Eric Stolar, profesor de Genética en la Producción: “Sólo en Argentina la inversión en semillas transgénicas mueve más de mil millones de dólares al año”

En la serie de entrevistas sobre Organismos Genéticamente Modificados (OGM), sus cualidades y riesgos visitó los estudios de Misiones On Line TV el profesor de Genética en la Producción de la UNAM, Eric Stolar, quien explicó cómo se logran son estos organismos y destacó que para llegar a su desarrollo completo se necesitan varios años de estudios que son procesos muy costosos y por ello las compañías que los producen están empeñadas en lograr su patentamiento y comercialización para recuperar la inversión.

Sobre qué son los OGM Stolar ratificó, como ya habían comentado algunos colegas, que un organismo genéticamente modificado se entiende “aquel en el cual mediante técnicas de ingeniería genética se introduce un gen, puede ser uno o varios en una especie distinta, pero esta transmisión no es mediante los métodos tradicionales, clásicos, de cruzamiento entre individuos sino que son por medio de herramientas tecnológicas. Hay dos grandes vías uno es utilizando los mecanismos de una bacteria y la otra vía es donde se utilizan micro partículas de oro, como perdigones, se las recubre de la secuencia de ADN que nos interesa y con eso se bombardea la célula y de esa forma se introduce la misma, luego se inserta en lo que se busca después se pueda expresar. Ese es un mecanismo genéticamente modificado un organismo en el que por una vía distinta a la tradicional se inserta uno o varios genes de una especie en otra, incluso puede ser hasta un reino distinto de un animal a una planta”.

Costos de desarrollo

Explicó el profesor que esta es una tecnología sumamente cara, “el desarrollo justamente de este trigo que últimamente está en boca de todos, que es resistente a la sequía, es un desarrollo nacional que tuvo un costo que rondó los 10 millones de dólares para poder hacer la parte inicial del desarrollo. En otros cultivos como soja, maíz, el desarrollo termina y hasta la etapa final son decenas de millones de dólares. Son metodologías sumamente costosas, en consecuencia está muy acotado para aquellos genes que pueden tener un alto impacto dese el punto de vista económico, sobre todo desde el punto de vista productivo donde se pueda recuperar relativamente rápido la inversión cuando es desde el punto de vista del sector privado. Las grandes empresas semilleras lo que denominan transgénicos de primera generación lo que se hicieron es insertar la resistencia a un herbicida porque esta mismas empresas que producen las semillas también son los dueños de los agroquímicos, los herbicidas, entonces venden un paquete completo y les cierra perfectamente los números”.

Agregó que posteriormente aparece lo que se conoce como transgénicos de segunda generación, “donde ya se ha empezado a pensar en un aporte importante desde el punto de vista intraséutico o no necesariamente que pasen por la resistencia a herbicidas o agroquímicos como el tomate que aumenta la larga vida, resistencia a virosis en papayas o el zapallo, el desarrollo del arroz como aporte de vitamina ´A´ que se está comercializando en Asia para precisamente los problemas de avitaminosis de vitamina A”.

Rinde

Sobre el rinde de los transgénicos y el uso de herbicidas, el genetista aclaró que no se da solamente en los transgénicos destacando que lo mismo pasa con cualquier variedad mejorada con los métodos tradicionales, “en el resto, no necesariamente uno apunta a un rendimiento mayor, por ejemplo, el rendimiento mayor es potencialmente posible, pero sobre todo lo que se logra es disminuir costos con los costos de limpieza de malezas que es el tema de poder utilizar un herbicida. Aparte, hay otra cuestión que a veces no se tiene en cuenta en esta discusión, más allá de que todo herbicida como el nombre lo indica es un veneno, está desarrollado para controlar las malezas, algunos son más potentes o más fuertes que otros, son mucho más tóxicos y con las variedades tradicionales es más complicado el uso del glifosato sin perjudicar cultivos como el maíz o la soja. Se pueden utilizar pero siempre se corre el riesgo que si no se cuida la aplicación se resientan estos cultivos. La alternativa en estos casos es usar herbicidas mucho más específicos que también son mucho más tóxicos. Entonces cuando utilizo un herbicida como el glifosato que es de amplio espectro tiene un enorme impacto sobre el ambiente, menor en relación al otro grupo de herbicidas va a ser mucho más tolerado por este tipo de cultivos”.

