El segundo, que se anticipa la posibilidad de que la Fed ponga en práctica antes de lo esperado el fin del endurecimiento de la política monetaria (Quantitative Tightening).
Más liquidez y tasas estables fueron los ingredientes que dispararon la vuelta de los grandes fondos a mercados emergentes. Cifras estimativas muestran un flujo progresivo tanto a bonos como a equities. Un cálculo provisorio al día 24 de enero sugiere que en apenas 3 semanas de negocios regresaron a emergentes la mitad de los u$s38.000 millones que se fueron en 2018.
Parte de esos fondos se destinaron a ADR de acciones argentinas que cotizan en Wall Street y otro tanto a bonos soberanos. Acciones de bancos ganaron 24%, el ETF de papeles argentinos (ARGT) avanzó 14,6%, casi el doble de la suba del que sigue al equitiy de emergentes (EEM). Y el riesgo-país se desplomó de 830 a 666 puntos básicos en menos de un mes.
Pero también la combinación de este escenario externo favorable y el contexto local de altísimas tasas reales y dólar aletargado está atrayendo a los entusiastas del “carry trade”. Si había alguna duda, se disipó el viernes cuando el dólar se derrumbaba con un volumen operado de más de u$s850 millones y compresión de la tasa implícita en el futuro de febrero.
Frente a este panorama, varios economistas y traders comenzaron a preguntarse más insistentemente qué debería hacer el Banco Central. A una semana de la reunión mensual del Comité de Política Monetaria (Copom), donde se definirán los lineamientos de febrero, hay quienes opinan que hay margen para bajar más aceleradamente las tasas de interés de las Leliq.