Para colmo de males, este viernes se conocieron números flojos de actividad económica en Europa, algo que llevó aún más preocupación de los inversores y, por ende, hubo una venta generalizada de activos.
En este tipo de circunstancias, en el Gobierno creen que no conviene ir contra la corriente, y no es bueno desacoplar al peso. “No tiene sentido gastar balas o credibilidad cuando no es una cuestión del peso sino una cuestión global”, explican.
Luego de cruzar la línea de los $ 43 en el circuito minorista, el ambiente fue mejorando con correr de las horas, y la divisa estadounidense cerró en $ 42,86. A la mañana había más preocupación por la salida de capitales de los mercados emergentes, admitieron en Hacienda. Por la tarde, sin embargo, retornó la tranquilidad, al predominar una mirada un poco más mesurada en los mercados.
Lo que viene
Tal como lo remarcó el Ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, esta semana, el nivel de cierre en torno a $ 41,80 en el mercado mayorista de cambios, es prácticamente el mismo nivel de septiembre.
Mirando más hacia adelante, en el Gobierno esperan que comience a llegar «una buena oferta de dólares» al mercado doméstico.
Desde abril comienzan las licitaciones de los dólares del Tesoro (de hasta u$s 60 millones diarios) para convertirlos a pesos, y así hacer frente a sus obligaciones. “Eso es una fuente de estabilidad para el mercado”,consideran en Hacienda. Además, se espera una cosecha gruesa muy importante y un superávit comercial “abultado” para el año, añaden.
Lo cierto es que más allá de esta coyuntura, el contexto global puede constituirse en un foco de tensión en el tiempo, lo que podría presionar a las monedas emergentes, entre ellas, el peso, sin soslayar además la amenazante incertidumbre electoral.
Fuente: Ámbito