta todavía asombroso, y de lo más elogiable, su amplitud: que desde Misiones se piense en los estudiantes de todas las demás provincias. Es realmente destacado que una empresa o asociación piense con tanta seriedad en ayudar, que se decida a practicar realmente una idea poderosa y no menos olvidada: la idea de que la educación es la fuente de la sociedad, la fuente de las personas y de la sociedad que esas personas hacen. Apoyar económicamente una idea como ésta significa que se tiene una gran confianza en que podemos modelar algo al parecer intangible como el futuro. Y esto sin dudas me asombra, y me siento personalmente agradecido con la iniciativa”, sostuvo Franco en la entrevista con Misiones Online.

 

 

La familia Zamponi

El estudiante proviene de una familia del pueblo de Las Rosas, en Santa Fe. Es hijo de Gladys Amarillo y José María Zamponi. Tiene once hermanos, seis medio hermanos y él es el mayor de la descendencia de cinco de los hermanos Amarillo-Zamponi .

Su padre, José María, trabajó siempre en el campo, y desde hace varios años es jubilado. Su madre también trabajó en el campo de joven, y en el pueblo fue muchos años empleada doméstica. “Como mi padre envejeció y se puso muy delicado de salud, mi madre abandonó sus trabajos y se quedó desde entonces a cargo de la atención permanente de mi padre y de la casa. Ambos fueron siempre trabajadores de voluntad asombrosa”, describió Franco, exponiendo sus valores familiares.

En orden cronológico los mencionó a cada uno de ellos: Bernardo, Analía, Valeria, Andrea, Cintia, Giuliana, Franco (becado), Agustín, Lucía, Palmira, Laura. “Hay una gran brecha de años. Mis seis hermanos mayores son hijos de otro padre. Ellos han formado desde hace mucho tiempo su propia descendencia, y tienen sus casas y sus hijos. Soy, por lo tanto, un hermano del medio y un hermano mayor. El hermano mayor de los Zamponi, y éste vendría a ser mi puesto en la casa”, explica.

Su existencia se encuentra divida naturalmente entre Rosario (donde estudia)  y el pueblo de Las Rosas, donde regresa en forma regular. “En Rosario tengo mis amigas y amigos. Tengo, en particular a mi amigo filósofo Nicanor, un amigo de la sabiduría y que es también mi compañero de la facultad y vecino en la ciudad, con el que me paso la mayor parte de mis horas de recreo y de estudio grupal”, agregó ante la consulta sobre sus vínculos más cercanos.

Más allá de las actividades académicas, al joven le gusta dedicar su tiempo libre a las artes, la música, la lectura y los espectáculos culturales. “Leo Literatura. Disfruto mucho de ver pintura, escultura, arquitectura, tanto en libros o revistas como en museos. Tengo también cierta tendencia musical, disfruto de cantar tangos, y de vez en cuando toco, rudimentaria o vagamente, la guitarra. Cuando puedo, asisto a conciertos de música clásica en la ciudad, aprovechando que hay muchos eventos gratis. Hace unos años bailaba tango. Incurrí también en el teatro amateur. Soy aficionado al griego antiguo. A veces bailo cumbia en alguna fiesta y otras veces juego al fútbol”, describe con humor sobre todas sus facetas.

Otra de las cosas que disfruta mucho de hacer cuando se encuentra en Las Rosas es compartir momentos de juegos son sus sobrinitas: Guadalupe y Ludmila (foto)

 

 

Un concurso “asombroso”

Franco cursa en la Universidad Nacional de Rosario la carrera de Filosofía, y por su promedio 10 resultó ganador de una media beca, ya que por empate en el promedio en la Categoría Universidades de Provincias del Resto del País, comparte el premio con la estudiante Yanet Romina Leiva Acevedo, de Sauce, Corrientes.

El concurso lo encontró en el sitio web MejorPromedio de Misiones Online por Google, buscando -como muchos jóvenes del país- una alternativa de becas que le permita paliar la crisis económica y seguir la universidad.

“Llegué al sitio web de un modo afortunado y casual. Sin embargo, lo que se conoce como su “algoritmo” tenía razón. El motivo profundo es que, como llegué a sentir agudamente la crisis económica de nuestro país, me puse en la tarea de buscar becas por internet. Como había hecho algunas búsquedas, Google me terminó derivando a la página de este Concurso”, explicó el estudiante.

“La modalidad única del concurso en el país fue mi mayor asombro, y es de lo más elogiable también su amplitud; que desde Misiones se piense en los estudiantes de todas las demás provincias”, recalcó.

En su caso, la beca lo ayudará este año a pagar el alquiler de su residencia. “Con este ingreso, me aseguro de no exigir demasiado la apretada economía de mi familia”, indicó.

