En Cosquín también hubo espacio para homenajear a la trova rosarina

La formación actual de la trova rosarina con Adrián Abonizio, Jorge Fandermole, Juan Carlos Baglietto, Silivina Garré, Rubén Goldín y Fabíán Gallardo, se presentó  en el Festival de Cosquín, en Córdoba. Esta noche, la segunda luna  festivalera tendrá como figuras a Luciano Pereyra, Peteco Carabajal, Destino San Javier y Julieta Marucco.

El 14 de mayo de 1982 es la única fecha en mi vida que no me olvido». Juan Carlos Baglietto tiene los ojos vivaces y una fuerza en el gesto que le cambia la actitud corporal. Ese día cambió su vida artística. Baglietto junto a un seleccionado de músicos rosarinos llegaba al estadio Obras Sanitarias. Se libraba la guerra en las Islas Malvinas y toda una generación de jóvenes se descubría cantando los himnos interpretados por ese cantante pelilargo y barbado, de imagen crística.

El lanzamiento del disco debut Tiempos difíciles de Juan Carlos Baglietto se transformó en la presentación oficial de la trova rosarina y desató un fenómeno popular inesperado.

«Si uno mira la historia de cada uno después de lo que pasó en los ochenta hubo una evolución de todos como artistas. La trova no es algo de museo», apunta Fandermole, autor de «Era en abril», uno de los himnos de la trova.

El fenómeno de la trova rosarina emergió en un contexto particular para la música argentina. Tras un decreto de la junta militar que prohibía pasar música en inglés en las radios los sellos empezaron a editar y promocionar a los grupos del rock local. Fue una explosión comercial para un movimiento que no ocupaba espacio en las radios en los ochenta. «Era algo triste que eso pasara por la guerra. Por otro lado se empezó a pasar sólo música en castellano y eso generó una explosión inédita», recuerda Goldín

A un mes de su edición de Tiempos difíciles-compuesto por un repertorio de autores rosarinos, donde figuraba un novel Fito Páez con cinco canciones- fue certificado disco de oro. A fin de año ya se había convertido en uno de los discos más vendidos de 1982 con más de cien mil unidades y Charly García lo elegía como el mejor del año. El productor artístico de la EMI no quería perder el furor del momento y metió al grupo adentro del estudio de grabación para sacar un nuevo álbum, a pocos meses de salir el primero. «Era una locura pero el productor artístico del sello tenía miedo que el furor decayera y que el éxito del primer disco nos matara y quedáramos anclados ahí», apunta Baglietto.

El impacto popular de la trova fue tan fuerte que aparecieron dobles de Baglietto cantando en pueblos perdidos de Rosario y personas anónimas hacían circular mil historias sobre el trasfondo real de las canciones icónicas del grupo. Los seis integrantes de la trova actual se ríen de la mitología que se armó alrededor de sus temas. «Se decía que ‘Mirta, de regreso’ aludía a la dictadura. La gente lo asoció a esa época pero en realidad era una canción que hablaba de un tipo que había estado guardado en la cárcel», cuenta Abonizio, su autor. Mientras que «Era en abril» tuvo interpretaciones más trágicas. «Muchas veces escuché que hablaba de un bebé que habíamos perdido con Juan (Baglietto). Nada que ver. La letra la escribió Fandermole a los 16 años», asegura Garré.

En ese desembarco oficial de la trova, donde estaban Garré, Goldín, Marco Pusineri en batería, «Zappo» Aguilera en percusión, Sergio Sainz en bajo, también llegó como integrante de la banda un joven Fito Páez en los teclados. El músico no solo destacaba dentro del grupo por sus ideas musicales, sino por su producción de canciones y uno de los grandes hits de la trova: «La vida es una moneda». «Nadie se imaginaba todo lo que su aparición iba a producir para la música popular argentina. Eso habla del estado de inconsciencia que teníamos en ese momento con todo lo que estaba pasando», acota Baglietto ahora.

Los libros de historia del rock también dicen que Tiempos difíciles se iba a llamar originalmente Tiempos en guerra, cosa que desmienten ahora los integrantes de la trova. «Nos estamos enterando por vos», señalan. El origen de la denominación de trova rosarina está repartida entre los que dicen que surgió del periodismo y los que se la atribuyen a Julio Avigliano, manager de Juan Carlos Baglietto. «Esa fue la persona que más confianza nos tuvo desde el principio. Recuerdo que llevó a las compañías una grabación de un recital que habíamos hecho en Chaco que se escuchaba mal. Lo rebotaron dos veces en los sellos antes de llegar a EMI. Fue también el que convenció al productor artístico para que nos grabe el disco. Lo llevó a un concierto que había organizado la revista Humor en contra de la llegada de Frank Sinatra a la Argentina. Ese día vio nuestra actuación en vivo y se terminó de convencer», dice Garré.

Fuente La Nación

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