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Para la docente de la carrera de Comunicación Social, Elena Maidana, en los medios “hay que trabajar desde una perspectiva de género”

Licenciada en Letras, magister en Comunicación Social y docente de la Facultad de Comunicación Social de la UNAM, en los estudios de Misiones Online TV, dio su visión sobre los femicidios que sacuden a diario a la sociedad, los movimientos feministas y el tratamiento mediático de estas y otras problemáticas de la sociedad en el actual contexto de visibilización por medio de las redes sociales.

Respecto a los movimientos feministas y la sociedad patriarcal, la docente consideró que, habría que empezar un poco antes “porque es necesario explicar y comprender que nosotros vivimos en una sociedad patriarcal en la cual el poder es heterogéneo, es racista, es clasista y es machista y ese poder, el patriarcado, es cultural y es milenario, responde a una matriz milenaria de dominio de los hombres por sobre las mujeres. Eso hay que comprende porque esa matriz nos configura a todos y nos afecta a todos, por supuesto que de un modo diferencial y desigual afecta a los hombres porque les instaura un mandato de masculinidad que los lleva a definirse como hombres a partir del dominio sobre la mujer y las mujeres son percibidas y pensadas, ubicadas en una relación jerárquica. Las mujeres son consideradas inferiores, débiles tuteladas, no pueden basarse a sí mismas, minorizadas, pasivas, el hombre como protector. Por eso digo que es cultural y atraviesa todas nuestras vidas, nuestras subjetividades, por eso cambiar ese orden de cosas, es muy difícil, es muy complejo, genera resistencia y además hay que esforzarse para modificarlo. Desconstruirnos como mujeres y como hombres lleva a tener que modificar básicamente todo porque ese orden, esa matriz patriarcal atraviesa escuela familias, iglesias, instituciones, del Estado, publicas y privadas y también los medios, los medios no quedan afuera, no están exentos, incluso los medios de comunicación formulan o redactan o interpretan lo que pasa desde una matriz patriarcal y eso lo podemos ver s todo nivel, en la publicidad, en los chistes, en el modo de configurar las  noticias”.

Sobre el poder y la publicidad, consideró que “el capital, el capitalismo y la publicidad que necesita el marketing busca vender, todo puede devenir en mercancía y todo deviene en mercancía, hoy hay un mercado feminista. La apertura de nuevos mercados lo va a generar y va a haber publicidad feminista, pero además en relación con los medios son grandes configuradores e la esfera pública. Las mujeres quedaron, desde la modernidad en adelante, fuera del espacio público o sea el espacio político por excelencia y los medios operan en esa esfera pública, entonces la pregunta que uno se hace es, en los medios ¿cual ha sido el lugar de la mujer?, los espacios que le permitieron, en los medios ¿somos habladas o hablan por nosotros?”.

Esta manipulación de la publicidad y los medios apuntan a hacer uno de los estereotipos de la mujer, “como cuidadora, como madre como responsable del bienestar físico y emocional, tanto de niño como también de la fuerza de trabajo , en ese sentido el capital sale ganando porque nosotros nos hacemos cargo de un trabajo no remunerado que es trabajo doméstico, un trabajo no asalariado e incluso se nos vende que es un trabajo que tenemos que hacerlo por amor y esa tarea de hacernos cargo de la reproducción y del bienestar psico-físico de la fuerza de trabajo lo hacemos gratis, el Estado y el capital financian eso y encima nos dicen que eso no es trabajo hasta ahora en las encuestas podemos seguir apareciendo como la población económicamente no activa. Además que el trabajo doméstico sea reconocido  como trabajo que es la tare del ama de casa”.

Sostuvo Elena Maidana que las mujeres quieren cambiar todo, “si uno se pone analizar no hay esfera de la vida social que quede fuera, cuando el movimiento feminista actual plantea sus luchas uno de los principios es queremos cambiarlo todo, es que hay que cambiarlo todo con los conflictos que podrá traer, los problemas que a lo mejor va a acarear, pero hay que cambiarlo todo porque es cultural, es estructural, es sistémico. Entonces los medios, insisto, en tanto interpretes hegemónicos de lo que pasa socialmente no escapan a esas matrices. Entonces uno puede ver esto que decíamos, que espacio ocupan, que espacio tiempo, que formato, que temas, como aparecen, tanto las prácticas como los discursos de las mujeres, ¿son visibilizadas o invisibilizadas? Si son visibilizadas como, de qué manera, ¿como objeto sexual, como ama de casa, como cuidadora, como víctima?”.

Abordó seguidamente el tratamiento mediático de los hechos que las involucran, “generalmente,  cuando aparecemos como noticia aparecemos como víctimas y aparecemos en la sección policiales y eso es grave porque el problema de los femicidios no es un problema policial es un problema social y político, tendría que estar en otra sección, porque además si bien tiene implicancias policiales, el problema es social y cultural, nos es un problema punitivo, no puede ser porque además se cree que se puede resolver con una perspectiva punitiva, con más leyes, con más represión, con más castigo, pero las leyes  no son suficientes”.

