Así preparan la economía para las elecciones

“Hijo, te felicito por bajar la tabla del baño, por hacer la cama y por lavarte los dientes después de comer golosinas. No importa que tengas 8 materias abajo en el colegio, que fumes a los 15 años y que te vuelvas a casa borracho de vez en cuando.”

Es dudoso que algún padre o madre pudiera decir estas palabras alguna vez, pero reflejan la sensación que me produjo escuchar las declaraciones de Christine Lagarde felicitando al Ministerio de Hacienda argentino. Una madre permisiva, que sabe que está todo mal pero que prefiere señalar nuestros pocos logros y decir que así vamos bien.

Un informe publicado este mes por MacroView S.A. deja en evidencia que la economía de los últimos cuatro años da pocas razones para que el gobierno se sienta orgulloso. Mucho se discutió el peso de la herencia kirchnerista, pero lo cierto es que Cambiemos se acerca al final del mandato iniciado en 2015 sin haber resuelto ninguno de los problemas que heredó, y habiendo agregado varios de su propia cosecha.

La inflación, uno de los temas que más preocupa a los argentinos, y que está siempre presente en la agenda electoral, se acerca a un promedio anual del 33%. Es decir, la peor performance de un gobierno desde Alfonsín. La pobreza había sido uno de los caballos de batalla de la campaña de Cambiemos; sin embargo, muy lejos de alcanzarse el objetivo de “pobreza cero”, Macri se vio obligado, en septiembre, a admitir que esta continuaría aumentando. El desempleo alcanzó en 2018 su nivel más alto en los últimos doce años.

Todas estas cifras abstractas tienen un correlato muy palpable en el bolsillo y en la realidad cotidiana de los argentinos. Tarifazos, dificultades para llegar a fin de mes, imposibilidad de ahorrar, y una economía que no parece capaz de darnos ni una buena noticia. Haber planchado al dólar en 38 pesos se presenta como un gran logro, pero solo lo podemos ver así si nos olvidamos de que hace nada más que un año estaba a 18.

En este contexto, ¿qué significa la felicitación de Lagarde? La directora del FMI afirma que el gobierno logró estabilizar la economía y que esto resulta fundamental para asegurar un crecimiento a mediano plazo. Cuidado con la letra chica: a mediano plazo, porque para este año, augura el Fondo, seguirá cayendo. Aunque Dujovne y compañía se muestran sonrientes, para el argentino común y corriente estos diagnósticos no significan nada. No dicen que su situación vaya a mejorar, y de hecho parecen indicar lo contrario.

Pero no, el mensaje no está dirigido a él. La foto y la declaraciones forzadas de Lagarde están destinadas al círculo rojo, a quien se busca incentivar y dar confianza para que siga moviendo la maltratada economía. Estas señales tratan de llevar calma a los capitales extranjeros, a los que también se busca seducir con la posibilidad de que Macri sea reelecto este año (lo cual no es ni mucho menos una certeza). Argentina siempre da la impresión de esforzarse demasiado pidiendo una segunda oportunidad.

El gobierno se recuesta en logros imperceptibles, o se enorgullece de avanzar una casilla después de retroceder cinco. Pero para salir adelante, ¿no necesitamos un plan? Para llevar a cabo un plan económico exitoso es necesario un gestionador de noticias y de recortes duros, al estilo de Remes Lenicov en el gobierno de Duhalde, que allane el camino para que venga un componedor y acomode los tantos del crecimiento, como fue en ese entonces Roberto Lavagna.

Pero ni siquiera esto parece posible en un contexto en el que se busca minimizar el costo político, sonreír para la foto y decir que todo va bien aunque nadie lo note. Se quiere complacer a todos pero no se logra complacer a nadie. Es obligatorio evitar las malas noticias con las elecciones tan cerca, pero, ¿cuánto más tendremos que esperar para que llegue un plan? En caso de que Macri sea reelecto, ¿cambiará el rumbo, o serán otros 4 años de patear la pelota para adelante?