La desesperación tras el colapso de la represa en Brasil: los familiares buscan víctimas en el barro

A menos de una semana de la tragedia en Minas Gerais, se registran 99 muertos y 259 desaparecidos. Detuvieron a cinco ingenieros encargados del mantenimiento de la obra.

Bajo un sol abrasador, Tereza Ferreira Nascimento escarbaba en el barro con herramientas de jardinería el miércoles en busca de su hermano Paulo Giovane dos Santos, resignada a la realidad de que probablemente esté muerto cinco días después de romperse una represa de desechos mineros en el sureste de Brasil. Es uno de los tantos casos similares: presos de la impotencia, los familiares y vecinos de Brumadinho están desesperados por encontrar a los desaparecidos. Hacen lo que pueden.

Tras desplomarse la represa propiedad de la empresa Vale, un mar de barro cubrió varias zonas de la ciudad de Brumadinho, en Minas Gerais, al sureste de Brasil. Hasta el momento se registran 99 personas muertas y la desaparición de 259.

A medida que continúan los trabajos de búsqueda y rescate, las autoridades brasileñas intentan retardar el avance del barro rojizo con altas concentraciones de óxido de hierro, el cual baja por un riachuelo y amenaza con contaminar un río mucho más grande que provee de agua potable a poblaciones de cinco estados.

En tanto, los desechos cambiaron el color del río Paraopeba, normalmente verdoso, unos 18 kilómetros río abajo de Brumadinho, donde se encuentra la represa. El Paraopeba desemboca en el Sao Francisco, un río mucho más caudaloso que provee de agua potable y de riego a cientos de municipios y ciudades más grandes como Petrolina, en el estado de Pernambuco, a 1.400 kilómetros de Brumadinho.

En la comunidad indígena de Pataxco, próxima al río Paraopeba, podían verse peces muertos y restos como sandalias de plástico en la orilla. «Usábamos el río para bañarnos, pescar, para sacar agua para nuestras plantas, y ahora no podemos hacer nada de eso», dijo Hayo, uno de los integrantes.

La contaminación en los ríos donde se tiran residuos mineros, que contienen altos niveles de partículas finas de hierro y otros metales pesados, puede durar años o décadas, señaló Joao Paulo Machado Torres, un profesor que dirige el programa de biofísica ambiental de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Los esfuerzos para limpiar los daños ambientales causados por ese incidente siguen en marcha, y Machado Torres dijo que reparar los provocados por el accidente del viernes supondrá «un gran esfuerzo para recuperar cualquier tipo de vida».

(TN) A. C

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