María Elena Markendorf, la misionera que entregó su vida a la danza: «al que le apasiona bailar, que nunca desista»

Profesora y coreógrafa profesional, con una faceta artística formada y con una trayectoria ampliamente reconocida y elogiada. La bailarina visitó los estudios de MisionesOnlineTv y contó cómo transitó este camino artístico y qué enseñanzas le dejó.


Maria Elena Markendorf, es oriunda de la localidad de 25 de Mayo. Cuenta que durante su infancia, el pueblo era aún una colonia y que “la simpleza y el esfuerzo por progresar – en todo sentido – es lo que caracterizaba a la gente de allí”. Entre sonidos de chotis y balerones que sonaban en el viejo radio de su casa creció la bailarina de danzas clásicas que años más tarde se convertiría en una referente de esta disciplina en toda la Provincia.

Según María Elena, fueron cuestiones del azar las que la llevaron a conocer la danza. Comenta que desde pequeña, en un televisor en blanco y negro, había visto por primera vez unas bailarinas de danza clásica y sin saber bien de qué se trataba, con la tierna edad de 7 años y todavía aprendiendo el idioma castellano, dijo “eso quiero hacer yo”.

Un médico le había recomendado a mi madre que yo estudiara algo referido al arte. Por eso fui a inscribirme a un instituto. Pero el arte es bastante amplio y comprende muchas disciplinas. De casualidad, al lado de este instituto había una academia de danzas que me llamó mucho la atención. Allí me preguntaron que tipo de danza me gustaría bailar y me dieron a elegir entre folklore, española o clásica, sin conocer bien de qué se trataba cada una, elegí la clásica”, cuenta Maria Elena.

Desde ese momento, siendo todavía una niña, su formación nunca más se detuvo.

Corría el año 1993 y María Elena tenía 23 años. Luego de capacitarse con una profesora rusa quien le enseñó sobre la técnica Vaganoba – una de las escuelas más famosas e influyentes de ballet clásico del mundo – fue seleccionada por esta misma profesora de entre un grupo de bailarinas para viajar a Moscú – Rusia a realizar el Máster en Metodología y Técnica de la danza Clásica rusa.

Luego de haber viajado a las frías regiones de Euro-Asia y haber especializado su técnica, en el año 2000 viajó para formarse en la Técnica Clásica cubana en La Habana con el Ballet Nacional de Cuba.

Para María Elena cada uno de estos viajes le mostró otra manera de concebir la danza “es otra cabeza, es entregarse al %100 al arte, porque al fin y al cabo es ese nuestro trabajo”.


Toda la capacitación permanente sin dudas es una tarea ardua y sacrificada, en ese sentido la entrevistada comentó “son horas y horas de trabajo para que vos estés en el escenario un minuto – que es lo que dura un variación de repertorio – tal vez más, pero dentro de ese tiempo hay dos o tres segundos que vos te sentís completamente realizada y hace que valga la pena todo el esfuerzo”.

María Elena también identifica dos facetas del profesional de la danza y cuenta “el bailarín tiene dos momentos constantes, uno es el de la clase, en la que tiene manejarse con mucha humildad, lo cual es difícil para ellos, para adquirir conocimientos y aceptar las correcciones y a partir de ahí introducirlas en el cuerpo. Y por otra parte la faceta del ego, en el escenario olvidarse de la humildad y pensar que sos la o el mejor que está pisando ese escenario, porque tenés que lograr llegar al público y conseguir ese aplauso que es tu recompensa”.

Siempre decirle, al que le apasiona la danza, que nunca desista, que todos podemos ser grandes bailarines y no es por vender este tipo de arte, sino que es la realidad. Ahora hay nuevas escuelas que te dan diferentes elementos como la preparación física, y que si vos amas lo que haces, capacitandote en estas nuevas escuelas que son duras y te desgastan un montón pero te hacen llegar a ser un buen profesional de la danza”, concluyó.


DL/EP

 

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