Monocultivo

Respecto al monocultivo que es uno de los argumentos de quienes se oponen a este tipo de cultivos, Eric Stolar consideró que “ese temor es totalmente valido y correcto, los monocultivos son sumamente complejos es, justamente como el nombre lo indica, estamos siempre explotando la misma zona del suelo, extrayendo siempre los  mismos tipos de nutrientes que si no los vamos reponiendo ese suelo se va esquilmando, se va empobreciendo. Por otra parte, esta también relacionado con las prácticas de manejo y una cosa no quita la otra, puedo estar haciendo un  perjuicio más con monocultivo y no necesariamente con un transgénico. Puede ser con cualquier cultivo tradicional de la misma forma que puedo hacer una rotación de cultivos a pesar de estar utilizando un transgénico, tranquilamente se puede hacer una rotación de maíz y soja por ejemplo  entonces estamos utilizando una gramínea, una urbitacea como el zapallo, estamos utilizando una leguminosa  que aporta nitrógeno como es la soja y entonces el impacto es menor, hay una mayor diversidad dentro de lo que es un agro sistema, en ese contexto obviamente no es la diversidad de un ecosistema natural, pero reduce ese impacto, porque no es el problema de transgénico en si, sino del sistema de producción de ese productor en particular”.

Ley de Semillas

Se consultó, además, al genetista sobre la Ley de Semillas que si bien hay una en vigencia existen varios proyectos para introducirle modificaciones, a lo que destacó que “es sabido que este tema justamente genera muchos roces y hay muchos intereses, fuertes intereses económicos de por medio e indudablemente las empresas hacen una fuerte presión, un lobby para verse beneficiadas, sobre todo porque no solo quieren recuperar altos costos de inversión sino que quieren tener grandes niveles de ganancias. A nivel mundial hoy por hoy la producción de semillas está altamente concentrada en muy pocas manos, las grandes semilleras. Para dar una idea de este negocio, hablando solo de Argentina, únicamente de las semillas de los commodities, de los cereales como trigo, maíz, arroz, o la soja es un mercado que mueve más de mil millones de dólares al año solo en Argentina. Entonces hay una puja muy grande y por un lado esta lo que es la Ley de Semillas y por el otro lado se presiona por la Ley de Patentes que en ese sentid es más coercitiva y mucho más restrictiva y es a la que apuntan, sobre todo por los transgénicos porque ahí lo que se hace es patentar una molécula, como cualquier otra molécula química y al fin y al cabo todo este segmento de ADN que transmite ese gen de una especie a la otra, porque está prohibido patentar organismos vivos, sin embargo sí se pueden patentar moléculas”.

Biodiversidad

Consideró el catedrático que solo en algunos casos puede afectar la biodiversidad del entorno que rodea la plantación de semillas transgénicas, “el mayor problema, en este caso el maíz,  es el polen del maíz transgénico que existe la posibilidad de que polinice plantaciones de maíces tradicionales y en ese caso lo contamine con el componente transgénico y lo traspase a esos maíces. En cuanto al resto de los cultivos no los afecta directamente, más allá de lo que se plantea de los maíces de los pueblos originarios, no somos un centro de origen propiamente del maíz, un  problema más serio lo tiene Méjico que es la cuna del maíz, de donde surge, es prácticamente una gramínea silvestre que es la que dio origen al maíz. El maíz  no existe en la naturaleza tal como lo conocemos, el maíz es un producto del hombre. Por otro lado, que pasa con la fauna sobre todo en el caso del DT solo afecta a aquellas orugas de mariposas que se alimentan del maíz, si no se alimentan de maíz no le va a generar ningún tipo de inconveniente”.

Agregó sobre la ingesta de productos genéticamente modificados que en ese sentido no hay problemas, “todos los organismo vivos se alimentan de otros seres vivos, los vegetales son la excepción, por lo tanto las enzimas digestivas con las cuales procesamos y degradamos las proteínas, las grasas, los azúcares y el ADN son las que se encargan. Continuamente estamos comiendo ADN de animales, ADN de plantas, una persona promedio consume alrededor de un  gramo de ADN por día de bacterias de virus que están sobre nuestros alimentos, de plantas, de animales y no por eso nadie se transforma en un mutante”.

Consideró que un mayor riesgo en ese sentido es la automedicación de antibióticos y no se toma conciencia de la posibilidad de transmisión de resistencia de antibióticos que sí ocurre fácilmente dentro de la flora intestinal por el mal uso de los antibióticos.

Finalizada la entrevista, cuando ya se habían apagado las cámaras, Stolar agregó que, “la mejor prueba de que no hay ningún tipo de problemas es que desde hace años el maíz, la quirera y el expeler de soja que se compra en la agropecuaria para alimentar gallinas, cerdos, los terneros. El alimento que se compra en las diferentes agropecuarias del interior es todo soja y maíz transgénico, desde hace años los animales en la chacra cuando son suplementados es con semillas transgénicas y tranquilamente podemos ver que no hubo ningún tipo de inconvenientes al respecto”.

EP/E.J.

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