Agregó que, “Si uno se pone a ver hay una multiplicidad de campos de disputa y de  batalla, el linguístico y discursivo es uno, no es casual que en estas disputas públicas se pelee por el nombre a asignar a ese hecho espantoso, terrible, entonces hay hubo un avance se pasó de crimen pasional o un problema del ámbito privado a femicidio que es un  problema político y un problema que cruza lo público y lo privado, ya las feministas de la década de 60 decían lo personal es político, no es privado, es político porque se juegan relaciones de poder y porque participan las instituciones del Estado en esos procesos”.

La docente precisó que, “Si pensamos en política, en términos partidarios, en un sentido amplio para pensar justamente en las reglas, en las normas y las pautas que nos damos como sociedad para poder convivir entre diferentes desiguales, la política atañe a eso, entonces ahora también quienes deciden eso crean las normas de convivencia, porque ahí vamos al corazón fundamental de la política, quienes deciden las reglas van a incidir en nuestra convivencia entre unos y otros, que somos diferentes y también desiguales por el sistema en el que vivimos”.

Recordó Elena el caso de Lucía Maidana recordando la lucha de sus compañeras de la carrera de Comunicación Social, “traigo a colación toda la lucha que se dio en torno al femicidio de Lucia Maidana , ex alumna de Comunicación Social  que fue asesinada y que su asesinato fue presentado primero como una muerte y no es lo mismo decir una muerte que un asesinato que un femicidio y fueron las alumnas de la carrera de Comunicación Social que tomaron la calle, sacaron el problema lo instalaron en la calle, en la esfera pública y lo instalaron bajo el nombre de femicidio, pero tuvieron que pelear. Cuando ocurrió, hace seis años y el crimen sigue impune, hablaban con abogados, hablaban con los jueces, hablaban con periodistas y en todo momento presionaran para que se titulara como femicidio, entonces los campos de batalla son plurales son muy difíciles, diversos, que nos exige un estado de alerta permanente, cansa pero es así unos tiene que ser incansable en estas luchas porque el poder no para”.

Redes sociales

Al abordar el papel de las redes sociales, la docente de la UNAM consideró que las redes, incluso la articulación redes y medios, confunden, “uno tiene que ir viendo las articulaciones,  viendo las complejidades, las nuevas complejidades. Pero tomo por ejemplo el formato noticia, el formato noticia se ha modificado con las redes sociales por el agregado de los comentarios y es en los comentarios donde se promueve los discursos de odio, los estereotipos, las discriminaciones , entonces hay una articulación perversa entre el discurso de ciertas redes y los medios y me parece que hay que analizar todos esos cambios y tratar de ver como inciden justamente en el reforzamiento o no de estereotipos, de discriminación, de estigmas, de esta cuestión de cómo aparece una noticia sobre un femicidio, tomo los ejemplos que han ocurrido esta semana”.

Agregó, sobre el tratamiento mediático de los hechos de femicidio que, “para empezar uno tiene que ver cuánto espacio se le otorga, que titulares, que imágenes, muchas veces las interpretaciones mediáticas en alusión con eso casos oscilan entre la promoción del morbo o el punitivismo, pero arrojan pocos elementos para la comprensión de esos hechos, falta análisis y hay una exacerbación de opiniones  sueltas, pero opiniones que refuerzan condenas, a veces condenas cuando no deben. Muchas veces esos estereotipos que se refuerzan no es hacia la víctima, lo que se hace más de una vez se la revictimiza o se la transforma en victimaria y termina siendo culpable de su propia muerte, de su propio asesinato, porque algo habrá hecho y, ese algo habrá hecho en nuestro país tiene una historia terrible. Es una de las frases  que se esgrimió en relación con la represión y las desapariciones de personas durante la dictadura cívico militar”.

También se refirió a aquellas visiones sobre las mujeres por su vestimenta, o por su accionar enfatizando que “están instaladas y encarnadas, naturalizadas y más de un a vez legitimadas, entonces empieza a aparecer la víctima como la responsable. Ese discurso tiene un peligroso tono moralizador y ese tono dice bueno vos te saliste de cause, hiciste lo que no debías, lo que no está permitido y en gran medida ese discurso moralizador lo que hace es volver a poner a la mujer en el lugar de sometimiento y de subalternidad, te saliste de tu lugar, hiciste lo que no te está permitido. Entonces también funciona como un discurso disciplinador, de control y más en estos  momento donde las mujeres hemos vuelto a salir a la calle a pelear por nuestros derechos y a pelear por una sociedad otra y decimos otra vez queremos cambiarlo todo. No queremos esta sociedad, cruenta, cruel, dañosa, voraz, saqueadora, no queremos esto, súper violenta, muy violenta, queremos construir otra cosa”.

Para finalizar destacó la docente que “hemos salido, hemos ocupado el espacio público somos protagonistas, actoras sociales, somos luchadoras, no es un lugar que nos han permitido, no pedimos permiso para ocupar ese lugar, lo ocupamos, salimos y luchamos y  nos paramos en ese lugar, también es interesante ver como cubren nuestras luchas los medios porque generalmente cuando las mujeres aparecemos como luchadoras enseguida aparecen los descalificativos, entonces o como locas, o somos violentas. Tenemos que desconstruirnos todos y tenemos que formarnos y creo que los comunicadores y los periodistas y las propias carreras de comunicación hay que trabajar en una perspectiva de género”.

EP/E.J.

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