Se incrementó desde 26,6% entre 2017 y 2018. El informe mide las carencias no monetarias, es decir alimentación y salud, servicios básicos, vivienda digna, medioambiente, educación, empleo y seguridad social, y las relaciona con ingresos.
«Esa polarización marca una profundización de la desigualdad social», apuntó Salvia.
Entre 2017 y 2018 también aumentó la pobreza multidimensional estructural urbana, es decir, aquellos personas cuyos ingresos no alcanzan a cubrir la CBT pero además tienen tres o más carencias sociales: este indicador pasó de 16,7 a 18,6%.
«Sin considerar el aspecto monetario, cuando uno analiza la afectación de derechos económicos y sociales, en promedio no hay variaciones significativas y más bien tiende a la baja», dijo.
Así, el número de viviendas sin servicios básicos bajó de 32,8 en 2017 a 30,2 en 2018, acumulando un descenso de 5 puntos porcentuales desde 2015.
Esta mejora se explica por un mayor extensión de la red de cloacas: mientras hace dos años el 31,8 % de los hogares no tenía desagüe, el año pasado eran el 29.1%.
Fuentes de la Secretaría de Infraestructura y Política Hídrica de la Nación puntualizaron a Télam que entre 2016 y 2018 se incorporaron 1,5 millones de habitantes a la red de cloacas a partir de la instalación de 7.500 kilómetros de cañería.
Siempre según el informe de la UCA, en el último año además disminuyó el porcentaje de viviendas que sufren problemas medioambientales, que evolucionó del 21,1 al 19%, con un descenso de cuatro puntos porcentuales en los últimos tres años.
También bajó la falta de acceso a una vivienda, a raíz de una reducción en el número de hogares que no disponen de un baño con descarga, que pasó de 10 a 8,6%.
«Esto se debe al esfuerzo del hogar pero es posible que los sistemas crediticios hipotecarios lo hayan facilitado», indicó el informe.
Por otro lado, en el mismo lapso aumentó levemente el porcentaje de hogares con dificultades alimentarias o de atención sanitaria -del 21,6 al 22,8%-, y con desempleo o empleo en negro -del 29,2 al 32,2%-.
Además, dos de los componentes de «carencias en alimentación y salud» registraron la mayor incidencia desde 2010: el 17,5% de los hogares no accedió a atención médica en 2018 y el 17,3% no pudo obtener los medicamentos que necesitaba.
Fuente: Ámbito