Se suicidaron dos estudiantes que habían sobrevivido a la mayor masacre escolar de Estados Unidos

 

Hace poco más de un año, el 14 de febrero de 2018, la escuela Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, al norte de Miami, alcanzaba un triste récord al convertirse en el colegio secundario donde se produjo la masacre más grande de la historia de Estados Unidos.

 

Fueron 17 personas asesinadas y 14 heridos graves, un saldo que, como en las grandes tragedias, tiene un efecto residual que no escapa a la misma tristeza y al mismo luto: en estos días, dos estudiantes que sobrevivieron a aquel tiroteo se suicidaron. Se trata de Sydney Aiello, de 19 años, y de otro joven cuya identidad aún no fue revelada. Aunque en ambos casos el sentimiento fue el mismo: “La culpa del sobreviviente”, aquella víctima que sobrevive a una tragedia en la que otros mueren y se cuestiona por qué no le pasó a ella.

 

El jefe de la División de Manejo de Emergencias del estado de Florida, Jared Moskowitz, le pidió a los legisladores que destinen mayores recursos para ayudar a los sobrevivientes de la masacre de Parkland y evitar que vuelven a sucederse casos como estos dos suicidios de adolescentes.

 

“La salud mental es un asunto bipartidista y ahora que estamos en sesiones, es el momento”, dijo Moskowitz.Tras la noticia de ambas muertes, padres, estudiantes, funcionarios y maestros se reunieron para discutir cómo mejorar el apoyo terapéutico para que los afectados lidien con el trauma.

 

“Es uno de los muchos encuentros con los expertos en salud mental de la ciudad y del condado para asegurarnos de que nuestros estudiantes, maestros y padres reciban la educación necesaria para prevenir el próximo suicidio. Todos se están tomando esta crisis seriamente para salvar vidas”, describió Max Schachter, quien también es una víctima: su hijo Alex es uno de los 17 asesinados. En ese encuentro también estuvo Ryan Petty, madre Alaina, de 14 años, quien también falleció en el ataque: “Debemos reconocer que, tras un acontecimiento como éste, habrá trauma, ansiedad y depresión”, dijo Petty, quien reveló que el grupo adoptó el “Protocolo de Columbia”, que consiste en una serie de preguntas que pueden ayudar a familiares y amigos a detectar si alguien corre riesgo de suicidio.

 

Si las respuestas son positivas, se les recomienda llamar a la línea local de prevención del suicidio. “Tenemos que educar a los padres y maestros a reconocer las señales y hacer las preguntas adecuadas”, añadió Petty.

 

Fuente: La Mañana de Neuquén

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