Los humedales como aliados naturales para mitigar los efectos extremos del calentamiento global

Un ecosistema natural esencial para el desarrollo sostenible. Los humedales  son entornos de gran biodiversidad de los que dependen plantas, animales, las personas y, también, las ciudades. En el día en que se celebra el Día Mundial de los Humedales, bajo el lema “Los humedales y el Cambio Climático”, especialistas sostienen que son áreas que aportan una solución natural al calentamiento global.

 

Los humedales son zonas muy productivas, fuentes de agua y reservorios de diversidad biológica, donde innumerables especies vegetales y animales dependen de ellos para subsistir. Su conservarlos es vital para mantener el equilibrio de la temperatura del planeta.

 

Este es el día de un ecosistema único, lleno de vida y lugar de descanso de muchas aves migratorias. “Su celebración se convierte en una oportunidad para dimensionar su valor como ecosistemas estratégicos y por ser fuente de vida de una gran diversidad de flora y fauna que hay en las áreas protegidas del país”, expresaron desde Parques Nacionales de la Argentina.

 

 

cambEn una conferencia realizada el 2 de febrero de 1971 en la ciudad iraní de Ramsar, a orillas del mar Caspio, dieciocho naciones firmaron un tratado intergubernamental para la acción nacional y la cooperación internacional en la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos. Denominado “Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas”, fue el primero de los tratados modernos de carácter intergubernamental sobre conservación y uso sostenible de los recursos naturales. Su firma se recuerda, y celebra, cada 2 de febrero.

 

La importancia de su conservación se basa en que «la Tierra se calienta si se pierden». La pérdida y degradación de los humedales es muy preocupante, ya que contribuye al calentamiento climático al transformarse estos sumideros naturales de carbono en fuentes de emisiones. La quema y el drenaje de las turberas representan una décima parte de las emisiones anuales de combustibles fósiles, y la degradación de los humedales es responsable de casi una cuarta parte de la liberación mundial de metano.

 

Países como Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia están realizando un intenso trabajo de restauración de los humedales nórdico-bálticos para contribuir a regular el cambio climático y restaurar la biodiversidad. La pérdida de casi la mitad de estas turberas es responsable aproximadamente de una cuarta parte de las emisiones anuales de CO2 de la región.
En Asia, se ha calculado que los beneficios de los manglares del sur de Tailandia en materia de protección frente a las tormentas equivalen a alrededor de 10.000 dólares por hectárea. Se están restaurando los manglares en el estuario del río Krabi para proteger a las comunidades costeras de las tormentas tropicales. Indonesia también tiene previsto restaurar dos millones de hectáreas de turberas para evitar que se reproduzcan incendios devastadores como los de 2015 y 2016, provocados por la sequía y por el drenaje de las turberas.

 

El valor ambiental de los humedales

 

Desde Parques Nacionales explicaron que se trata de áreas saturadas o inundadas de agua de manera permanente o estacional -pantanos, turberas, esteros, ríos, lagos marismas, manglares, praderas de pastos marinos, arrecifes de coral-, cuya profundidad en marea baja no excede los seis metros. También son existen humedales artificiales como estanques de tratamiento de aguas residuales y embalses. En todos los casos el agua es el regulador principal que determina el tipo de comunidad biológica que lo habita.

 

Numerosas especies vegetales y animales, y también las personas, dependen de estos ecosistemas para vivir. Su existencia es una contribución fundamental a la salud y el bienestar humano. Además, en las lagunas y llanuras de inundación donde se encuentran densas formaciones vegetales, como los lechos de juncáceas, también actúan como barreras físicas que frenan el agua y retienen los sedimentos, aumentando la fertilidad y productividad natural de las llanuras inundables y contribuyendo a mejorar la calidad del agua. Los ecosistemas de humedales representan muestras significativas de abundancia y diversidad de recursos naturales de los que derivan un sinnúmero de bienes y servicios ambientales de importancia económica y ecológica.

 

En la Argentina, donde la Convención Ramsar entró en vigencia en 1992, existen 23 humedales de importancia internacional que en su totalidad alcanzan una superficie de 5.687.651 hectáreas. Ocho de estos sitios están vinculados con áreas protegidas bajo jurisdicción de la APN: parques nacionales Pre-Delta, Islas de Santa Fe, Laguna Blanca, El Palmar, Río Pilcomayo, Ciervo de los Pantanos e Iberá y el Monumento Natural Laguna de los Pozuelos.

 

Dos nuevos Parques con humedales en Argentina

En 2018 el país sumó seis nuevas áreas naturales protegidas a la jurisdicción de Parques Nacionales, alcanzándose así un récord histórico, superando la cifra de 1937 -cuando se habían creado cinco Parques Nacionales- y duplicando la superficie total protegida a nivel nacional.

Dos de los nuevos Parques Nacionales argentinos están estrechamente vinculados en sus objetivos de conservación con la protección de los humedales, integrando el cuidado de la biodiversidad y el uso racional de los recursos asociados.

A pocos kilómetros del centro de la Ciudad de Buenos Aires, el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos –creado por Ley del Congreso de la Nación el 10 de octubre de 2018 protege una superficie de 5.588 hectáreas de ambientes representativos de las ecorregiones Delta e Islas del Paraná, Pampa y Espinal en la provincia de Buenos Aires. Hogar de especies de aves como el misto y el federal, y peces como la mojarra y el bagre, protege además algunas especies amenazadas como el ciervo de los pantanos -que da nombre al área- y la pajonalera de pico recto. El ceibo, el sauco y el ombú junto a totoras y juncos forman parte de la lista de la flora presente en este sitio Ramsar que constituido como Parque Nacional resulta un espacio significativo para la conservación de la biodiversidad y la sustentabilidad de los servicios ambientales del humedal de la cuenca baja del río Luján.

Actualmente, Parques Nacionales trabaja en las tareas de reacondicionamiento de la infraestructura existente en la Reserva Natural Otamendi y creando la necesaria para el nuevo Parque Nacional Ciervo de los Pantanos que se inaugurará próximamente.

 

En la región del Litoral, el Parque Nacional Iberá, ubicado en la provincia de Corrientes y conocido como el “pantanal argentino”, conserva 183.500 hectáreas de esteros, lagunas y bañados. Es uno de los parques más extensos del país y tiene una importancia vital para los recursos hídricos de la región. Hábitat de una sorprendente biodiversidad, entre su fauna se cuentan el yacaré overo, el ciervo de los pantanos, el carpincho y más de tres centenares de especies de aves como el cardenal amarillo y el yetapá. De su flora se destaca el aguapé, también conocido como camalote, que habita en las aguas brillantes de los esteros.

 

 

 

 

Fuente: EFE, El Público (España) y Parques Nacionales de Argentina

 

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