«Yo cierro los ojos y veo lo mismo, el pozo», reveló José Roselló, el padre del pequeño Julen, que falleció tras caer en un pozo de 28 centímetros de diámetro y más de 70 metros de profundidad en España. «Y me maldigo, maldigo ese día. En qué mala hora fui yo allí… Ya no volveré a ir al campo. Ni me comeré más un plato de paella», aseguró.
En una entrevista cuenta que él y su mujer, Vicky, viven en las casas de sus amigos. «Antes, vivíamos con mi familia, pero cuando pasó lo de Óliver (su primer hijo murió en 2017) nos tuvimos que ir porque todo eran recuerdos. Y ahora igual. Entras y empiezas a ver muñecos, pelotas… Llevamos tres o cuatro días quedándonos en la de un amigo y solo vamos a la nuestra para dormir», cuenta José.
Julen Roselló murió al caer a un pozo profundo y estrecho pero su cuerpo fue encontrado más de una semana después tras un gran operativo con mineros que puso en vilo al país.
El pequeño cayó por accidente, según sus padres, el 13 de enero en un pozo abandonado de 25 centímetros de diámetro y más de 100 metros de profundidad cavado para buscar agua. Estaba jugando en un terreno perteneciente a un familiar mientras sus padres almorzaban cerca del pozo, que según las autoridades se cavó sin autorización.
«Estamos eternamente agradecidos a la Guardia Civil, bomberos, mineros, ingenieros, operarios, psicólogos, emergencias 112, voluntarios de Protección Civil, vecinos de Totalán, de El Palo…
A la mujer que nos cedió la casa, al coronel –Jesús Esteban– y a la subdelegada –María Gámez–, que me han escuchado, con mis quejas, con mis protestas, pero que nos han dado un trato maravilloso. Y a los periodistas, que nos escucharon cuando pedíamos más medios para la búsqueda y que, salvo excepciones, nos han tratado bien. Nos hemos sentido muy arropados», repitió varias veces durante la entrevista. Sin embargo aclaró: «Aunque el dolor no me lo quite nadie, estaré eternamente agradecido».
(Infobae) A. C