 

 

Filosofía, una carrera elegida con el alma

Con perfil inquieto y una atracción interna permanente por el querer saber y entender, lo llevó a los 17 años a decidirse por la carrera de Filosofía. “Ya tenía algunas lecturas de literatura y filosofía. Quería encontrar de algua manera esa imagen total o clave de la vida y el mundo, cómo es, exactamente, el mundo, el misterio, propia existencia, o el existir. Hoy todo esto ha cambiado, ha madurado y se ha mudado un poco, pero así comenzó mi interés por esta carrera”, explica Franco ante la consulta periodística de los motivos que lo llevaron hacia esta futura y apasionante profesión.

También lo movilizó a los 14 años un libro, que lo llevó incluso al camino que transita en la actualidad. Se trata de un libro, pero del Primero, el más importante: Discurso del método, seguido de las Meditaciones metafísicas de René Descartes. “En ese libro, recuerdo, el autor demostraba cómo “el alma era más fácil de conocer que el cuerpo”. Tengo el recuerdo vivo de leer ese libro y de sufrir un vértigo de fascinación y asombro y enamoramiento: la experiencia de que el pensamiento podía dar vuelta las cosas más evidentes, y mostrar como evidentes las más remotas. Ese poder del pensamiento, que entonces podía apreciar en sus efectos pero cuya lógica y causalidad apenas podía entrever, se convirtió, creo, desde entonces, en el objeto de mi búsqueda. Y me propuse comprender eso”, compartió así el estudiante su pasión por la filosofía.

Esfuerzo y concentración

Pero la realidad supera los pensamientos, y los estudiantes universitarios coincidieron en que en lo cotidiano deben realizar con esfuerzo y concentración sus actividades para cumplir metas, rendir mesas de exámenes, asistir a clases, presentar prácticos y hacer frente a una economía compleja, a veces estudiando y trabajando.

¿Cómo se hace en la Universidad para mantener un promedio diez?. “No sé, sinceramente. Lo que a mí me ocurre es que cada vez que estudio una materia, la estudio hasta el fondo”, responde Franco. “Y esto no es porque busque la nota, sino por simple necesidad de estudiar, de alcanzar la comprensión, de totalidad. Es probable –pienso ahora- que se trate de aquel mismo impulso infantil que describía más arriba. Sin dudas, esta forma de ser me agota un poco, pero es la única manera de trabajar que yo conozco. Cada vez que me enfrento a un autor, a un tema, se desata en mí un ansia lejana, profunda, de acomodar eso a mi propio espíritu, de experimentar verdaderamente cada sentencia, cada premisa, cada tesis”, agregó.

De esta forma, el joven santafecino confiesa que vive de un modo muy personal el estudio. “Esto es lo que termina por darme un dominio, una familiaridad con los temas que se trasluce cuando me toca exponerlos. Quizás, en general, se podría decir que un buen resultado de examen se forma con dos cosas: por un lado, la constancia, el tiempo dedicado al estudio nos da una gran ventaja cuantitativa (soy capaz de dar cuenta de la mayor parte o de la totalidad de los temas), y por el otro lado, creo que lo que termina de decidir una nota alta o un diez, es el momento de gracia, el momento personal, aquello que podríamos llamar el entusiasmo puesto en la obra”, detalló.

“Lo que me anima y no me permite abandonar es que quiero comprender”, remarca en la entrevista.

Por otra parte, la carrera le demanda prácticamente “vivir” en la facultad, por la biblioteca, las clases, y estudio, regresando tarde a descansar, para preparar todo para volver a arrancar al día siguiente. “Lo que más cuesta de la vida universitaria –y en esto me inspiro también en los demás-, creo que es mantener el esfuerzo y la concentración; mantenerse dentro de una rutina muy limitada; trabajar tanto para algo cuyo beneficio no es presente sino futuro (si llega a serlo); mantener una gran inversión de vida en algo que nunca es del todo hasta que uno se recibe. Los estudiantes sufren no solamente el cansancio de su esfuerzo físico y mental, sino también su ansiedad, su miedo, su fragilidad”, señala Franco.

Hasta el momento, no había tenido la presión de trabajar en otra que no sea el estudio. Sin embargo, desde este año comenzará con su primer empleo. “Es un empleo afortunado, voy a trabajar de bibliotecario en la Biblioteca de Filosofía de nuestra facultad. Este empleo es por dos años”, relata, el apasionado de los libros.

En este mismo sentido, el joven sueña con escribir en algún momento de su vida una gran obra de poesía, de filosofía, en la que pueda volcar sus intuiciones -incipientes, pero insistentes- donde lo bello y lo sublime encuentren su expresión plena, “para mí mismo y para los demás”.

De esta forma, el futuro profesional se propone “devolverle al mundo la profundidad que el mundo me ha dado. Devolverla como obra, como obra de amor y conocimiento”, concluyó.

 

 

 

Por Patricia Escobar 

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