Reflexión del Pastor David Decena: Ser buenos administradores

La parábola de Lucas 19:11 al 26 muestra cómo todos vamos a tener que rendir cuentas de lo que fue puesto en nuestras manos. Eso significa que hay una necesidad de crecer en la responsabilidad que conlleva tener la administración de todos los aspectos de nuestras vidas. Veamos lo que nos dice la Palabra de Dios.

 
Todo en el Reino pasa por la administración. Si nosotros no podemos ser buenos administradores de lo que Dios puso a nuestra disposición, vamos a estar exponiéndonos al estancamiento y al retroceso.
La parábola relatada por Jesús muestra que todo aquello que se depositó en nuestras manos tiene que producir buenos frutos. Si tenemos una semilla, hay que convertirla en un árbol, y hacerla fructificar. Esa es nuestra responsabilidad. Porque daremos cuenta un día ante el Rey por lo que hacemos.
Eso es lo segundo que deja esta parábola. Jesús es “muy exigente” respecto a los frutos que espera. Él demandará que nosotros hayamos respondido con fidelidad a la responsabilidad que nos fue otorgada en la administración de lo que es suyo. Eso es lo tercero. Todo lo que tenemos es suyo. Por lo tanto, necesitamos sabiduría y responsabilidad para administrar algo que no nos pertenece. Es más, debemos ser conscientes que somos privilegiados de poder usar lo que no es nuestro. De esa manera seremos aún más responsables.
En cuarto lugar, está parábola muestra que Jesús toma lo que no depositó y cosecha lo que no sembró. Lo único que Él dio es el dinero y la semilla. Pero esto revela que, la buena administración, pasa por el accionar que desarrollemos nosotros con lo que Él nos entregó. No podemos ser pasivos. Él va a venir a buscar el fruto de nuestro trabajo.
CINCO AMBITOS QUE DEMANDAN BUENA ADMINISTRACION.
I- ADMINISTRAR NUESTRO TIEMPO.
“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.” (Efesios 5:15-16 NVI)
Jesús no se quedaba mucho tiempo en los lugares a los que iba a predicar. Solo un tiempo, y su tiempo era apremiante. Porque lo movilizaba su propósito. Lo mismo Pablo. Por eso un día le rogaron que se quede más tiempo en un lugar, y él no accedió (Hechos 18:20).

Todos podemos aprender a administrar correctamente nuestro tiempo, y una manera de hacerlo es por ejemplo utilizando una agenda, anotar qué cosas haremos y asignarles un tiempo a cada cosa, de esa manera podemos identificar en qué nos gastamos las horas de cada día y también podremos corregirlo si encontramos fallas, es decir que si estamos atentos a las cosas en las cuales gastamos nuestro tiempo, podremos analizar si eso nos acerca a nuestro propósito o no, y luego tomar decisions al respecto.

Administrar el tiempo con sabiduría y equilibrio, velar porque cada área de nuestra vida reciba el tiempo que se merece, tratar de lograr un equilibrio entre el tiempo dedicado a la familia, al trabajo, a la Iglesia, a los amigos, y siempre reflexionar si estamos acomodando el tiempo de acuerdo a nuestro propósito.

  1. ADMINISTRAR NUESTROS PENSAMIENTOS.
    “Todo lo que comen pasa a través del estómago y luego termina en la cloaca, pero las palabras que ustedes dicen provienen del corazón; eso es lo que los contamina. Pues del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia. Esas cosas son las que los contaminan. Comer sin lavarse las manos nunca los contaminará.” (Mateo 15:17-20 NTV)
    De la mente sale todo aquello que contamina. Por eso necesitamos cuidar nuestros pensamientos. Nosotros podemos controlar lo que pensamos y que sentimos. Velemos por eso diariamente, para que lo que agrada a Dios se cultive ahí. “Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.” (Filipenses 4:8 NTV)

 
III. ADMINISTRAR NUESTROS DONES Y CAPACIDADES.
“Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.” (Pedro 4:10 NTV)
Necesitamos poner a disposición de Dios los dones y las capacidades que Él nos ha otorgado. Cuando no lo hacemos, estamos estancándonos en nuestro crecimiento. Ser buenos administradores de nuestros dones tiene que ver con bendecir a los demás como un hábito que cultivamos constantemente.

Debemos aprender a poner nuestros denes al servicio de los demás en todas las áreas de nuestra vida (en la familia, en el trabajo, en el barrio, en la Iglesia, en todos los lugares donde nos relacionemos); porque ser sabios administradores es aprender a poner los talentos al servicio de los demás, y siempre hacer todo como para el Señor, porque servir a Dios es servir a la gente. No perdamos de vista que los dones crecen y se multiplican cuando son usados, cuando los entrenamos, es decir que la práctica hace al maestro, y eso se logra sirviendo a los demás.
IV- ADMINISTRAR NUESTRAS RELACIONES INTERPERSONALES.
“No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.” (Romanos 12:17-18 NVI)
Nosotros tenemos la capacidad de decidir cómo tratar a los demás. Yo no puedo decidir qué va a sentir el otro, pero si que voy a sentir yo. Y por lo tanto puedo administrar mi accionar para con otras personas. Tengamos relaciones sanas. Cortemos con quien debamos cortar. Y vinculémonos con quien debamos hacerlo. Honremos a todos. Respetemos a todos. Y no respondamos con la moneda con la que nos pagan.

  1. ADMINISTRAR NUESTRA ECONOMIA.
    “Los sabios tienen riquezas y lujos, pero los necios gastan todo lo que consiguen.” (Proverbios 21:20 NTV)
    El principio de la sabiduría es temer a Dios, entonces ser buen administrador es ponerlo en primer lugar en nuestra economía. Un buen administrador en la economía:
  2. a) Diezma y ofrenda, cumpliendo con uno de los mandamientos del Señor, dando el 10% de lo que el Señor me dió para tener el 90% restante lleno de bendición.
  3. b) No se endeuda: aprende a consumir aquello que realmente puede, a no gastar por gastar, a no comprar para aparentar, a esperar el tiempo correcto, a no utilizar la tarjeta de crédito para tener “ahora” lo que puedo comprar más adelante si ahorro un determinado tiempo, etc, etc.
  4. c) Es previsor y planificador: se maneja con presupuesto, es decir lleva anotado sus ingresos y también los gastos que debe afrontar en un mes, de forma de tener claramente identificados los mismos, y de poder analizar ¿En qué se va la plata?…de esa manera podremos descubrir que quizás gastamos más en salidas y ocio que en alimentos en nuestra casa, o que gastamos más en combustible para los paseos que en educación para nuestros hijos. Una vez que tenemos la información, podemos pasar a la acción, es decir cambiar aquello que debe ser cambiado.
  5. d) Bendice a otros: no olvidemos que siempre es más bienaventurado dar que recibir, así que en cuanto podamos, debemos llevar una vida austera que nos permita bendecir a quienes nos rodean, ya sea compartiendo alimentos, ropa, todo aquello que pueda ser de ayuda a otros que están en situaciones difíciles.
    Nosotros somos responsables de las semillas que Dios depositó en nosotros y de los frutos que ellas produzcan, y todos tarde o temprano vamos a rendir cuentas por la administración que hagamos de nuestro tiempo, de nuestros pensamientos, de nuestros dones y talentos, de nuestras relaciones interpersonales y de nuestra economía. Seamos obedientes y pidamos sabiduría de lo alto para hacer con excelencia la tarea.

Que Dios te bendiga y tengas una semana de completa victoria!

Pastor David Decena

Centro Familiar Cristiano Eldorado

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