Norma Chiapparrone: “Ante la objeción de conciencia, la práctica del aborto no punible debe ser garantizado por el Estado”

La consejera de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas, Norma Chiapparrone, disertó en Posadas semanas atrás sobre «Justicia Penal con Perspectiva de Género». Consultada sobre el caso de niña de Eldorado embarazada de gemelos, fue la especialista la que puso el foco sobre el papel del Estado y la necesidad de darle la posibilidad, a una menor, de interrumpir el embarazo.
“Hay centros asistenciales de Salud pública, donde la institución es objetora de conciencia, y esto es una vulneración a los derechos de cualquier mujer o niña. La objeción de conciencia debe ser una conducta individual de un profesional, la institución tiene que garantizar que haya profesionales dispuestos a llevar adelante esta práctica. Cuando esto no sucede, y si estamos en el ámbito de lo público, hay una vulneración de derechos por parte del Estado y lo hace responsable por negar ese derecho”, sentenció la abogada.

 

Entre los principales motivos para avanzar en esta práctica, están los riesgos del embarazo infantil forzado. Un informe del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem) de marzo del 2016, sobre las mal llamadas “niñas-madres”, el embarazo infantil es sumamente pernicioso a nivel personal y social, con importantes consecuencias negativas para la víctima y su entorno, en diferentes niveles de análisis.
“El riesgo de muerte materna para las menores de 15 años en países de bajos y medianos ingresos es el doble que el de las mujeres de más edad; y se enfrenta a mayores tasas de fístula obstétrica que sus compañeras de más edad”, señala el informe disponible en la web.
«Las consecuencias en la salud física tienen relación con el escaso desarrollo debido a la edad, ya que la niña aún está en edad de crecimiento. La placenta se nutrirá de la madre, que en realidad es una niña.
Eso significa que el feto en desarrollo absorberá calcio y otros nutrientes de una niña que todavía los necesita para sí misma. Asimismo, el embarazo incrementará la presión sobre el sistema cardiovascular”, explican desde el Cladem.
«El mayor peligro, sin embargo, es el piso pélvico. Las niñas sometidas a un parto natural pueden tener trabajo de parto durante varios días. La pelvis no crece por completo hasta más avanzada la adolescencia, lo que significa que las jóvenes pueden no ser capaces de empujar al bebé a través del canal de parto.
Otras consecuencias son anemia, nauseas, vómitos, infecciones urinarias o vaginales, así como complicaciones más severas, entre ellas la ruptura de membranas y parto prematuro”, advierten.
Por otra parte, señalan que “en relación a la salud mental, una proporción importante de niñas y adolescentes que dieron a luz informaron síntomas de depresión, ansiedad y, en particular las que fueron atacadas sexualmente, de estrés post-traumático», especifica el trabajo publicado por la institución.

 

 

Fuente: Patricia López Espínola, Periodista Feminista

 

 

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